Según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA) presentado en una jornada en Chascomús, ese será el impacto de la sequía en la producción de la provincia; la entidad solicitó medidas para el campo
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Producto de la feroz sequía, en la provincia de Buenos Aires la cosecha de soja y de maíz finalizarán a la mitad de 2022 y el impacto del fenómeno climático será mayúsculo: en 2023 habrá US$8466 millones menos que el año pasado.
En un duro documento presentado en Comisión Directiva en una jornada en Chascomús, la Sociedad Rural Argentina (SRA) reflejó la realidad que atraviesa el sector agropecuario en este distrito. “La Niña nos deja, por el momento, una caída de la producción agrícola récord del 42%. Mientras que el 17% del stock bovino sigue en área de sequía severa”, advirtieron técnicos del Instituto de Estudios Económicos de la entidad en una charla en la Asociación Rural de esa localidad bonaerense.
En detalle, indicaron que el valor de la caída de la producción agrícola se ubicará al final de la campaña en US$6475 millones; en tanto en ganadería, por aumento de la mortandad, menor peso logrado por los terneros vendidos, venta forzosa de vacas y menor cantidad de terneros en 2024 (por caída de preñez), merma de pasturas (afectación 50%), la pérdida trepará a US$1774 millones. Además, en lechería, por caída del resultado, menor producción y aumento de costos, el quebranto quedará en US$217 millones.
En este contexto, informaron que la producción de soja alcanzará las 6,68 millones de toneladas, siendo la producción más baja desde la campaña 2001/02, cuando se produjeron 5,77 millones de toneladas: hasta el momento se cosechó el 98% del área, con un atraso promedio del 3%.
En tanto, la producción de maíz será de 7,64 millones de toneladas, el nivel de producción más bajo desde la campaña 2013/14, cuando se produjeron 7,2 millones de toneladas. Actualmente se cosechó la mitad del área, con un atraso del 5%.
Asimismo, destacaron el comportamiento de otros dos cultivos: el sorgo y el girasol, los más resistentes a la sequía. Por el lado del sorgo, la producción sería de 411.000 toneladas, la menor desde la 2019/20, cuando se recolectaron 327.000 toneladas y la caída con respecto a la campaña pasada será de solo el 2%. En tanto, el girasol, la producción fue de 2,1 millones de toneladas, el volumen más bajo desde 2019/20, cuando se produjeron 1,5 millones de toneladas, con una caída respecto de la campaña pasada de solo el 8%.
Según el documento de la SRA, la campaña fina corrió con la misma suerte: el trigo cayó un 40%. Su producción fue de 5,6 millones de toneladas, el volumen más bajo desde 2015/16, en ese momento con 5 millones de toneladas. Mientras que la producción de la cebada quedó en 4,3 millones de toneladas, con una caída del 12% respecto de la campaña 2021/22.
Con este escenario, otros eslabones de la cadena sufrieron una merma importante. “Los puertos de Buenos Aires están recibiendo entre un 10% y 20% menos de camiones que el promedio. En el puerto de Necochea solo ingresaron 40.152 camiones en el primer cuatrimestre, encontrándose un 50% por debajo de los ingresos del mismo período de 2022. Para un primer cuatrimestre, fueron los menores ingresos desde 2020. Por el lado del puerto de Bahía Blanca, han ingresado 49.516 camiones, un 55% menor al dato del año pasado. También es el peor primer cuatrimestre desde 2020, donde la actividad se vio afectada por la pandemia”, indicaron los expertos de la entidad ruralista.
El panorama nacional
En este marco, se alertó sobre el impacto nacional de la sequía. “Serán 55 millones de toneladas menos producidas, una caída del valor producido, una caída del valor transportado, con 2,9 millones de viajes de camión menos, y un 40 % del stock bovino en situación de sequía extrema, una pérdida de activo”, remarcaron.
Además, señalaron que “serán US$26.400 millones menos de exportaciones, esto es más de dos veces el saldo positivo de la balanza comercial del año pasado y unos US$6500 millones menos de recaudación por derechos de exportación (DEX), esto es 1,2% más de déficit fiscal”.
Para la entidad, la ley de Emergencia Agropecuaria se mostró en este contexto “impotente” para los requerimientos del sector. “Según AFIP, solo unos 1570 contribuyentes de un total de 23.534 a nivel nacional fueron beneficiados [por la normativa], lo que muestra la alta burocracia para obtener el beneficio AFIP”, indicaron.
Por otro lado, aseguraron que las fechas de los certificados de emergencia están descoordinadas con la fecha de los vencimientos de las obligaciones tributarias, a la vez que los instrumentos fiscales son poco potentes para solucionar el problema que genera la sequía.
“El problema financiero en Buenos Aires es mayor que la media nacional. Los préstamos para el agro representan el 15% del total de los préstamos otorgados en la provincia. El capital más los intereses de la deuda de los productores de la provincia equivalen en 10 veces a la línea de crédito dispuesta por el Banco Nación para refinanciar préstamos en emergencia a todo el país”, subrayaron.
A modo de reflexión, la SRA planteó que, para volver a impulsar la actividad, es necesario aliviar la mochila y tomar decisiones urgentes. “La sequía mostró la fragilidad en la que pusieron al sector a causa de las políticas públicas que generan fuertes transferencias hacia otros sectores, impidiendo a los productores ahorrar en momentos de buenas cosechas. Serán grandes las consecuencias para la actividad económica y la cadena de pagos, las que tendrán efectos importantes en materia fiscal y cambiaria. Los instrumentos existentes para enfrentar este tipo de situaciones son impotentes para compensar la dimensión de las pérdidas ocurridas”, dijeron.
“Es necesario entender que los DEX se deben eliminar y unificar el tipo de cambio para evitar la pérdida del capital de trabajo y poder seguir con la actividad. Para el desarrollo de la ganadería y la lechería, es necesario impulsar la salida exportadora, eliminando cupos, prohibiciones, restricciones, y evitar la pérdida de capital de trabajo y seguir con la actividad”, añadieron.
Con foco en Buenos Aires, la SRA solicitó, entre otras cosas, una política tributaria provincial en donde “se eliminen por ejemplo el complementario del impuesto inmobiliario, el impuesto a la transferencia gratuita de bienes, los impuestos a los movimientos portuarios, revertir el aumento de las alícuotas de ingresos brutos a la venta de fertilizantes y actualizar presunciones mínimas de facturación”.
“El informe es bastante categórico. Llegó el momento en la Argentina de tomar un camino con un rumbo más productivista para que pueda empezar a desarrollarse y ser un lugar más ameno para vivir. Más allá de lo que discutamos, hablemos, de las cosas sobre las que sí podemos ponernos de acuerdo”, dijo Nicolás Pino, presidente de la SRA, en relación al informe presentado por la entidad.
Por su parte, Javier Rodríguez, ministro de Desarrollo Agrario provincial, se refirió a la gestión del gobierno bonaerense en relación con el sector. “Con políticas concretas y específicas, líneas de financiamiento, asesoramiento técnico, capacitaciones y acciones diferenciadas según la escala y tipo de producción, desde el inicio de nuestra gestión acompañamos el esfuerzo diario de todos los productores de la provincia”, dijo. Añadió: “Y es así como hoy contamos con un programa de Buenas Prácticas Agrícolas, un plan de prevención y erradicación de enfermedades venéreas en bovinos, líneas de crédito y aportes no reintegrables para distintas actividades, un plan integral de mejora de caminos rurales y políticas en seguridad rural y educación rural, entre otras iniciativas”.
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