Las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y de la Bolsa de Comercio de Rosario proyectan caídas en la intención de siembra de 1,3 y de 2 millones de hectáreas, respectivamente
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A pesar de las perspectivas alcistas para el maíz en 2025, sustentadas en la firmeza que muestra el mercado de Chicago para el año próximo, el productor no estaría tomando en cuenta estas chances futuras, sino que sus decisiones las basaría en la experiencia de la campaña pasada (estrés hídrico-térmico y pérdidas por la chicharrita) y en los ajustados márgenes del negocio.
Las estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y de la Bolsa de Comercio de Rosario muestran que el productor ya decidió bajarle el pulgar al maíz, al proyectar caídas en la intención de siembra de 1,3 y de 2 millones de hectáreas, respectivamente. Esta merma en la superficie equivale a una baja en la producción de entre 7 y 10 millones de toneladas, valuados en 1400/2000 millones de dólares.
Del análisis de Bolsa de Cereales de Buenos Aires surge que la baja en los precios de los fertilizantes fosfatados (3%), nitrogenados (13%) y de los herbicidas (10%) no logró mejorar los márgenes del negocio, que enfrentan un aumento en la semilla del 9% y de los combustibles del 15%. Ese incremento de los combustibles es mandato del Gobierno y es imposible reducir su precio.
En el caso de las semillas, parece contradictorio que su precio aumente el 9% en momentos en los que cae fuerte su demanda. Esta situación difícilmente impulse un aumento en el área sembrada ante un escenario donde los márgenes del negocio son muy ajustados o, en la mayoría de los casos, negativos y con rindes de indiferencia tan altos que hacen inviable producir maíz.
Otro de los factores que está influyendo en la decisión de siembra de los productores es el “efecto chicharrita” y el impacto negativo que dicha plaga tuvo sobre los rindes de la cosecha anterior.
Al buen entender de expertos en clima, fue mucho mayor y más negativo el efecto de las elevadas temperaturas durante las tres primeras semanas de febrero, luego de un enero seco, afectando un área de 800 kilómetros de sur a norte y de 500 kilómetros de este a oeste.
El ataque de chicharrita fue puntual y localizado en algunas zonas y en ningún caso se puede atribuir a esta plaga la perdida de 11 millones de toneladas en la producción de maíz. Todo indica que se está subestimando el impacto de las elevadas temperaturas de febrero, con máximas nocturnas superiores a los 28°C, letales para el cultivo de maíz.
Analizando la tendencia de los precios del maíz en Chicago, se confirma el sentimiento alcista y la firmeza para 2025. Entre septiembre (147 dólares por tonelada) y julio 2025 (169,39 dólares por tonelada) el valor del forrajero aumenta 22 dólares por tonelada.
En la Argentina, el Matba Rofex refleja cierta tendencia sostenida, con el contrato abril 2025 del maíz que se cotiza a 173 dólares por tonelada, mientras que el maíz disponible se negocia a 174 dólares. Una baja de apenas 1 dólar por tonelada entre los precios del maíz disponible y el grano futuro no se considera significativa a la hora de definir una tendencia.
Al menos no se trata de una tendencia definida como bajista y podemos anticipar un mercado sostenido. Lamentablemente, para el maíz, esta nueva campaña parece anticipar una oportunidad perdida.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
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