La recomendación apunta a ir asegurando precio por una parte de la producción esperada; en cuanto a la soja nueva, sugieren no apurarse para tomar decisiones
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¿Qué tendrían que hacer, en términos comerciales, los afortunados productores que están pudiendo sembrar soja y maíz tardío con los últimos chaparrones? La conducta más común sería dejar todo sin coberturas, habida cuenta de que todavía no está claro el panorama climático para ambos cultivos. Sin embargo, esa actitud comercial pasiva no necesariamente es la más recomendable, sobre todo en maíz tardío.
Sebastián Olivero, responsable de Commodities de StoneX, afirma que “Brasil tuvo una producción descollante, la de Estados Unidos fue buena y está saliendo maíz de Ucrania, pese a las restricciones bélicas. Entonces, el mercado internacional muestra una situación calma, en la que los principales exportadores están aportando suficiente mercadería a la demanda”.
La contrapartida son los numerosos agujeros que muestra el bote que lleva al puerto a la cosecha argentina, en el que sobresale el provocado por la seca. Por esa razón, el Gobierno dio 180 días más de plazo para los embarques el cereal –un factor bajista– y no puede descartarse que imponga restricciones a las exportaciones, alegando que es prioritario el consumo interno del cereal.
Asegurar precios
En función de ese contexto riesgoso, Olivero conseja ir asegurando precio por una parte de la producción esperada. Así, a modo de ejemplo, recomienda vender 10-15 por ciento con forwards, para capturar los altos precios de 2023, y comprar puts por otro 10-15 por ciento, mientras se ve como sigue el clima.
En soja la situación es distinta. La relación stock/consumo en Estados Unidos es ajustada (4,5%) y no hay mucho margen para el error en la producción sudamericana, cuyo desenlace aún está abierto en la Argentina, Paraguay y en el sur de Brasil. “En nuestro país, gran parte de la soja se va a sembrar como si fuera de segunda, con reducción de su rinde potencial”, proyecta Sebastián.
Estas condiciones generan mucha incertidumbre en el mercado mundial, que puede mostrar volatilidad alcista si siguen bajando las estimaciones de producción en la Argentina. En función de este escenario, y teniendo en cuenta que aún falta mucho para que la cosecha de soja llegue a destino, Olivero aconseja no apurarse para tomar decisiones de venta o, a lo sumo, comprar puts como red de seguridad, en consonancia con el monitoreo de la evolución de los cultivos.
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