Las cuestiones geopolíticas; la tasa de interés en Estados Unidos; la influencia del clima, y la posición de los fondos de inversión son factores que no deben pasarse por alto al momento de analizar los mercados
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Las cuestiones geopolíticas (relacionadas con los conflictos bélicos); la tasa de interés en Estados Unidos (muy vinculada con la inflación); el clima por venir, y la posición de los fondos de inversión en Chicago pasan a ser cuatro variables clave a partir de ahora.
La mitad de estos factores le son propios al mercado de granos, al tiempo que el restante 50% no siempre actúa sobre esta plaza, pero cuando lo hace, puede tener un fuerte impacto en la formación de los precios. En este sentido, a lo largo de la historia se alternaron periodos de paz y de conflictos bélicos, pero lo que registra pocos o nulos precedentes es la presencia de dos guerras en simultaneo en distintas regiones del planeta.
Por otro lado, las variaciones en las tasas de interés en el mundo en general y en Estados Unidos en particular tampoco generan tanto alboroto, salvo cuando se trata de “aplacar” la inflación derivada del “despilfarro” monetario que generó la pandemia.
Pero en eso estamos, observando con detenimiento si los conflictos bélicos escalan y si las tasas bajan para, entonces, poder hacer un diagnóstico sobre el impacto en los precios de las commodities agrícolas. Ergo, no sólo hay que ver qué pasa con el clima que determina la oferta o con el devenir de la demanda (léase China), sino que, además, hay que seguir estas variables previamente comentadas.
El escenario claramente es complejo, puesto que las presiones inflacionarias en Estados Unidos no ceden al ritmo que la Reserva Federal desea y, entonces, la baja en las tasas de interés se va dilatando en el tiempo. Y ello no es favorable para que las cotizaciones de los granos mejoren, ya que poseen una correlación inversa.
Por otro lado, una escalada en los conflictos geopolíticos podría tener un cariz negativo en un principio, para luego generar una recuperación en los valores, puesto que para los países importadores siempre es mejor tener la mercadería en el puerto de destino más que en los países de origen.
Y ahora, el desastre climático en sur de Brasil agrava la incertidumbre global. Al momento de redactar la presente columna se estimaba que las pérdidas podrían ascender a los 7 millones de toneladas de soja, pero los desastres acaecidos en las plantas de acopio podrían incrementar dicha cifra. Si la cosecha en nuestro vecino se ubica cerca de los 140 millones de toneladas, la relación stock/consumo mundial no estaría muy lejana a la de los últimos años.
Desde ahora y en adelante, el devenir climático en el país más importante de América del Norte irá “moldeando” el futuro de las cotizaciones. Entramos en zona de turbulencias y si tenemos claro que los mercados de granos ya no son mercados de tendencia sino más bien de pulsiones (salvo desastres productivos), comienza el momento de estar atentos y de seguir con detenimiento cada una de estas cuatro variables.
A partir de ahora deberíamos entrar en “temporada de oportunidades” y, teniendo en cuenta que los números son muy finitos en cuanto a la rentabilidad, resulta fundamental poder aprovecharlos.
El autor es socio de Nóvitas SA
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