Los productores aceleraron ventas que posibilitaron un mayor procesamiento de soja y una importante liquidación de divisas por la agroexportación
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La coyuntura microeconómica, sustentada por la no salida del cepo y la baja en el precio de los dólares alternativos, incluido el dólar blue, tuvo el efecto buscado y deseado por el Gobierno. El productor, sin liquidez, está obligado a vender su soja y su maíz para poder enfrentar los compromisos de siembra de la nueva cosecha de verano. No solo no hay pesos, sino que tampoco hay dólares o, mejor dicho, los dólares los tienen los productores que conservan sin vender 25 millones de toneladas de soja y 8 millones de toneladas de maíz.
En el caso del forrajero se trata del saldo de maíz pendiente de vender con destino a la exportación, que ingresa en el sistema de registros y liquidación de divisas, con el consecuente pago de derechos de exportación. Hay otro saldo mucho mayor de maíz, estimado en 12 millones de toneladas, que se orienta a satisfacer la demanda interna de los feedlots, las avícolas y de los productores porcinos. Este grano se vende en procedencia y a un precio mucho mayor que el valor de paridad que pagan los exportadores.
El otro tema que no es menor, por como vienen las proyecciones de inflación de octubre, muy cercanas al 3%, estamos cada vez más cerca del nivel de devaluación oficial del peso del 2% mensual conocido como crawling-peg. ¿Qué pasara cuando la inflación mensual llegue al 2% y se iguale con el 2% de la devaluación fijada por el equipo económico? El Gobierno dice que hasta que no tengan asegurado un mayor ingreso de divisas que pueda recomponer las reservas del Banco Central el cepo no será liberado.
Y aquí es donde entra en el análisis qué esta pasando con la liquidación de divisas. Para suerte del Gobierno, la molienda de soja de septiembre llegó a 4,11 millones de toneladas, muy cerca del nivel récord de 4,38 millones alcanzado en julio. Esta molienda se sustenta en los 2,20 millones de toneladas de soja vendidos por los productores –necesitados de liquidez– y las casi 650.000 toneladas de soja importadas, a lo que debemos agregar las existencias de soja física en poder de la industria.
Un dato novedoso, en septiembre se importaron 92.000 toneladas de soja procedentes de Uruguay, se amplia de esta forma la oferta de oleaginosa proveniente de los países vecinos del Mercosur. Por su parte, Paraguay sigue siendo, por lejos, el país que aporta el mayor volumen de soja importada por la Argentina, con 530.000 toneladas durante septiembre y con casi 1 millón de toneladas en marzo, mes récord para las compras de soja paraguaya.
El ingreso de divisas durante septiembre fue de 2481 millones de dólares y si consideramos el trimestre julio-agosto-septiembre llegó a los 7543 millones de dólares, superando el ingreso de divisas del trimestre abril-mayo-julio, el periodo cuando ingresa la cosecha de soja.
Vemos que cambió el patrón de venta de los productores y la soja importada hizo un aporte no menor para sostener un ritmo de molienda inusual para esta época del año.
Por como vinieron las ventas de los productores argentinos de soja (1,70 millones de toneladas) y de maíz (1,30 millones de toneladas) en octubre, más la soja importada, no debería sorprendernos que el ingreso de divisas en este mes pueda llegar a los 2500 millones de dólares.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
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