Juan Lariguet, presidente de Corteva Agriscience Cono Sur, destacó que, pese a las dificultades, el campo busca seguir adelante y se abre una oportunidad con la nueva campaña; la situación de los insumos y los créditos
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“La sequía impacta, pero somos resilientes. Tenemos que volver a sembrar, volver a producir. Los productores siempre estamos parados en el presente, con ojos de futuro. Hay que volver a empezar”.
Esas palabras pertenecen a Juan Lariguet, presidente de Corteva Agriscience Cono Sur, quien expuso sobre cómo el fenómeno de La Niña ha impactado fuerte en toda la cadena agroindustrial del país, con una pérdida de casi el 60% de la producción agrícola argentina. Su exposición fue durante la 3º edición de “La Transformación Digital del Agro”, organizada por AgroPro.
Para Lariguet, el haber tenido dos o tres de las últimas campañas muy buenas mitigaron económicamente los efectos adversos de esta pésima campaña. “Somos una industria expuesta al cambio climático, a todas las inclemencias del tiempo, a los vaivenes económicos locales y mundiales que nos vienen afectando desde quién sabe cuándo. Pero, al final del día tenemos que resetear, volver a producir, volver a pensar, volver a estar arriba de nuestros campos, con nuestras planificaciones, armando la siguiente campaña, con el mal recuerdo de lo que nos haya dejado la campaña 22/23″, señaló.
En este contexto, dijo que, si bien la compañía en la que trabaja está dedicada a la innovación, al final del día tienen los mismos problemas que un productor. En rigor, la industria semillera, según datos de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), perdió cerca del 30% de su producción, lo que refleja que el impacto económico es enorme.
“Somos productores de más de 30.000 hectáreas de agricultura extensiva pero intensiva al mismo tiempo. Cada año clavamos una sembradora en los campos, producimos la semilla que al año siguiente vamos a comercializar y llevar al campo de cada uno de los productores. Tenemos relación con más de 90 productores y una antigüedad mínima de 10 años con cada uno de ellos, con quienes generamos una cierta asociación, trabajamos con más de 90 pymes que nos dan soporte para poder llevar adelante esas hectáreas de agricultura. Por eso también estamos expuestos a las inclemencias del tiempo”, aseguró.
El directivo sostuvo que, a pesar de todo, en el agro hay mucha oportunidad hacia adelante, considerando que diariamente el productor toma más de 100 decisiones y cada año asciende a US$30.000 millones lo invertido por quienes producen.
“De esos US$30.000 millones, un poquito más de un tercio son agroinsumos (fitosanitarios, semillas, fertilizantes, hasta el combustible que es necesario para plantar), otro tercio se lo lleva el esquema de arrendamiento y el otro tercio en servicios, maquinarias. Un 30% de eso es con financiación interna, es decir en cabeza del propio productor, y un 70% es con financiación externa (dividido en compañías de insumos, entidades bancarias y modelos cooperativistas y mutuales). Más del 70% de la financiación sobre insumos claves para poder producir se genera a partir de las empresas de insumos”, explicó.
Financiamiento bancario
Para Fernando Bautista, Head de Agronegocios del Banco Santander, en un contexto como la Argentina en la actualidad “las decisiones agronómicas son tan importantes como la financieras”.
“Hoy todos los productores de la Argentina están muy metidos en decisiones financieras, bastante más sofisticadas de las que tomaban no más allá de cinco años. Para entender el escenario, entre el 15 de marzo y el 15 de mayo, hubo cinco incrementos en la tasa de política monetaria del Banco Central. Eso hizo que el mundo pesos se ponga más caro y se empiece a ver un poco más el mundo dólares”, contó.
“Parte de esa sofisticación financiera es que el productor decide hoy en base a márgenes esperados. Hoy, podés ir cerrando los costos, pero en base a futuros de precios. En ese sentido en que las nominalidades que trae una economía como la actual, con tasas de triple dígito para financiarse, con tasas de triple dígito de inflación, donde siembro con un dólar y cosecho con otro; está muy bueno poder ver la relación insumo-producto”, agregó.
Para Bautista, el productor, a la hora de sus decisiones, ve que esa relación va cerrando un poco la ecuación, donde del otro lado, los precios futuros de los principales granos siguen por arriba de los promedios históricos también: “Y, si uno, desde el mundo financiero, le provee ciertas herramientas al productor, ellos pueden ir cerrando variables con algún tipo de certezas y menos incertidumbre”.
Por su parte, Hernán Busch, gerente comercial de Agronegocios de Banco Galicia, coincidió que el productor siempre mira hacia adelante, es “muy futurista”.
“Ya no hay mucho que hacer en lo que sucedió y hay que mirar hacia adelante. Tampoco se puede generalizar: si bien el impacto de la seca fue enorme y hay zonas que le fue realmente muy mal; hay otras que no tanto”, afirmó.
En medio de un contexto financiero que se ha ido complicando por las intervenciones dentro del mercado, que hacían que las tasas mínimas con las cuales se tenía que financiar el campo sean relativamente altas y donde la brecha cambiaria generaba liquidez brecha cambiaria, para Busch “el productor fue aportando más parte de su liquidez y autofinanciándose”.
“De alguna manera, llega con menos deuda o una deuda ciertamente licuada. Eso le permite estar más saludable, desde el punto de vista financiero. Por otra parte, en la actualidad, en los bancos hay mucha disponibilidad de crédito para poder acompañar al productor en esta nueva campaña y es en eso en lo que se está trabajando”, indicó
En este sentido, explicó que no todos tienen la misma necesidad: hay productores que van a tener necesidades más largas, depende también de su actividad: “La actividad agrícola se renueva nuevamente y uno puede entrar en esa campaña si consigue el financiamiento para hacerlo que puede ser mucho más rápido como dar esa vuelta a generar el negocio. En la actividad ganadera, en cambio, afectado por lo climático el proceso va a ser mucho más largo, vamos a menor tasa de nacimientos, menor marcación, hay un proceso de liquidación de vientres. En ese proceso de recuperación también hay que ir acompañando. Estamos buscando cuáles son las soluciones, pero siempre buscando estar muy cerca del productor con sus necesidades”.
Valor agregado
Para Rolando Meninato, exvicepresidente Global de Dow AgroSciences, la cadena valor del sector agropecuario está siendo interpelada para ser más eficientes: “La sociedad nos dice ‘señores tienen que ser más eficientes’. En este sentido, en los últimos años, la cadena de valor se hizo más amigable con eso, con un productor que pasó de tener su libretita en el bolsillo y anotar los precios, hasta hoy que lo hace online en varias plataformas. Es una cadena de valor que obviamente tiene que ser más eficiente porque los márgenes se han comprimido en los últimos años”.
Una de los eslabones de mayor importancia está en la logística los productos donde la distribución de insumos toma una consideración sustancial. “Son productos complicados, difíciles de transportar, como fertilizantes y semillas, con volúmenes y pesos importantes: hay que distribuirlos en toda una superficie, ahí se debe ser más eficiente. Los desafíos están ahí”, expresó.
En este escenario, indicó que quienes superen estos desafíos van a sobrevivir y solo lo harán los mejores, quienes se adapten a los cambios. “No veo, como se veía hace unos años, que la logística vaya a desaparecer, justamente por las necesidades que tiene el productor: una logística a campo. Esto lo vemos en otros países, en Estados Unidos o en Brasil, donde la cadena de distribución no se ha debilitado. Muy por el contrario, se ha fortalecido con inversiones, con inversores, con una combinación de logística, digitalización y hacia una inteligencia artificial para anticiparse a lo que viene”, cerró.
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