Mientras por la sequía se sigue descontando producción, como lo hizo esta semana la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) al proyectar en 34,5 millones de toneladas la cosecha de soja, el segundo peor registro en los últimos 15 años, habría que ir abordando una cuestión no menor: con muchos productores en quebranto, ¿cómo se va a financiar la campaña 2023/2024? ¿En qué condiciones estarán los productores para disponer de fondos propios y cuánto necesitarán que sean aportados por otros eslabones de la actividad?
Según la BCR, en la campaña 2021/2022 la inversión en la siembra de trigo, soja, maíz, girasol, cebada y sorgo había demandado cerca de US$13.500 millones, una cifra que a su vez representó una suba del 33,8% respecto del ciclo agrícola previo. El 30% de los costos habrían sido enfrentados con fondos propios de los productores y el 70% restante vía terceros. Este último, con preponderancia del crédito comercial, luego bancos y terceros.
A priori, lo que está claro es que el complejo panorama, más allá de las últimas medidas lanzadas por el Gobierno, consideradas “coyunturales”, lleva a poner el foco al Gobierno y a los mismos actores del sector en el cómo se va encarar el financiamiento de la 2023/2024. “Hace falta capital de trabajo, porque con la sequía no va a quedar grano”, alertó Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Consideró, en diálogo con este medio, que va a ser “difícil” que los productores que quedaron afectados se puedan financiar por sus propios medios. Y vislumbró por dónde cree que habrá un mayor apalancamiento. “Creo que va a venir por el lado de los proveedores de insumos”, dijo. Agregó en la lista a cooperativas y acopios.
En la visión de Sebastián Salvaro, director de AZ-Group, hacia adelante se observan tres tendencias. En la primera de ellas, los costos directos -nutrición, protección del cultivo y semillas- deberían ajustar hacia la baja. Esto lo dice ya “por la reducción del precio del glifosato, que cotiza al 50% de lo que valía en la campaña pasada”. Agregó: “Por su parte, los fertilizantes también han disminuido su valor en alrededor del 40%”.
Respecto de la segunda tendencia, para Salvaro “los alquileres deberán bajar en dólares respecto de la campaña pasada, porque también cayó el precio de la soja en dólares”. Según dijo, “estos costos deberían disminuir respecto de la campaña pasada, en la que habían subido globalmente 30%, para volver probablemente a costos similares a los de la campaña 2021/22″. Sobre este aspecto, se anticipa así una negociación tensa entre propietarios e inquilinos de los campos.
El tercer punto tiene que ver con los costos como labores, fletes, entre otros, que aumentarían en dólares en medio del retraso cambiario. Ante la pregunta, entonces, de quién va a financiar, para Salvaro todos pondrán algo. Lo explicó así: “La cadena comercial colaborará para que funcione la agricultura 2023/24. Serán los exportadores, las terminales de insumos, los propietarios de campo que lo arriendan (aceptando cuotas que antes no estaban dispuestos a admitir) y los bancos, acompañando con líneas de crédito con tasas principalmente en dólares”.
Un detalle no menor es que este experto cree que, en el marco actual del país, “la financiación va a estar más dolarizada que las últimas cinco campañas”.
Dentro de la actividad es sabida la importancia que vienen jugando los mismos exportadores de granos y subproductos que, a su vez, venden insumos como fertilizantes en el mercado interno. ¿Qué se puede esperar de ellos en el ciclo 2023/2024? Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), destacó que es “creciente” el rol que están jugando las firmas cerealeras en la importación y distribución de fertilizantes y en su financiamiento. Esto último, por ejemplo, con los canjes.
“Están teniendo una participación mayoritaria y creciente”, sintetizó el directivo de la cámara exportadora. Vale recordar que los mismos exportadores han tenido un lugar en las negociaciones que se hicieron cuando se presentaron trabas para la importación de productos debido a la escasez de dólares del Banco Central (BCRA).
También hay que preguntarse por otro actor: el Gobierno, que está en su último año en ejercicio. ¿Va a tomar alguna medida que facilite la actividad, como puede ser eximir de impuestos la importación de fertilizantes? ¿Bajará la carga tributaria general para el campo? La pelota por la sequía también está de su lado.
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