A José Ronchi y a su hermano Carlos les vandalizaron los bolsones con soja y maíz en un campo de la zona de Junín; desde 2020 ya destruyeron 213 a nivel país
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“Uno no le hace mal a nadie y que nos lastimen con el fruto de un año de trabajo es muy doloroso”. Esas palabras pertenecen al productor José Ronchi, al que le rompieron tres silobolsas, dos de maíz (390 toneladas) y uno de soja (160 toneladas), en su establecimiento ubicado a unos 17 kilómetros de la localidad bonaerense de Junín. Según el relevamiento que lleva adelante LA NACION, ya totalizan 213 los bolsones vandalizados desde el año pasado, cuando tomaron magnitud los ataques. En lo que va del 2021 son 44.
Todo sucedió el viernes por la noche cuando personas que aun la policía trata de identificar ingresaron al campo de Ronchi en el cuartel 5º, sobre un camino vecinal, a unos 1000 metros de la ruta 46.
En diálogo con LA NACION, Ronchi contó que un vecino fue quien le avisó del siniestro y que inmediatamente se dirigió al campo para ver qué había pasado.
“En el campo no vive nadie y nosotros anduvimos el jueves por la tarde y estaba todo perfecto. Ni bien me llamó el dueño del campo lindero, pasé a buscar a mi hermano Carlos por su casa y nos fuimos al campo. Nunca nos había sucedido algo así. Somos gente de campo y de trabajo de toda la vida”, indicó.
“Es maldad pura de personas que no toman conciencia del laburo que hay detrás. No se llevaron ni un solo grano y si falta alguno será porque un peludo se lo comió. Tuvieron que caminar bajo la lluvia más 750 metros desde el camino vecinal para poder cortar de punta a punta los tres silobolsas que estaban pegados a un monte de árboles, en el medio del campo”, añadió.
José tiene 67 años y Carlos 60. Además de hermanos son socios desde siempre. Su abuelo Victorio le dejó a su padre una fracción del campo de 96 hectáreas, donde la otra mitad la tienen sus tíos con quienes comparten la siembra de manera conjunta.
“Es difícil de entender para gente que lo único que sabe es trabajar cómo pueden hacer esto con el solo hecho de dañar. Desde que se empezaron a usar los bolsones, con mi hermano decidimos utilizarlos porque era una manera práctica de trabajar y nos permitía ir vendiendo a medida que necesitábamos plata para pagar insumos o impuestos”, describió.
Según contó el productor, inmediatamente llamaron a la patrulla rural que se “mostró diligente para resolver el caso”. Sin embargo, no cree que el hecho llegué a buen término porque “estos sujetos actúan de noche cuando no anda nadie por la zona rural”.
Hoy por la mañana, bien temprano, los Ronchi fueron al campo para levantar y tratar de rescatar todo el grano posible.
“Entre el viernes por la noche hasta el sábado llovieron cerca de 80 milímetros. Todavía no podemos evaluar las pérdidas económicas, pero ya sabemos que tendremos un costo extra de flete y secado del grano de soja que no estaba previsto. Si bien el maíz no se mojó tanto, tenemos que ver también si nos lo reciben nuestros compradores porque tampoco era momento de venta”, detalló.
Ronchi se siente impotente, la situación lo ha superado. “Es la política que se está llevando todo puesto. Te sacan las ganas de laburar. No solo se debe estar pendiente de si llueve o no para ver cómo van a andar los cultivos, sino que, además, tenés una carga impositiva que agobia, más las retenciones. Encima ahora hay gente llena de odio que te destruye el fruto de tu trabajo. Es el combo perfecto y la ranita que está en la olla ya está con el agua tibia”, finalizó.
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