En su primer reporte sobre la nueva campaña, la Compañía Nacional de Abastecimiento proyectó la producción brasileña en 166,05 millones de toneladas, un 12,67% por encima del ciclo agrícola anterior; se espera una normalización de las tareas de campo en la segunda quincena del presente mes
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Con el retorno de las lluvias al centro de Brasil, la región que más humedad necesitaba para dejar atrás casi tres meses de déficit hídrico y para favorecer el avance de la siembra de soja, el camino hacia una cosecha récord parece estar allanado. Al menos así lo consideraron ayer los técnicos de la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Desarrollo Agrario brasileño, que en el primer informe mensual de estimaciones agrícolas con cifras para la campaña 2024/2025 proyectaron la producción de la oleaginosa en 166,05 millones de toneladas, un volumen inédito que en las planillas implicó un salto del 12,67% contra los 147,38 millones recolectados en la temporada anterior y que relegó a la anterior mayor marca histórica, de 154,61 millones de toneladas, lograda en el ciclo 2022/2023.
Para llegar a la cifra récord se estimó una intención de siembra de soja sobre 47,33 millones de hectáreas, un 2,82% superior a los 46,03 millones del ciclo anterior. Además, se calculó un incremento del rendimiento promedio entre campañas del 9,56%, con una transición de 3202 a 3508 kilos por hectárea. “El aumento porcentual del área destinada a la soja es el menor de los últimos seis años, como reflejo de la presión de los bajos precios internacionales durante el presenta año y de la expectativa de nuevas caídas durante 2025″, dijo la Conab.
El lunes, en su reporte semanal sobre el estado de los cultivos, este organismo relevó el avance de la siembra de soja en Brasil sobre el 9,1% del área prevista, frente al 5,1% del informe anterior y al 19% de igual momento de 2023. Paraná encabeza las labores, con el 33% de la superficie ya cubierta, seguido por Mato Grosso do Sul, con el 20%. En Mato Grosso, que es el principal Estado productor, la Conab reportó un progreso de la siembra sobre el 7,8% del área, lejos de 35,2% de igual fecha del año pasado. Ahora, con las buenas lluvias previstas para los próximos días sobre el centro de Brasil, los operadores esperan que se puedan superar los atrasos vigentes en la siembra.
“Incluso con las actuales demoras en las tareas de siembra es posible obtener una cosecha récord como la proyectada por la Conab si el clima ayuda durante el desarrollo de los cultivos en los próximos meses”, dijo a LA NACION Ana Luiza Lodi, especialista en Inteligencia de Mercados de StoneX Brasil, firma de origen estadounidense que estimó el volumen de la producción brasileña de soja en 165 millones de toneladas.
En opinión de Daniele Siqueira, analista de la consultora AgRural, los números planteados por la Conab son posibles de alcanzar. “El retraso en la siembra no amenaza aún ni el tamaño de la superficie, ni la producción proyectada y se espera que las tareas de campo se aceleren durante la segunda quincena de octubre si se confirman los pronósticos de una mejora en el régimen de precipitaciones sobre el centro del Brasil. Con clima a favor, la producción de soja podría ser realmente grande en esta campaña. Nuestra actual estimación es de 169 millones de toneladas”, destacó.
Ambas especialistas en el mercado de granos consideraron que esta primera proyección oficial de la nueva cosecha brasileña debería tener un bajo impacto sobre el actual rumbo de los precios de la soja en Chicago, ya de por sí deprimidos por al acelerado ritmo de la cosecha récord estadounidense –progresó sobre el 67% del área apta–, que se prevé en 124,70 millones de toneladas. De hecho, de las once ruedas de operaciones celebradas durante octubre en la plaza estadounidense, solo en dos el cierre fue positivo para la oleaginosa. Ayer la posición noviembre retrocedió US$1,84 y quedó con un valor de 364,13 dólares por tonelada.
“La chance de una cosecha récord en Brasil ya estaba asumida por el mercado y, de hecho, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) prevé una producción mayor que la proyectada por la Conab, con 169 millones de toneladas. Sin embargo, la perspectiva de que la oferta global vuelva a superar el consumo mundial sigue presionando sobre los precios”, advirtió Lodi.
En referencia a esto último, el viernes, en su informe mensual, el USDA proyectó la producción mundial de soja 2024/2025 en 428,92 millones de toneladas y el consumo, en 402,72 millones, con crecimientos del 8,67 y del 4,93% respecto del ciclo 2023/2024, respectivamente. Además, el organismo marcó un incremento del volumen de las existencias finales mundiales entre campañas del 19,83%, al pasar de 112,37 a 134,65 millones de toneladas. Y para completar un panorama poco halagüeño para las perspectivas de los precios, las importaciones chinas de soja fueron calculadas en 109 millones de toneladas, por debajo de los 112 millones de la temporada comercial precedente.
Cifras conservadoras
“Considero que las cifras planteadas por la Conab son conservadoras, pero tienen sentido. Es bastante común que el USDA y la Conab sean cautos en sus primeras proyecciones de la nueva temporada. Entiendo que el atraso en la siembra no necesariamente reduce el potencial de producción. Por el contrario, en determinadas ocasiones demorar la implantación ayuda a que las plantas se desarrollen mejor, dependiendo del clima posterior. Esto lo vimos en la campaña anterior, donde se vieron beneficiados los cultivos sembrados más tarde en el centro-norte del país. Todo dependerá del tiempo de ahora en más. Si las condiciones ambientales siguen mejorando, como lo muestran los mapas de octubre y de noviembre, podríamos recoger una cosecha completa en Brasil”, explicó a LA NACION Luiz Fernando Gutierrez Roque, analista de la consultora brasileña Safras & Mercado, que proyecta el potencial productivo de la soja en la nueva campaña de Brasil en 171,80 millones de toneladas.
Dentro de la batería de cifras presentadas ayer por la Conab para el ciclo 2024/2025 del complejo sojero brasileño, las exportaciones de grano sin procesar las calculó en 105,54 millones de toneladas, un 14,18% por encima de los 92,43 millones de la campaña anterior.
“El número planteado por la Conab para las exportaciones de poroto de soja también tiene sentido, a pesar de que para Safras & Mercado el potencial será de 107 millones de toneladas. Si el país logra la cosecha que hoy se augura podremos alcanzar esa cifra de ventas que también resultaría récord histórico”, dijo Gutierrez Roque.
Acerca de la exportación de los subproductos de la soja, un sector donde Brasil compite directamente con la Argentina, que aún mantiene su posición de liderazgo, la Conab estimó las ventas externas de harina de soja sin cambios, con 22 millones de toneladas, mientras que los despachos de aceite durante el ciclo comercial 2024/2025 los proyectó en 1,40 millones de toneladas, por encima de los 1,15 millones de la temporada anterior.
El viernes, el USDA en su reporte mensual de estimaciones agrícolas calculó la producción 2024/2025 de soja argentina en 51 millones de toneladas y pronosticó las exportaciones de harina de soja en 27,30 millones y las de aceite, en 5,50 millones, por encima de los volúmenes de la campaña anterior, de 24,70 y de 5,44 millones de toneladas, respectivamente.
El maíz apuesta por la productividad
Acerca del maíz, un cultivo que en Brasil se produce en tres etapas, la Conab estimó ayer la cosecha total 2024/2025 en 119,74 millones de toneladas, por encima de los 115,70 millones del ciclo anterior, pero lejos del récord 2022/2023, de 131,89 millones de toneladas. La cifra oficial también quedó a distancia de los 127 millones de toneladas proyectados el viernes por el USDA.
La leve mejora prevista por la Conab fue adjudicada a la productividad, que se augura en 5701 kilos por hectárea, contra los 5495 kilos anteriores, dado que en materia de área sembrada, se pronosticó un ligero recorte, de 21,05 a 21 millones de hectáreas.
De esas tres etapas en las que se divide la campaña del forrajero, la segunda, denominada safrinha, es la más relevante, ya que debe responder por el 79% de la oferta total, con 94,63 millones de toneladas, un volumen superior a los 90,26 millones 2023/2024. Estos cultivos se siembran tras la cosecha de la soja, por eso, buena parte de su destino está atado a lo que suceda con los tiempos de la oleaginosa, de ahí que las cifras proyectadas ayer mantienen un carácter de preliminares.
“Aún es pronto para estimar la producción de maíz brasileño 2024/2025. En AgRural lo haremos recién a partir de diciembre. Sí me parece importante señalar que en las últimas semanas los precios del forrajero subieron marcadamente en el mercado de Brasil y alcanzaron sus mayores niveles nominales en un año y medio. Esta mejora podría, eventualmente, traducirse en una mayor superficie destinada a la safrinha. Es probable que la Conab evalúe esto en los próximos meses”, destacó Siqueira a LA NACION.
Para Gutierrez Roque las proyecciones oficiales para el maíz brasileño, de momento, son muy bajas. “Si bien es temprano para hacer estimaciones más asertivas respecto del área y de la cosecha, los números del USDA nos parecen más cercanos a la realidad. Para Safras & Mercado el potencial de la campaña es de 133,60 millones de toneladas. Por ahora entendemos que, aún con los retrasos vistos en la siembra de soja, quedará una ventana para sembrar toda el área prevista para el maíz sin grandes contratiempos, sobre todo si se cumplen los pronósticos y el tiempo sigue mejorando para los trabajos en el campo”.
Por las experiencias recientes, Lodi contó que las cifras de la Conab respecto del maíz vienen ubicándose debajo de las planteadas por buena parte de los privados, incluido StoneX, en las últimas campañas. “Considerando la demanda doméstica y la necesidad de stocks para cubrir ese consumo en el primer semestre del año, antes del inicio de la segunda cosecha, la producción que proyecta la Conab parece subestimada”, señaló. Y reiteró que Brasil tiene un gran consumo interno de maíz, que en el primer semestre de cada año se cubre con la primera cosecha, estimada por el organismo en 22,72 millones de toneladas –ya se sembró el 28,8% del área prevista–, y con las existencias remanentes de la cosecha anterior. “Frente a esto, el stock estimado por la Conab para el cierre del ciclo 2023/2024 en 4,42 millones de toneladas parece pequeño para satisfacer esta demanda”, advirtió la especialista.
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