Las royas anaranjada y amarilla están atacando muchos trigos de la región norte de cultivo y se prevé que seguirán difundiéndose a caballo de las recientes lluvias y alta humedad relativa. En esa zona, las variedades más usadas están en Z.31 de la escala Zadoks -abandonando el estado de pasto para elevar el primer nudo- por lo que ingresan a la etapa de definición de rendimiento.
A partir de los ataques verificados, se están realizando tratamientos para reducir el nivel de inóculo y proteger las hojas superiores en Corral de Bustos y otras localidades del sur cordobés y santafesino. Los tratamientos disponibles para frenar el avance de estas enfermedades se basan en triazoles, mezclas de triazoles más estrobirulinas y carboxamidas, con costos y residualidad crecientes en el orden citado. “La elección del producto depende del momento de inicio del ataque, del cultivar sembrado, de las condiciones ambientales y del grado de avance de la enfermedad en la canopia”, advierte un técnico de la zona de Rufino. Al momento de comprar el producto, aconseja verificar la concentración del activo, además del precio y la trayectoria del laboratorio.
“Hay que aclarar que el efecto de los fungicidas aplicados no es inmediato: se nota recién entre diez y doce días después, cuando se puede observar una detención del ataque en las hojas inferiores y se interrumpe el avance hacia los superiores”, alerta el asesor. Los costos de los productos varían de 11 a 20 dólares por hectárea más el costo del aceite y de la aplicación. “Es muy importante lograr un buen mojado de todo el follaje, con mucha agua y buenas pastillas de cono hueco o disco y núcleo, para que la pulverización llegue hasta las hojas inferiores”, recomienda el técnico. En tanto, los productores temen que los ataques fúngicos continúen y tomen virulencia cuando empiece la floración con la aparición de fusariosis, que puede deteriorar solo algunos granos o toda la espiga.
Las condiciones predisponentes para las infecciones son humedad relativa del ambiente superior al 80%, días nublados y temperaturas superiores a 24°C. Igual que las demás enfermedades fúngicas, la fusariosis no se cura y hay que prevenirla con aplicaciones estratégicas de acuerdo a la fenología del cultivo y a las condiciones ambientales.