En volumen se encuentra por debajo de igual época de 2005, según los registros oficiales; destacan que la mayor brecha cambiaria quita incentivos a una comercialización pendiente equivalente a US$14.000 millones a valores de exportación
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En medio de la escasez de dólares y la presión del Gobierno al campo para que venda más soja, la incertidumbre económica también está haciendo mella en el sector: la comercialización de la oleaginosa se encuentra hoy en el menor registro en términos históricos.
“El ritmo de comercialización de la soja, de 20,4 millones de toneladas a esta altura del año, es el más bajo en términos históricos desde que contamos con datos oficiales del Ministerio [de Agricultura]”, dijo a LA NACION Juan Manuel Uberti, analista de mercados de Grassi.
En rigor, el volumen vendido está entre el registro del menor nivel en 17 años (es decir, desde que hay datos publicados). En julio de 2005, por ejemplo, lo comercializado de la oleaginosa era mayor: 25,45 millones de toneladas. Hay que hacer, no obstante, una salvedad: hoy la cosecha es algo mayor que en 2005. En ese momento era de 38,2 millones de toneladas y esta campaña las estimaciones la ubicaron de 42,2 a 44 millones de toneladas.
Si se compara con 2021, cuando hasta el 13 de julio se llevaban comercializadas 25,1 millones de toneladas, la cifra para este año, de 20,4 millones de toneladas, representa una merma del 18,5%. A valores de exportación, según Uberti, si se considera una producción de 43,3 millones de toneladas, restan vender 22,9 millones de toneladas y “el valor significante en términos de exportaciones rondaría los US$14.000 millones si se computa el potencial subproducto de harina y aceite valuados a precios FOB actuales”.
Ayer, el presidente Alberto Fernández dijo sobre los productores que “guardan US$20.000 millones”. Agregó que eso ocurre “cuando el país los necesita”. Recibió el rechazo en pleno del sector agropecuario.
Para Uberti, el menor ritmo de venta de soja “se debe principalmente a un conjunto de factores”. Explicó: “El contexto internacional de precios, si bien es bueno y estuvo recientemente en niveles récord, hay mucha volatilidad vinculada a los sucesos de la guerra entre Rusia y Ucrania y ahora perspectivas de recesión a nivel mundial, inflación y tasas de interés elevadas”.
Luego amplió: “En el plano local, la gran incertidumbre respecto del escenario macroeconómico genera temor y desconcierto total sobre el devenir de algunas variables importantes como el mercado cambiario, la situación fiscal y la crisis de deuda. Esto trae como consecuencia una clara tendencia a retener mercadería de parte de los productores”.
Efecto brecha
En este contexto, diversos expertos han venido señalando que la existencia de una brecha por encima del 150% le quita incentivo a cualquier venta. Ante este cuadro de deterioro de la economía, el grano es una reserva de valor para comprar insumos que siguen valores internacionales, como los fertilizantes. Con las retenciones incluidas y considerando el dólar oficial, al productor le queda el equivalente a menos de $90 por dólar según vienen remarcando los expertos de la actividad.
Cuando se ve la situación general, esto es sumando otros granos, la foto muestra que el ritmo de comercialización no exhibe grandes diferencias respecto de lo que suele ser habitual para la época. La agroexportación, por ejemplo, hasta junio pasado llevaba ingresados más de US$19.000 millones, un 15% por encima de igual fecha del año pasado.
La consultora AZ Group viene de mostrar en un informe que el productor mantuvo el ritmo de ventas general. Al margen de la soja, lo ilustró con el maíz y el trigo. “Los productores de maíz han estado muy activos en ventas y ya habían comercializado el 45% de la cosecha hasta mediados de julio versus el 46% de la campaña previa y del 43% de la anterior”, precisó la consultora. Agregó sobre el trigo: “De la producción total ya se vendió el 86% versus el 72% y el 88%, respectivamente”.
Para Matías Amorosi, gerente general de la consultora, esa información “desmiente la idea que expresan algunos funcionarios, en el sentido que los productores no venden y están sentados sobre los granos esperando una devaluación”.
En la firma estiman que se acelerarán las ventas para hacer frente a pagos de insumos para encarar la próxima campaña de granos gruesos, que se iniciará en septiembre con el maíz, y destacan cómo el sector quedó golpeado por el contexto económico actual: “La inflación desenfrenada, unida a la incertidumbre cambiaria, barrieron con la financiación tradicional que permitía diferir los pagos hasta la cosecha”.
En este contexto, en las últimas horas se conocieron más críticas a los dichos del presidente Alberto Fernández en contra del campo. Sergio Busso, ministro de Agricultura de Córdoba, apuntó: “Es más un relato a un público cautivo que la realidad productiva”. Agregó: “No me asombra el desconocimiento profundo de la realidad productiva del país”. Insistió en que se trata de un “relato” y lamentó que “genera enfrentamiento”, según dijo a Radio Colonia.
En un comunicado, la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados (AAPA) consideró una “incitación a la violencia” las palabras del jefe de Estado.
“Consideramos que constituyen una clara incitación a la violencia viniendo de su investidura que debe dar el ejemplo en la necesidad de pacificar el país. Los productores no somos violentos y apostamos permanentemente al país a pesar de las trabas comerciales, de los derechos de exportación, del diferencial cambiario y de las constantes agresiones. En lo que va de 2022, solo por granos, ya aportamos al país US$20.000 millones, ¿y usted se atreve decir que no somos solidarios con las necesidades del país? Parecería que quien no es solidario con el país es su Gobierno que despilfarra todos los dólares que le ingresan”, dijeron.
“Hoy los pequeños y medianos productores ya no tienen granos en su poder, y, los que poseen algo, lo disponen como un mínimo ahorro como moneda de cambio para seguir invirtiendo. Ahorro que el Estado no permite hacer”, precisaron.
También se sumaron al rechazo diez entidades rurales del norte bonaerense habitualmente críticas con el Gobierno. “Un gobierno que nada hace ante las diversas formas de instigación a la violencia, propiciando la alteración del orden social y los saqueos entre otras acciones, debe ser considerado cómplice y, por qué no, su instigador”, dijeron.
Agregaron: “La sociedad mayoritariamente requiere calma, tranquilidad y paz; prioritariamente y como fundamento esencial para darnos alguna perspectiva que aliente la esperanza de encontrar una salida a semejante descalabro político e institucional”.
El bloque de PRO en Diputados, que preside Cristian Ritondo, dijo que en este tema el kirchnerismo “miente y fomenta la violencia entre los argentinos”.
“El campo lleva liquidados casi US$60.000 millones en estos casi tres años de gobierno de Alberto Fernández. El año 2021, y lo que va de 2022, tienen récords históricos de ingreso de dólares provenientes del campo”, señaló. “Alberto y distintos voceros del kirchnerismo le mienten a los argentinos de manera descarada. Fomentan el odio y la violencia política, en un país que le debe sus peores años de historia a este tipo de actitudes”, agregó.
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