Se registra un históricamente bajo nivel de coberturas en soja y en maíz como consecuencia de un tipo de cambio 80/20 para ventas disponibles y de un dólar oficial para las ventas forward inferior
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Esta es nuestra segunda columna de 2024 y lo que hay para contar (al igual que a principios de enero) no es muy alentador. Los pronósticos alcistas para la plaza sojera (supuesto fracaso en Brasil como argumento clave) no se han verificado y el derrape en las cotizaciones continuó durante todo enero.
Repasando argumentos al inicio del presente año, la evolución de los precios es explicable si analizamos los datos con objetividad (no sólo mirando “nuestro barrio”). Luego de una buena cosecha en EE.UU. (silos llenos en diciembre), la producción en Brasil ha sufrido, pero aun así alcanza niveles históricamente altos. Y en un par de meses aparece la Argentina (tercer oferente mundial), con un aporte muy, pero muy superior, al del año pasado.
Mientras tanto, el fortalecimiento del dólar en lo que va de enero y la fuerte presión vendedora de los fondos especulativos en Chicago (posición vendedora récord de los últimos cuatro años) explican un cuadro bajista inobjetable.
Es fundamental tener en cuenta que las reservas mundiales de soja se encuentran, según el USDA, en niveles cercanos al récord. Similares a los de la “era Macri”, cuando la soja se ubicó en Chicago en el orden de los US$320 por tonelada durante el período 2018/2020 (casi 120 dólares menos que estos días).
En definitiva, nos guste o no, y con la “foto” de hoy, la demanda global no tiene razones para inquietarse y los chinos (hábiles) lo saben.
La “película” es otra historia y es conveniente/recomendable imaginarla. Para cuando llegue julio los stocks en EE.UU. (verdadero “termómetro” de Chicago) van a ubicarse en niveles históricamente bajos y el consumo interno en dicha nación (feedloteros, polleros, procesadores de alimentos balanceados en general e industria del biodiésel) se verá obligado a racionar la demanda externa para asegurar el abastecimiento interno. Y, en aquellos pagos, la única receta válida para dicho objetivo es la “vía de los precios”.
Así, es muy probable que allí comience a tejerse otra historia. Más aún si la producción argentina termina alcanzando guarismos por debajo de los que eran de esperar en un año Niño. En términos generales (siempre hay excepciones puntuales), enero terminó mal para los cultivos en casi toda la provincia de Buenos Aires y regular para el norte de Córdoba y para zonas del sur de Santa Fe. Las expectativas no son las predominantes al comienzo del ciclo y se espera con justificada ansiedad un frente de lluvias a partir del mediados de la semana próxima.
También los “technicals” en Chicago podrían ayudar, toda vez que los indicadores técnicos que manejan los fondos muestran niveles de sobreventas importantes.
Mientras tanto, y a pesar del cambio en el signo político del Gobierno, la lógica del “intervencionismo mata mercado” continúa bajo la presidencia de Javier Milei. Por caso, un históricamente bajo nivel de coberturas como consecuencia de un tipo de cambio 80/20 para ventas disponibles y de un dólar oficial para ventas forward inferior.
Así, llegaremos a cosecha con coberturas inéditamente bajas, tanto en soja como en maíz. Es probable que los “tiempos” de Chicago nos jueguen a favor. Sería justo y necesario.
El autor es presidente de Nóvitas SA
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