En Chicago las cotizaciones caen en forma intermitente desde inicios de diciembre; la producción sudamericana 2023/2024 ofrecería 15 millones de toneladas más que en el ciclo anterior
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En la columna de hoy nos ocuparemos de imaginar escenarios de precios para la soja de la campaña 2023/2024. Allá por mediados de octubre augurábamos para el productor argentino un escenario más complejo con la oleaginosa del que podía esperarse para el trigo y el maíz. Hoy, dichos augurios parecieran confirmarse.
Las cotizaciones en Chicago de la soja vienen “derrapando” (con intermitencias) desde principios de diciembre y con argumentos razonables en términos generales. En primer lugar, es la época en que los silos en EE.UU. están llenos de mercadería y la estacionalidad de la oferta presiona los precios.
Luego vendrá Brasil con una gran cosecha (seguramente menor a la esperada hace un par de meses) y después la Argentina, con una producción muy probablemente abundante.
Mucho se viene hablando de la sequía en Brasil (particularmente en Mato Grosso) y nuestros contactos allí aseguran que las estimaciones de la Conab (el USDA brasileño) son fantasiosas. Pero lo cierto es que, aún así, la cosecha sudamericana 2023/2024 probablemente aumente más de 15 millones de toneladas respecto de la campaña pasada y las reservas mundiales para el cierre del ciclo 2023/2024 se ubicarían en el orden del 30% (segundo récord histórico).
Hace tan sólo cuatro años (“era Macri”) y con similares registros, la soja en Chicago promedió los US$320 por tonelada entre 2018 y 2020. Visto así, es correcto decir que en “términos generales” los argumentos bajistas son razonables. Pero es aquí donde mi convicción en cuanto a que “Chicago queda en EE.UU.” cobra importancia. La famosa plaza de referencia tiene sus “códigos”, toda vez que fue creada por los “yankees” para ellos y, consecuentemente, sus niveles de precios siempre se encuentran alineados con sus niveles de reservas. Guste o no. De tal manera, no vemos ninguna probabilidad de que las cotizaciones de la soja puedan volver a los niveles vistos entre 2018 y 2020.
Ahora bien, ¿el “factor Brasil” (cómodo primer productor de soja del mundo por el tremendo y sostenido crecimiento de su producción) puede alterar nuestra teoría? Buena pregunta. EE.UU. supo ser casi el 40% de la producción mundial de soja. Hoy, la sumatoria de Brasil, la Argentina de Paraguay (en años promedio) triplica la cosecha estadounidense. De tal manera, las probabilidades de que Chicago comience a ponderar dichas proporciones no son menores y deberemos estar atentos.
Es por ello que en Uruguay (que sólo exporta poroto de soja pues no tiene industria aceitera) los “descuentos” respecto de Chicago vienen aumentando en los últimos años. Para que presten atención los que critican el “diferencial arancelario” y apoyan la reciente decisión de eliminarlo (error, más inconfesables motivos recaudatorios).
En definitiva. Año desafiante para las cotizaciones de la plaza sojera. Se supone que EE.UU. aumentará el área de soja en la próxima temporada (mala noticia), pero también es muy probable que en julio Chicago muestre su mejor versión en materia de precios en la nueva temporada. Y allí estaremos nosotros con nuestra cosecha. Si se confirma la baja de las tasas de interés de la Reserva Federal y se debilita el dólar, los “fondos” nos pueden ayudar.
El autor es presidente de Nóvitas SA
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