En María Teresa, en el sur de Santa Fe, al productor Alejandro Salemme le sustrajeron 25.000 kilos de la oleaginosa; “antes era el abigeato, ahora apuntan a los cereales”, dijo
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La inseguridad rural parece no tener techo ni límites. Día a día, se conocen más hechos delictivos en diferentes zonas del país y otros tantos que prefieren mantenerse en el anonimato, por miedo a represalias. Los productores, que además de soportar una alta presión fiscal, brecha cambiaria exorbitante y todavía fuertes consecuencias de la sequía, tampoco tienen la tranquilidad de producir en paz, según alertan.
Uno de los hechos, en donde LA NACION viene haciendo un relevamiento desde 2020, es la rotura de silobolsas que, en este caso en particular no solo fue la destrucción sino el robo de granos. A nivel país, desde abril de ese año fueron vandalizados 281 silobolsas.
Para el productor Alejandro Salemme, los temas de inseguridad rural no son una novedad. Tiempo atrás denunció amenazas con silobolsas dañados por parte del gremio Uatre en su establecimiento ubicado en la zona de María Teresa, al sur de la provincia Santa Fe, cerca de Venado Tuerto. Asimismo, el robo de hacienda (abigeato) se había hecho una habitualidad en la región, que también había sido víctima, hasta que se logró desbaratar una organización delictiva que operaba en la zona.
Pero ahora otra vez, su establecimiento fue blanco para los delincuentes. El martes por la noche, en un camino rural que se une a la ruta provincial 14, individuos rompieron el candado de la tranquera de entrada del campo, ingresaron en un camión pequeño con acoplado y se dirigieron unos 1000 metros hacia adentro hasta donde estaban ubicados dos silobolsas con soja.
Tajearon el bolsón que, por su propio peso se abrió de punta a punta. Luego cargaron unas 25 toneladas de soja y se marcharon como si nada. “Es la primera vez que nos sucede esto del robo y, no es solamente lo que se llevaron, hay que agregar las pérdidas que vamos a tener de la soja que queda en el suelo, sumado a que lloviznó esa noche, los costos de una bolsa nueva y el traslado de estos granos a otro lugar más seguro, aunque hoy ya no existen. Estimamos una pérdida de $8 millones”, dijo Salemme a LA NACION.
La sensación que tiene el productor es de una “indefensión total, donde todo vale, donde nadie va en cana y que por eso se atreven a cualquier cosa”.
“Nuestra política es no embolsar. Aunque es una gran solución para el guardado de granos, la utilizamos casi nada, lo menos posible. Después de esto aun más porque te sentís que estás expuesto a otros hechos que puedan venir. Cuando comenté de este hecho en un grupo de WhatsApp de productores para que estén atentos en sus campos, una gran mayoría respondía que a ellos también le había pasado. No es un hecho aislado, hay una impunidad tan grande. Estamos desprotegidos en la ciudad y en los campos y lo peor que lo vamos naturalizando”, contó.
Con gran indignación, Salemme cree que esta inseguridad va ir in crescendo, se va a ir multiplicando donde, “antes iban por las vacas para vender la carne de manera ilegal en las carnicerías de los pueblos cercanos y ahora apuntan a los cereales”.
Si bien realizó la denuncia correspondiente, dijo que la policía hace lo que puede porque las herramientas que tienen son escasas para trabajar de la manera correcta: “Vas al destacamento policial y todo es una lágrima, no tienen medios ni para el combustible que es un insumo fundamental para recorrer y vigilar la zona. Yo a mi gente le doy las herramientas que necesita para trabajar. Esta falta de equipamiento viene de más arriba, la policía pone su buena voluntad pero no alcanza”.
Por último, señaló que para que este escenario cambie, la Justicia juega un papel preponderante. “El sistema judicial es lentísimo y debería haber más celeridad, donde los tiempos luego del hecho delictivo son cruciales. Después se pierde la mercadería y queda impune para siempre”, finalizó.
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