En GDM, referente en el cultivo, están con el foco en seguir aportando mayor rendimiento pero, a la vez, analizando las tendencias, amenazas y oportunidades a nivel global
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“Todos los días pensamos si hay amenazas a la soja como fuente para proteína vegetal. Si hay algún cultivo que la pueda reemplazar. Esa pregunta nos la hacemos. En un horizonte de 10 a 15 años no vemos riesgos”.
La frase es de Gerardo Bartolomé, CEO y presidente del Directorio de GDM, controlante de la marca de semillas Don Mario. Su frase tiene mucho que ver con la actualidad y con el futuro del cultivo. ¿Hay amenazas? ¿Qué puede pasar con la superficie global si hay un corrimiento sostenido al consumo humano directo, hoy influido por fenómenos como las dietas plant based (con origen vegetal)? ¿Qué ocurre con un tema agronómico como el nivel de proteína o de relevancia para la sociedad tal el caso de la sustentabilidad? ¿Dónde está la mirada de una firma líder en soja?
Hay una primera aproximación a todo esto y es ver lo que la empresa está haciendo en una estación de cría a pleno desde el año pasado en Chacabuco y que brinda servicios a sus programas de mejoramiento en todos los países, abarcando desde materiales de grupos triple 000 que se puedan sembrar en Canadá o China hasta los 9,5 para las zonas más tropicales, por ejemplo, en Brasil.
Es una estación de cría en la cual se vino invirtiendo entre 3 y US$4 millones y permite hacer entre tres y cuatro generaciones de soja por año. Siembran soja en otoño, en invierno, en primavera y en verano. En esta suerte de “cocina” con 4500 metros cuadrados de superficie bajo cubierta y con cruzadores que en los invernáculos buscan una alta eficiencia en su tarea, se hacen todos los años 30.000 combinaciones para armar poblaciones.
Esto mismo se realiza en Porto Nacional, en Brasil, donde está la otra estación de cría con foco global de la firma. “En total hacemos entre los dos países 60.000 nuevas combinaciones, nuevos parentales. Las mejores variedades vuelven a la cría y se recombinan para siempre tener variedades mejoradoras”, explicó Marcos Franco, gerente de Nursery y Sanidad.
“Estas 30.000 combinaciones de la Argentina, más las 30.000 de Brasil, dan origen a más de medio millón de variedades todos los años a nivel GDM global. Arrancamos todos los años a evaluar medio millón de variedades”, agregó Ezequiel Pozzo, gerente de Investigación para Latam (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y Brasil).
La estación está en línea con un objetivo estratégico: llegar al productor con genética cada vez de mayor rendimiento y, a la vez, con todas las biotecnologías disponibles. Si bien en la firma no ven riesgos para la soja en el horizonte de 10 a 15 años, no pasan por alto el fenómeno de las dietas basadas en plant based o incluso la llamada “carne” sintética”.
Las distintas previsiones son que el consumo de carnes seguirá en alza y esto significará más oportunidades para la base alimentaria animal, pero también es cierto que el mapa puede tener alguna reconfiguración con los nuevos fenómenos. ¿Un eventual menor consumo de carnes en el mediano plazo -más allá de que las proyecciones actuales son de fortaleza- podría significar una menor demanda para alimentación animal e impactar sobre el área? La pregunta da vueltas.
“Estamos viendo si a la soja le podemos dar mejores características para que sea plant based, para que se use directo. Estamos analizando si hay algunas especies dentro de las legumbres que sean mejor para plant based y hacer mejoramiento en esa legumbre”, anticipó Bartolomé en una entrevista con LA NACION.
Como señaló también Marcos Quiroga, director de Investigación de GDM, además de continuar mejorando la soja para commoditie -central en el negocio- se está viendo de invertir tanto en mejorar la soja para nichos de consumo como en otra legumbres. Hay que preparase para todo. En Hungría, por ejemplo se montará una estación experimental que irá detrás de estos múltiples objetivos.
“Es una amenaza al negocio de variedades de commodities”, dijo Bartolomé sobre el fenómeno plant based, pero remarcó: “Puede ser una oportunidad para las sojas especiales y otras legumbres”.
En la empresa, con una ganancia genética casi al doble del promedio de la industria, están convencidos que el productor los elige por la productividad. Por eso, esta estación de cría como la que se replica en Brasil apunta al corazón que es el germoplasma.
En la charla se colaron otros temas, como la demorada sanción de una nueva ley de semillas, los rindes actuales, el nivel de proteína en soja, la sustentabilidad. “Estamos dispuestos a invertir más si el nivel de respeto a la propiedad intelectual es mayor”, apuntó Bartolomé. En 20 años, se aportaron 700 kilos por hectárea para la ganancia genética, pero podrían haber sido 1200 kilos con un marco legal diferente, señalan en la firma.
El nivel de proteína del grano es un tema puesto en agenda por la industria de transformación en los últimos años, por su tendencia a la baja. Según un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario, en base a INTA, entre 2010/2011 y 2018/2019 pasó de 39,1 a 35,4%. En tanto, según el INTA Marcos Juárez, en 2019/2020 la soja de la zona núcleo tuvo en promedio (soja de primera y de segunda) un 36,1%.
“Hace dos años tomamos una política tanto en los ensayos de investigación como en los de desarrollo de medir proteína en el momento de seleccionar las variedades a lanzar. Tomamos la decisión de mirar la proteína y colaborar independientemente de que la industria no pague un premio. Hace a la sustentabilidad del cultivo de soja en la Argentina”, señaló Bartolomé. En la empresa agregaron que, como además sobre la proteína se puede actuar desde el manejo, el equipo de desarrollo trabaja en pautas para ofrecer a los productores.
En la firma también le pusieron el foco a la sustentabilidad en general, con foco en la sociedad. “La pusimos en nuestra agenda para ver de qué forma colaborar para hacer de la agricultura extensiva un modelo sustentable. Es un tema trascendente, la sociedad exige todos los días”, indicó.
El detrás de escena
CHACABUCO.- De 750 empleados en el mundo, en GDM hay 300 que son de investigación y desarrollo. “Tenemos un equipo de más de 100 personas entre fijo y temporario que, entre otras cosas, trabaja en el cruzamiento, cosecha de vainas, todo en pos de lograr tener antes materiales de alto rinde y convertirlos a las tecnologías que va demandando el mercado”, dijo Ivana Sabjlic, coordinadora de Nursery y Sanidad.
En los invernáculos de la estación de cría están a pleno los cruzadores que tienen una tarea altamente valorada por la firma. “El cruzamiento es un trabajo muy especializado y mantenerlos dentro de la empresa es importante. La tarea de cruza demora de 2 a 3 años hasta que la persona logra tener una muy buena eficiencia”, explicó.
Para destacar, en la firma desarrollaron un plan donde llevan trabajadores temporarios para su programa en los Estados Unidos. Allí hacen tareas específicas del programa de la empresa y esto permite que se siga con los protocolos definidos. Este año irán 120. A todo esto, en línea con la última tecnología, a campo en la firma tienen una joya. Se trata de un robot que toma cientos de datos de las variedades y hasta predice rindes. Los datos se mandan a una empresa de Silicon Valley (California) con la cual se trabaja.
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