Tras la secuencia de falta de humedad y heladas que derrumbó la expectativa de rendimientos, habrá productores que tendrán problemas para cumplir con los compromisos asumidos
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Más allá de algunas lluvias registradas durante la semana en áreas localizadas, la sequía que está asolando la región triguera catapultó los precios del cereal: el disponible se cotizaba a US$354 por tonelada a mediados de semana, un 46% por encima de los US$241 de igual fecha de 2021. La diferencia sube al 50% cuando la comparación se efectúa con 2020 y al 105% con 2019, antes de que ocurriera el rally de precios fogoneado por los problemas climáticos, el aumento de los insumos y la invasión de Rusia a Ucrania.
Algo parecido pasa con los precios ofrecidos para diciembre de 2022: 338 versus 239 dólares de 2021 a igual fecha (+41%), versus 2020 (+59%) y versus 2019 (+96%). Sin embargo, hay que aclarar que estos valores serán considerados abstractos por la creciente cantidad de productores que se ven obligados a echar los novillos a los peores lotes o que secarán el trigo para hacer barbecho para la siembra de soja.
En tanto que los productores que alcanzarán menos de media cosecha también enfrentarán serios problemas. Además de la disminución de ingresos en los casilleros de diciembre y de enero del presupuesto deberán pensar cómo cubrir los contratos forward.
Problemas financieros
“En junio de este año me gustaron los precios del trigo diciembre y comprometí el 50% de la producción probable, sobre la base de un rinde de 45 quintales por hectárea. Luego vinieron la seca y las heladas y ahora tengo una expectativa de rinde de 25/30 quintales si llueve de inmediato o de 15/20 si no tengo suerte. Entonces, no descarto tener que salir a comprar trigo para cumplir lo pactado”, lamenta un productor de Arrecifes.
Estos agricultores que vendieron adelantado enfrentan otro problema: no pueden aprovechar los altos valores que se ofrecen actualmente a cosecha –US$338 por tonelada– sino que muchos vendieron a US$260/270, que parecían buenos precios en los tramos iniciales y medios del cultivo. Se combinan, así, bajos rindes y bajos precios.
Finalmente, otro problema será la refinanciación de los insumos retirados para la siembra de granos gruesos. Muchos productores demandaron fertilizantes y semillas de maíz, girasol o soja firmando comprobantes con promesa de pago a fin de año, con los importes que preveían de la cosecha fina. Esos montos se derritieron con el desplome de los rindes y habrá que tomar nuevo endeudamiento para cancelar las facturas.
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