En tiempos en los que se definen los planteos agrícolas, los elevados costos de producción del cereal vuelven más atractiva a la oleaginosa
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Las primeras proyecciones de siembra de granos gruesos 2022/2023 indican que aumentaría el área de soja y caería la de maíz. La Bolsa de Comercio de Rosario estima una superficie por implantar con la oleaginosa de 16,8 millones de hectáreas, versus los 16,1 millones de la campaña anterior. Para maíz proyecta 8 millones de hectáreas, versus los 8,4 millones del ciclo 2021/2022.
Por su parte, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó una superficie por implantar con maíz en 7,5 millones de hectáreas. Son diferencias pequeñas por ahora, que tendrán que confirmarse o rectificarse de acuerdo con la evolución de los factores climáticos y de mercado.
Las causas del menor interés por el cereal se asociarían al aumento del precio de los fertilizantes, que tornan alto el costo de producción, y el riesgo de enfrentar suelos sin la humedad suficiente para implantar cultivos tempranos por efecto de La Niña.
A favor de la soja juega su menor costo de implantación. Sin embargo, no todos los productores consideran a pie juntillas estos argumentos. Quienes van a seguir apostando a la misma superficie de maíz explican que, con rindes de tendencia, el cultivo que permite la mayor facturación es la gramínea.
Se imponen los márgenes
“Con 90 quintales por hectárea de maíz se podría alcanzar un margen bruto superior a US$1000 por hectárea en campo propio con los precios del término; con una soja de 35 quintales jamás se llega a eso”, compara un productor de Rojas, que por ahora no retirará al cereal de los ambientes de alta producción, aunque monitorea los pronósticos climáticos semanalmente.
El agricultor también incluye al maíz de segunda en su plan de siembras. Lo implantará luego de quemar una vicia usada como cultivo de cobertura, con la que se asegura una proporción importante del nitrógeno que consumirá el cultivo. “Si no fallan las lluvias de fines de primavera, luego le chorreo el nitrógeno necesario para completar los requerimientos”, se entusiasma.
El empresario también considerará a la soja en la asignación de superficie. Además del menor costo, tiene la ventaja de la siembra más tardía, que da la posibilidad de la emergencia en un perfil más recargado. No obstante, programa un planteo defensivo, que no se concentra en variedades de ciclo corto, sino en una planificación diversificada que pueda sortear misiles climáticos con distintas fechas de siembra y cultivares de diferente ciclo.
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