Con los precios de la soja en el nivel más bajo en cuatro años, nuestros vecinos devaluaron y los estadounidenses reciben asistencias estatales varias para defender sus ingresos
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Un año para aprender, todos, incluyendo las autoridades. Enfrentamos un contexto de precios que impacta hoy y que plantea muchas dudas para el futuro. Chicago continúa bajo presión con un clima impecable en Estados Unidos y con China que aprendió que debe comprar soja en Brasil (no en EE.UU.). El accionar de los fondos especulativos, agresivos vendedores desde principios de julio como nunca se vio, completa el negativo panorama.
Y el “factor Brasil” vino para quedarse. Nuestros vecinos suman tremendas cosechas una tras otra y la devaluación del real ayuda para que no tengan necesidad de mirar lo que sucede en Chicago.
Por su parte, el USDA continúa estimando una producción de maíz en Sudamérica lejana de la realidad. Para ellos no existió la “chicharrita” en nuestro país. Además, ubica en 50 millones de toneladas las exportaciones de maíz de Brasil del presente ciclo, siendo que la Conab (el USDA brasileño) las estima en 36 millones de toneladas. Demasiada fantasía.
Un año para comprender que en soja y en maíz somos tres los actores del lado de la oferta. Los mismos tres. Brasil, Estados Unidos y la Argentina ¿Subestimamos a nuestros competidores? A Brasil, no. A EE.UU. puede ser. Ya finalizando agosto los productores estadounidenses se encaminan a una supercosecha de soja (récord), poco imaginable dos meses atrás, y a la tercera cosecha más voluminosa de la historia en maíz.
Los farmers siembran cada año aproximadamente 35 millones de hectáreas de maíz y otras tantas de soja y los rindes del forrajero alcanzan los 11.500 kilos por hectárea (nosotros, 7500 kilos por hectárea en 7 millones de hectáreas), al tiempo que en soja este año superarían los 3500 kilos por hectárea (nosotros, 2900 kilos por hectárea en 17 millones de hectáreas). Sin Ley de Semilla la brecha se amplía más cada año.
En Brasil, el clima en Mato Grosso y en otros Estados de referencia brinda un régimen de lluvias envidiable en las instancias críticas. Ello, sumado al apoyo estatal (devaluación) genera un marco muy distinto al que enfrenta el productor argentino.
Lo cierto es que la soja en Chicago muestra los niveles más bajos de los últimos cuatro años y algunos argumentan que la posición noviembre 2024 podría copiar la evolución de 2014 (derrapó hasta US$330). En aquel momento comenzó lo que algunos denominan la “era de hielo” de las commodities (Bloomberg) y la soja entre 2018 y 2020 (nuestra “era Macri”) promedió los US$320 por tonelada. Claro que en aquellos años las llamadas “retenciones” se ubicaron entre el 29 y el 25%. Este último nivel representa US$30 por tonelada respecto del 33% actual.
Ahora bien, ¿importa decir que son los precios más bajos en 4 años? Lo que importa es que con estos niveles de precios los márgenes son negativos en Estados Unidos, Brasil y en la Argentina.
Nuestros vecinos devaluaron. Los estadounidenses reciben asistencias estatales varias para defender sus ingresos (la famosa Farm Bill). Pregunta: ¿podemos competir en esa liga? Como dijimos un mes atrás. Así, no.
¿Alguien es su sano juicio puede pretender que se cobren casi US$200 billete cuando un productor uruguayo cobra más de US$350? Mala suerte la de Milei. La foto de hoy implica recortar US$8000 millones en el ingreso de divisas del sector. Así, pedir “paciencia” es improcedente.
El autor es presidente de Nóvitas SA
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