Se trata del moscovita Alexander Belov, un economista y financista devenido productor agropecuario; desde 2006 que visita el país, cuando vino en busca de la siembra directa
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A orillas del Mar Negro, más precisamente en la región Krasnodar, el moscovita Alexander Belov observa los lotes de trigo. Sabe que para junio próximo habrá una buena cosecha del cereal. De a poco, la primavera se hace sentir y cada día el calor asoma con más fuerza.
Tiene 58 años y hasta 2007 se dedicó a la economía y a las finanzas. Pero un viaje realizado a la Argentina lo llevó a cambiar su vida por completo: ser productor agropecuario y, como si fuera poco, concesionario de maquinaria agrícola y vendedor de repuestos agrícolas. En esa zona sur rusa, junto a un socio, tiene una explotación agrícola, donde además de trigo, siembra girasol y algo de maíz.
Estuvo en la Argentina más de una veintena de veces, pero bien recuerda esa primera vez que visitó el país. “Ese viaje me dio impulso para dejar las finanzas y volcarme de lleno al sector agropecuario. Fue un cambio muy importante para mí. Era regresar a mis raíces, porque cualquier ruso o ucraniano tiene en sus raíces un espíritu campesino. Es una cultura milenaria en ambos países”, cuenta a LA NACION.
“Llegué al país en el 2006, cuando el dólar estaba a $3 y hoy 16 años después y en tiempos de paz la divisa está a $200, es increíble lo que pasa en la Argentina”, agrega.
Según describe, la relación con el sector productivo de la Argentina comenzó primero en busca de implementar la siembra directa tanto en Rusia como en Kazajistán. Allí, tanto técnicos del INTA como de Aapresid se hicieron eco de sus demandas y entablaron una relación de amistad e intercambio técnico.
“En esa primera misión, tuve la suerte de conocer a la gente del INTA, que fueron los mentores para nuestro trabajo agrícola en Rusia. Durante cuatro años, entre el 2008 y el 2011, un técnico del INTA recorrió miles de kilómetros por diferentes campos para ayudarnos en la adaptación de esa nueva práctica para nosotros”, expresa. También importaron sembradoras para ese tipo de siembra, primero para ellos mismos y luego se convirtieron en representantes y vendieron una gran cantidad de máquinas en su país.
Conflicto con Ucrania
Desde ese tiempo, trabaja tanto con productores rusos como ucranianos. “Productores de ambos países están preocupados por la situación, somos familia. Muchos años he organizado expediciones agrícolas a la Argentina, incluso he juntado grupos mixtos de productores rusos y ucranianos para viajar, donde hemos visitado campos bonaerenses, santafesinos, entrerrianos y cordobeses y también recorrimos fábricas de maquinaria agrícola. Había una buena camaradería”, relata.
Para Levov, la peor violencia que puede existir es la familiar. “Y nosotros, tanto ucranianos como rusos salimos de la misma raíz, somos una gran familia y lo que está pasando es muy doloroso. Rezo para que esto termine pronto”, se lamenta.
En cuanto a la agricultura, señala, en Rusia, la cosecha fue de 122 millones de toneladas de todos los granos, donde el trigo representó unas 76 millones de toneladas. “Es la reina de la estepa rusa. En esta próxima cosecha, en junio y julio próximo, no habrá problemas. Los cultivos están en excelente estado y el rinde total será mayor al del año pasado. Serán unos 129 millones de toneladas de granos en total y el mayor superávit lo tendrá el trigo, que se cosechará en dos meses: se estima que serán más 80 millones de toneladas”, asegura.
Sin embargo, sentencia que en Ucrania los productores no correrán con la misma suerte. “En Ucrania hay problemas con la siembra del cultivo de verano, los inconvenientes tienen que ver con el combustible y con los insumos, sumado a la enorme incertidumbre que se tiene. A fin de cuentas, el campesino va a ir a sembrar pero no sabe si en cualquier momento se le aparece un blindado en medio de su lote”, detalla.
“Hay que recordar que la zona más productiva del girasol en ese país es donde mayor actividad bélica hay en este momento. Igualmente, no creo que pierda la siembra porque el pueblo ucraniano es tenaz pero sin duda se sembrará menos superficie y va a haber problemas en los rindes por falta de fertilizantes y de combustible”, agrega.
Si bien en Rusia no habrá problemas de siembra, si los tendrá con el financiamiento. “Los inconvenientes estarán del lado de la disponibilidad de recursos financieros para la siembra. Si antes del conflicto, con una inflación anual del 4%, el crédito a corto plazo para la compra de insumos estaba disponible al 12% y el crédito a lago plazo para hacer inversiones era del 5%; ahora, con la tasa del Banco Central del 20%, el crédito de la banca privada va a ser superior a eso. Este año debemos olvidarnos las inversiones”, explica.
“Nos habíamos olvidado de lo que era la hiperinflación de los años 90. La inflación tan baja desde hace un tiempo favoreció para que las inversiones agropecuarias crecieran de manera importante. Se modernizó muchísimo y la aplicación de tecnología derramó mayores rindes y mayor superficie. La estabilidad monetaria fue un factor crucial para el desarrollo del agro ruso”, añade.
Por otro lado, describe que ya el año pasado los insumos se habían incrementado un 50%, pero que “para la próxima siembra de trigo, el panorama se va agravar, debido las sanciones que tiene el país, donde los agricultores tendrán problemas para conseguir maquinarias y repuestos de marcas y fabricantes internacionales”.
Belov sueña con volver a la Argentina, quería venir este 2022 a conocer la muestra de Expoagro pero no pudo por la guerra. “Los productores argentinos trabajan en condiciones favorables en cuanto al clima y a los suelos pero en condiciones totalmente adversas por la inestabilidad económica y las retenciones. En el resto del mundo no pueden creer cuando uno les trata de explicar el tema de las retenciones, se preguntan si son subsidios del Gobierno. No entienden el tema de las retenciones, porque en todo el mundo se dan subsidios a los que producen alimentos, incluso en Rusia muchos años tenemos beneficios de este tipo. Es heroico cómo logran sobrevivir los productores argentinos a tantas trabas”, finaliza.
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