A mitad de mayo la brecha cambiaria llegaba al 21%; a principios de junio ya había subido al 34%; a fines de junio, al 47%, y los datos de la primera semana de julio llevan la brecha al 54%
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El ministro de Economía, Luis Caputo, anunció esta semana que “inevitablemente la Argentina se va a poner más cara en dólares”. El análisis de la evolución del dólar oficial durante los últimos dos meses arroja un aumento del 4,2%, respetando el crawling peg del 2% mensual escrito sobre la piedra tanto por el Ministro como por el presidente de la Nación, Javier Milei.
En el periodo bajo análisis vemos que el dólar contado con liquidación (CCL) aumentó el 26%, pasando de $ 1078,58 a $1392,48 y que la inflación acumulada en dos meses llegó al 8,2%. Conclusión, el país ya se está encareciendo en dólares. Lo que Caputo está queriendo decir es que seremos un país cada vez más caro en dólares, por sobre el encarecimiento que venimos teniendo en estos últimos dos meses. Es una forma de reconocer que hay atraso cambiario sin mencionar la frase.
El principal indicador que refleja la incertidumbre económica y cambiaria es la brecha entre el dólar blue y el dólar oficial, termómetro de la desconfianza que tienen los operadores del sistema financiero. A mitad de mayo la brecha llegaba al 21%; a principios de junio ya había subido al 34%; a fines de junio, al 47%, y los datos de la primera semana de julio llevan la brecha al 54%. Esto es algo que los productores siguen bien de cerca, a mayor brecha mayor es la desconfianza y mayor es la retracción a vender los granos.
Veamos cómo impacta esto en la economía del productor.
Asumiendo que, a futuro, tendremos más aumentos en el precio de las naftas y en las tarifas de los servicios, habrá un impacto directo sobre los bienes y servicios transables, como pueden ser los fletes de camiones para transportar granos, los gastos en el servicio de cosechadoras, pulverización o siembras, y en los impuestos directos e indirectos que pesan sobre el sector agropecuario.
En la práctica esto implica que los productores van a necesitar vender más granos para poder pagar el mismo bien o servicio respecto del año anterior. Dicho en idioma del productor, habrá un aumento de los rendimientos de indiferencia y esto le generará una caída en el margen neto del negocio, es decir, se achicará la ganancia del agricultor.
Esto sucede en el caso de los productores que tuvieron rindes aceptables, pues en el caso de un productor que perdió rendimiento y producción por la sequía, lo que genera este atraso cambiario es un aumento de las pérdidas.
Hay un análisis bien simplista, si el dólar oficial aumenta o se devalúa al 2% mensual y la tasa de inflación corre al 4% mensual, el atraso del dólar es evidente y se produce día tras día.
El Gobierno también confirmó que la salida del cepo no tiene fecha, con lo cual los productores no deben esperar más la salida del cepo como una receta mágica. Este es el momento en el cual el productor debe ser conservador y tener mucha precaución antes de tomar decisiones; seguir en el día a día las medidas que, tarde o temprano, deberá aplicar el Gobierno.
Por lo pronto, el ingreso de divisas se verá afectado por la retracción de los productores a vender sus granos y por la imposibilidad de los exportadores de convertir esos granos en divisas.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
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