En su informe mensual, la Conab ajustó hoy su estimación de producción de 93,38 a 86,50 millones de toneladas, lo que marcó un quebranto del 15,5% frente a los 102,52 millones de la campaña anterior
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La Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil, ratificó hoy en su informe mensual de estimaciones agrícolas el grave impacto del clima adverso sobre los cultivos de maíz, al reducir de 93,38 a 86,50 millones de toneladas su cálculo sobre la cosecha total del cereal en el ciclo 2020/2021, que atravesó fases de sequía, de excesos de humedad y –recientemente– de heladas. El volumen ahora proyectado implica una merma del 15,5% frente a los 102,52 millones de toneladas recolectados en la campaña 2019/2020 y del 20,6% respecto de los 108,97 millones calculados en abril.
Una de las consecuencias más notables de esta caída se verá en el mercado de exportación, donde Brasil disputa campaña tras campaña el segundo puesto del podio con la Argentina, ambos a distancia de Estados Unidos, que es la principal potencia para este cultivo. En efecto, la Conab proyectó las ventas externas brasileñas en 23,50 millones de toneladas, por debajo de los 29,50 millones previstos en julio y un 32,6% debajo de los 34,89 millones despachados en la campaña anterior. Los operadores prevén que el lugar que deje desatendido la oferta de Brasil será cubierto por grano de Estados Unidos, de la Argentina y de Ucrania.
Cabe recordar que el Ministerio de Agricultura de la Nación proyectó las exportaciones argentinas de maíz 2020/2021 en 38,50 millones de toneladas, un volumen que implica un alza del 6,1% frente a los 36,30 millones de la campaña anterior.
Mala segunda cosecha
Brasil cuenta con tres cosechas de maíz por ciclo comercial, pero una de ellas, la segunda, es la que aporta poco más del 70% al volumen total. Y fue justamente esa, denominada tradicionalmente como safrinha, la que concentró el impacto negativo del clima. Respecto del trabajo de julio, hoy la Conab redujo su estimación de 66,97 a 60,32 millones de toneladas, una cifra que marcó una caída del 19,6% frente a los 75,05 millones obtenidos un año atrás. Ayer la consultora AgRural relevó el progreso de la recolección de la safrinha sobre el 58% del área apta.
Otra de las consecuencias que generó la caída de la oferta de maíz en Brasil fue la necesidad de acelerar las importaciones para intentar enfriar la escalada de los precios internos del cereal, factor que afecta de manera particular a la ganadería. En este sentido, si bien hoy la Conab mantuvo sin cambios, en 2,30 millones de toneladas, su previsión sobre las compras externas de maíz, dicho volumen ya resulta un 58,6% superior al de la campaña anterior, de 1,45 millones. Y la Argentina sería el principal país proveedor del grano para Brasil, dado que Paraguay, que normalmente abastece las necesidades de los consumos brasileños, este año también tuvo problemas con su cosecha.
Al respecto, como informó LA NACION recientemente, en el primer semestre del año las exportaciones argentinas de maíz a Brasil escalaron un 906,7% respecto de igual segmento de 2020, al pasar de 33.000 a 332.222 toneladas. Aun sin datos oficiales de julio, los operadores consideran que la tendencia se acentuó en el séptimo mes, con negocios que se concentran sobre el sur de Brasil, donde el grano argentino resulta competitivo por proximidad.
Esto último fue lo que aseguró a fines del mes pasado la firma JBS, una de las grandes productoras de alimentos de Brasil –tiene las marcas Swift, Friboy y Pilgrim’s, entre otras– en un comunicado, donde señaló que la excelente cosecha en la Argentina brindó una oportunidad para las importaciones a precios más competitivos. “En promedio, el precio del maíz importado está entre 15 y 20 reales por cada saco de 60 kilos más competitivo que el grano local, tanto para las regiones sur como sudeste”, indicó. Y añadió que la empresa ya reservó unos 30 cargamentos del grano argentino, que serían equivalentes a entre 1,3 y 1,5 millones de toneladas, en un ciclo comercial que, según JBS, Brasil debería importar “al menos 4 millones de toneladas”.
Y la tercera consecuencia relevante para el mercado es la caída proyectada por la Conab sobre las existencias finales. Respecto del informe de julio, el organismo ajustó su expectativa de stock para el cierre de la campaña de 5,47 a 5,14 millones de toneladas. Ese volumen que quedaría de remanente implica una caída del 51,5% frente a los 10,60 millones con que cerró el ciclo 2019/2020. Este dato será un fundamento de presión para la nueva campaña que no debería “fallar” para aliviar la tensión que hoy existe entre la oferta y la demanda del grano, sobre todo puertas adentro del país.
Luego de la publicación del informe de la Conab, ahora el mercado de granos seguirá con atención pasado mañana el reporte mensual del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que en julio estimó la producción 2020/2021 de maíz brasileño en 93 millones de toneladas; las exportaciones en 28 millones, y las importaciones, en 3,50 millones.
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