Las compras de las fábricas, con datos oficiales al 11 de octubre, llegan a 13,1 millones de toneladas, mientras que la exportación acumula operaciones por 2,5 millones de toneladas
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El mercado anticipa o intuye lo que puede pasar a partir del lunes 23 de octubre, el día posterior a las elecciones presidenciales. El mejor reflejo de la incertidumbre se evidencia en el mercado de la soja, pues ese es el único producto donde la demanda (la industria aceitera) supera ampliamente a la oferta en manos de los productores, actores que están sentados arriba de sus granos.
En las primeras dos semanas de octubre la oferta semanal de soja, reflejada en las ventas registradas, se redujo drásticamente a poco menos de 200.000 toneladas respecto de las semanas previas, cuando las ventas semanales promediaban las 800.000/1.000.000 de toneladas.
El nerviosismo de las aceiteras se refleja en los precios que ofrecían en forma abierta el miércoles y en su impacto sobre la posición noviembre de la oleaginosa en el Matba Rofex, donde se operaron 235.000 toneladas y donde se llegó a cotizar a 417 dólares por tonelada, una suba de 11 dólares frente al cierre de la jornada precedente, de 406 dólares por tonelada.
El origen de la falta de oferta se remonta al primer trimestre de 2023, cuando la producción se redujo en 25 millones de toneladas, consecuencia de la peor sequía en la historia reciente. La soja que se pudo cosechar se fue vendiendo tomando la ventaja de las sucesivas ediciones del dólar soja y llegamos a una actualidad con fuerte caída en la oferta de soja disponible.
El productor intuye que algo va a pasar y quienes llegaron hasta acá con soja sin vender apuestan a un ajuste en el tipo de cambio oficial, léase, una devaluación. Y el agricultor se acuerda muy bien lo sucedido el día posterior a las PASO, con una devaluación del 22% que llevo la paridad a 350 pesos por dólar, luego de la derrota del oficialismo y del sorpresivo avance de Javier Milei como el candidato más votado.
Situación
El mercado intuye un paralelismo entre lo sucedido en las PASO y lo que puede ocurrir a partir del resultado de los comicios de mañana. La diferencia esta vez es la posibilidad de tener que ir a un balotaje si no hay un ganador en la primera vuelta. De ser así, la oferta de soja disponible será cada vez menor y la situación de la industria aceitera se irá complicando, al punto tal que existe el serio riesgo de cierre de plantas, peligrando las fuentes de trabajo.
Las compras de la industria aceitera, con datos oficiales al 11 de octubre, llegan a 13,1 millones de toneladas y la exportación acumula compras por 2,5 millones de toneladas. A partir de una cosecha estimada en 20 millones de toneladas, según la Bolsa de Comercio de Rosario, quedan sin vender y sin fijar en manos de productores 4,4 millones de toneladas. De abril a agosto la molienda de soja acumulada llega a los 14 millones de toneladas y si agregamos la molienda estimada de septiembre, en 2 millones de toneladas, se llega a un total de 16 millones de toneladas.
La matemática nos muestra que la molienda de soja supera las compras, lo que no es posible. Sin embargo, esto pudo ser gracias a la importación temporaria de soja proveniente de Brasil y de Paraguay. La conclusión final, la industria aceitera tiene existencias de soja suficientes para llegar a cubrir la molienda hasta fines de noviembre, a partir de ese momento deberán cerrar las plantas por falta de materia prima para procesar.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
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