Con volúmenes inferiores en soja y maíz a los de la campaña 2020/2021, los cultivos debieron atravesar períodos con déficit de humedad y las consecuencias de las heladas
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Va terminando una cosecha de granos gruesos que no será récord. Diferentes adversidades impedirán equiparar los 45 millones de toneladas de soja del ciclo 2020/2021; por el contrario, las últimas estimaciones se ubican alrededor de 41 millones. “Muchas sojas de primera de la zona núcleo sufrieron el estrés hídrico estival, que provocó menor desarrollo y caída de vainas, y están rindiendo por debajo de lo presupuestado a la siembra. Otras, con el mismo manejo, pero de unas pocas zonas más favorecidas por las lluvias, están en el promedio o por encima”, observa un técnico agrícola.
Las de segunda muestran rendimientos muy variables según la zona de cultivo, la época de siembra y el ciclo de la variedad. Los peores resultados se observan en el sur de Buenos Aires con los cultivares de ciclo largo, muy afectados por las heladas del 31 de marzo y días subsiguientes.
En muchos lotes, el fenómeno pulverizó el peso de 1000 granos; en otros, directamente determinó que se dejen sectores del lote sin cosechar por tener un rinde potencial de uno o dos quintales por hectárea de un grano de mala calidad y un costo de trilla de 13.000/15.000 pesos por hectárea.
Maíz helado
Con el maíz pasó algo parecido: quedan lejos los 52 millones de toneladas del ciclo 2020/2021 y se esperan registros menores a los 50 millones. “A diferencia de la soja, todos los cultivos de maíz se van a cosechar, pero con rindes muy heterogéneos. Los de primera fueron muy afectados por la sequía, que redujo la cantidad espigas desarrolladas por planta y el número de granos por mazorca”, apunta el profesional.
En tanto, muchos lotes tardíos y de segunda están dando lugar a granos muy livianos por efecto de las heladas, que no secaron las plantas, pero que quemaron hojas claves y cortaron el ciclo de llenado de granos, acelerando la maduración. Según el técnico, “los lotes más afectados fueron los sembrados con híbridos con alguna proporción de sangre tropical, con menos lignina, que estaban en fases reproductivas a fines de marzo-principios de abril”.
Ante esta heterogeneidad en los rindes de muchos lotes, son muy útiles las cosechadoras equipadas con monitores de rendimiento, que permiten “leer” la producción en tiempo real. Estos datos posibilitan tomar la decisión de continuar con la trilla o suspenderla en los peores sectores del potrero.
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