Luego de cuatro ruedas negativas consecutivas, la posición septiembre pasó de 589,83 a 541,14 dólares por tonelada; la caída del petróleo, la devaluación del real y el Covid en China fueron parte de los factores bajistas
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La soja completó ayer la cuarta rueda bajista seguida en la Bolsa de Chicago como consecuencia de una sostenida ola de ventas de los inversores, que así buscaron resguardar de una sucesión de factores negativos para el valor de la oleaginosa las ganancias obtenidas en jornadas recientes. Ese combo adverso incluyó desde la caída del petróleo, que afecta a productos como el aceite, utilizado para la producción de biodiésel, hasta la devaluación del real frente al dólar, que mejora las perspectivas para los exportadores y para los agricultores brasileños. Además, un rebrote de Covid en China y el comienzo de la cosecha en el sur estadounidense completaron la secuencia que disparó las alarmas en los despachos de los administradores de los grandes fondos especuladores que hacen mover las pizarras del mercado de futuros referente en el nivel mundial.
Al cierre de las operaciones del día, las posiciones septiembre y noviembre de la soja reflejaron quitas de US$12,77 y de 10,20, mientras que sus ajustes resultaron de 541,14 y de 512,48 dólares por tonelada. En lo que va de la semana estos contratos acumularon pérdidas del 8,3 y del 4,6% respecto de los 589,83 y de los 536,92 dólares vigentes el viernes pasado. Cabe tener como referencia que septiembre está próximo a vencer y que noviembre es la posición que concentra el mayor volumen de negocios.
Por estos días, los aires de recesión que agitan la economía mundial, producto del Covid y de la guerra entre Rusia y Ucrania, impactan en el ánimo de los inversores y en sectores clave como la energía. Allí, el petróleo expone el desánimo con sus precios en baja. Ayer el crudo en el mercado estadounidense cayó un 3,6%, al pasar de 89,55 a 86,37 dólares por barril. Y su caída provocó un efecto derrame sobre productos como los aceites vegetales utilizados en la producción de biodiésel. La posición diciembre del aceite de soja retrocedió un 5,8% en Chicago, luego de variar de 1487,65 a 1401,90 dólares por tonelada.
Más allá de que el precio de la harina de soja se mantuvo casi sin cambios tras las pérdidas de las tres ruedas precedentes –sumó 22 centavos de dólar y quedó en 457,78 dólares para el contrato diciembre–, el debilitamiento de las cotizaciones de los subproductos de la oleaginosa afectan los márgenes de la molienda y eso puede derivar en una menor demanda del grano por parte de la industria.
Acerca de las monedas, y en tiempos donde el dólar se cotiza alto y mantiene al euro debajo de la paridad, resultó particularmente bajista ayer la devaluación del real frente a la divisa estadounidense, que fue del 1,1% y que llevó la relación de 5,1831 a 5,2422. Cuando se dan movimientos como este mejoran las perspectivas para el agro brasileño, porque hacen más competitivas sus exportaciones y porque mejoran la retribución que obtienen los agricultores, que por estos días están comenzando a sembrar la soja de la campaña 2022/2023, con chances todavía de sumar hectáreas a los planes iniciales.
Al respecto, la firma StoneX elevó ayer de 152,60 a 153,60 millones de toneladas su proyección sobre la cosecha de soja de Brasil en el nuevo ciclo agrícola. “Una cosecha récord puede ser acompañada por un crecimiento de la demanda, con exportaciones que podrían alcanzar los 100 millones de toneladas”, dijo Ana Luiza Lodi, especialista en el mercado de soja de la filial brasileña de la empresa de origen estadounidense.
Esta nueva estimación se sumó a la difundida el lunes por la Asociación Brasileña de las Industrias de Aceites Vegetales, de 151 millones de toneladas, y a los 150 millones proyectados la semana anterior por la Compañía Nacional de Abastecimiento, dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil. Cabe tener en cuenta que en su informe de principios de agosto este organismo calculó la producción de la campaña 2021/2022 –fue afectada por condiciones de tiempo adversas, sobre todo en el sur del país– en 124,05 millones de toneladas y la expectativa de exportaciones, en 75,23 millones, por lo que el salto productivo que se prevé ahora para el nuevo ciclo agrícola es muy importante, clima mediante.
Covid y cosecha
Sin datos actualizados certeros sobre las exportaciones estadounidenses desde el jueves de la semana pasada, cuando la puesta en funcionamiento del nuevo sistema de relevamiento semanal ideado por los técnicos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) falló por “dificultades imprevistas” y dejó a ciegas a los operadores, algo que seguirá así al menos hasta el jueves 15 del presente mes cuando el organismo esperan “reanudar los informes regulares”, el mercado siente que China está comprando menos de lo esperado en la zona del Golfo.
Entre las razones que vienen provocando esas aparentes menores compras de soja por parte de China se destaca la política de “Covid cero” impuesta por el gobierno de Xi Jinping, que por pocos que resulten los nuevos contagios puede disponer el confinamiento de ciudades enteras. Esto sucedió ayer en Chengdu, ubicada en el sudoeste del país y con poco más de 20 millones de habitantes y con 157 nuevo casos reportados. Estas medidas tienen impacto sobre el movimiento del comercio e incluyen, entre otras directivas, cierres de cadenas hoteleras y de restaurantes. Así se reducen la demanda de productos como los cortes de carne y eso afecta al resto de los eslabones de la cadena de valor, hasta el poroto de soja.
Por último en la serie de fundamentos bajistas, en los Estados del sur estadounidense ya está en marcha la cosecha de soja. El lunes el USDA reportó el avance de la recolección sobre el 19% de la superficie apta en Louisiana y sobre el 4% en Mississippi. Si bien esa no es una región relevante para el número final de la producción de los Estados Unidos, el tránsito de las máquinas, con tiempo más seco de lo previsto en los pronósticos de la semana pasada, influye sobre el ánimo de los operadores, que saben que en breve el grano nuevo comenzará a presionar sobre el mercado.
Mercado local
En la plaza doméstica de granos las bajas externas tuvieron un correlato parcial, mientras se espera por la oficialización de un nuevo tipo de cambio diferencial que haga más atractiva la venta de soja. Las pizarras del Matba Rofex reflejaron ayer bajas de US$3 y de 4 sobre los contratos septiembre y noviembre de la oleaginosa, cuyos ajustes fueron de 380 y de 379,50 dólares por tonelada. La posición mayo, que marca la entrada de la nueva cosecha, perdió US$3,60 y terminó la jornada con un valor de 359,40 dólares.
Por tonelada de soja con entrega inmediata en las terminales del Gran Rosario las fábricas redujeron sus propuestas de 375 a 365 dólares. “Entre las bajas afuera y la incertidumbre adentro, el mercado está en punto muerto”, graficó a LA NACION un operador en el ámbito de la Bolsa de Comercio de Rosario. Agregó que el poco movimiento visto durante el día pasó por aquellos que tienen que fijar precio a operaciones hechas tiempo atrás sin un valor establecido. “Fuera de las fijaciones, que se hicieron en un nivel de 50.670 pesos por tonelada. No hubo nada más”, agregó la fuente.
Para los puertos del sur, las propuestas de los exportadores retrocedieron de 380 a 370 dólares por tonelada de soja con entrega sobre Bahía Blanca y sobre Necochea.
Por último, en el mercado de exportación el valor FOB del poroto de soja en los puertos argentinos bajó de 608 a 597 dólares por tonelada; el del aceite, de 1414 a 1351 dólares, y el de la harina, de 471 a 469 dólares, según el relevamiento de la Secretaría de Agricultura de la Nación.
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