Se necesitan 100 días de clima perfecto en los EE.UU. para comprobar si son correctas las estimaciones del organismo
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Esta semana el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) público su primer informe de oferta y demanda mundial y por países de la próxima campaña 2021/2022. En el caso de las estimaciones de maíz y de soja en los Estados Unidos el organismo mantuvo con muy pocos cambios lo proyectado en febrero durante su Foro Anual.
Llama la atención que desde febrero a la fecha el USDA no haya detectado ningún cambio en las intenciones de siembra de ambos cultivos, ningún efecto del clima sobre la evolución de la siembra y el estado de los cultivos. Veamos, por ejemplo, Dakota del Norte y Dakota del Sur están sufriendo una sequía grave a severa, al igual que el noroeste de Iowa y noreste de Illinois, con un comienzo de sequía grave, estos últimos, los dos principales Estados productores de soja y de maíz de EE.UU.
Los pronósticos de lluvias para los próximos 10 días indican algunas precipitaciones el 18 y el 20 de mayo sobre los Estados de Nebraska, Iowa, Illinois e Indiana, justo donde esta ocurriendo la sequía en estos momentos. En el análisis objetivo podemos decir que una sequía incipiente en esta época no sería relevante si ocurrieran lluvias durante mayo y junio que puedan recargar la humedad de los suelos. Pero ¿qué sucedería si estuviéramos ante un patrón de clima seco y los campos de los farmers entraran en el verano con muy poca reserva de humedad en el perfil de los suelos?
Sin dudas estaríamos ante un escenario muy alcista para los precios, tanto de maíz como de la soja. La realidad me permite dudar si realmente estos números, me refiero a las estimaciones de soja y de maíz estadounidenses, se pueden confirmar y sostener con el paso del tiempo, de aquí hasta la cosecha.
Por ello destaco que se necesitan 100 días y 100 noches de clima perfecto para que estos números estimados por el USDA, que considera rindes en el rango de los récords en maíz (112,4 quintales por hectárea) y en soja (34,1 quintales), puedan confirmar y consolidar los números estimados de producción.
El USDA tuvo que ajustar el saldo exportable de maíz y de soja de EE.UU., para poder sostener e incrementar el volumen de sus existencias finales. No tenia otra alternativa, pues el consumo interno de maíz se proyecta con un aumento de 5,6 millones de toneladas y en el caso de la soja se proyecta un aumento de la molienda de 950.000 toneladas. Entonces, se vieron obligados a bajar sus exportaciones de maíz en 8,25 millones de toneladas (de los 70,48 mill./t exportadas en el 2020/2021 a los 62,23 millones para 2021/2022) y bajar las exportaciones de soja en 5,57 millones de toneladas, de 62 a 56,5.
Esta es la esperanza argentina y brasileña, pues la menor oferta de exportación de soja y de maíz de los Estados Unidos deberá ser compensada por las mayores exportaciones de los países de Sudamérica. En el caso del maíz la Argentina corre con mayor ventaja que Brasil, pues la única oferta en volumen de maíz para el mercado mundial se está produciendo ahora desde las pampas argentinas, en plena cosecha de los maíces tempranos. En el caso de soja será Brasil quien ocupe el vacío que dejan las exportaciones estadounidenses, pues nuestro país estará más ocupado en abastecer la demanda mundial récord que se proyecta para la harina y para el aceite, donde la Argentina es el primer exportador mundial de ambos productos.
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