“Nuestros stocks [de trigo] son un 20% más altos que el año pasado. En lugar de abastecer el mercado mundial, estamos reconstituyendo nuestros stocks”, manifestó el pasado lunes Arkadi Zlotchevski, presidente de Russian Grain Union.
Aunque por diversas razones, no es la primera vez que “los rusos” reconstituyen stocks. La compañía pública United Grain Company compró de noviembre de 2008 a abril de 2010 más de 8 millones de toneladas de trigo directamente a los productores, para frenar por un lado la hemorragia de precios registrada a fines de 2008 y, por el otro, para construir reservas estratégicas que le han evitado a Rusia dos años después de importar masivamente trigo durante la campaña 2010/11, año en que se registró la sequía más grande de los últimos 110 años. “Los rusos” son el Estado, no el sector privado. Dicho de otra manera, el saldo exportable lo define el Kremlin, no los traders.
Arkadi Zlotchevski agregó: “No hay amenazas reales para la seguridad alimentaria. Cuando se acabe la histeria [informativa sobre la hambruna que se avecina] los precios se desplomarán”.
Para el presidente de Russian Grain Union, las amenazas reales para la seguridad alimentaria están supeditadas solo al precio de los granos. Es cierto que el precio de los granos resulta un pilar fundamental de la seguridad alimentaria, de la misma manera que no es menos cierto que el acceso a los granos -llámese acceso a la disponibilidad logística de los mismos- constituye un eje central de la seguridad alimentaria.
¿Qué sucede cuando un país, de manera deliberada, influye tanto en el acceso a una materia prima como en su valor internacional En este caso particular, el país es Rusia, la materia prima es el trigo y la manera deliberada es el Estado.
En 2010, al mismo tiempo de haber lanzado la doctrina de la seguridad alimentaria que fijaba los objetivos de la autosuficiencia alimentaria al horizonte 2020, el Estado ruso se planteó como objetivo de convertirse en el primer exportador mundial de trigo en 2019/20. El 30 de marzo de 2009, Arkadi Zlotchevski declaraba en Sharm El Sheikh que Rusia planeaba exportar al horizonte 2020 30 millones de toneladas de granos.
Exportador
Finalmente, Rusia se convirtió en el primer exportador mundial de trigo cuatro años antes de lo previsto y exportó en 2020/21 53 millones de toneladas de granos (39 de trigo) en lugar de las 30 millones planificadas en el 2009.
Convertirse en el primer exportador mundial de trigo teniendo, por un lado, a un miembro de la OTAN como primer cliente (Turquía) y, por el otro, a un enemigo regional histórico de los Estados Unidos como segundo cliente (Irán), no es una cuestión de valor del grano sino una cuestión de posesión de llave de acceso -estratégico- al mismo.
Hoy por hoy, Rusia controla ese acceso más que nunca. A las terminales de Novorossiisk, Tuapse, Taman y Kavkaz, controladas directa o indirectamente por el Estado ruso, se le suman aquellas pertenecientes al big Odesa: son alrededor de 22 millones de toneladas de granos que cayeron en manos del corredor de la muerte que Putin trata de establecer entre Mariupol y Tiráspol.
Una crisis alimentaria a escala global se puede desatar en cualquier momento no por el hecho que falte trigo en el mundo, sino por el hecho que el mismo no llegue en el momento oportuno.
Es por ello por lo que Macron acaba de proponerle a Putin de votar una resolución en el seno de la ONU a fin de levantar el bloqueo ruso del puerto de Odesa, luego de que la Unión Europea acordara un compromiso para reducir las importaciones de petróleo ruso en un 90% para finales de año. Las “balas por alimentos” desplazó de lleno al petróleo.
El autor es consultor externo de cadenas agroindustriales
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