La noticia sumó combustible alcista a un mercado cuya firmeza resulta estructural; en la plaza estadoundiense la posición julio del cereal subió US$25,72 y cerró con un ajuste de 458,38 dólares por tonelada
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Luego de subir más del 6% durante la semana pasada, los precios del trigo volvieron a crecer con fuerza hoy en la Bolsa de Chicago y ganaron otro 6% tras la decisión del gobierno de la India de restringir las exportaciones del grano fino para preservar su oferta doméstica ante la ola de calor que está perjudicando los cultivos y que podría reducir el volumen de la nueva cosecha 2022/2023.
Al cierre de los negocios las pizarras reflejaron alzas de US$25,72 –máximo habilitado para una rueda– sobre los contratos julio y septiembre del trigo, cuyos ajustes fueron de 458,38 y de 459,66 dólares por tonelada. En Kansas, la otra importante Bolsa estadounidense donde se comercializa el grano fino, las mismas posiciones también ganaron US$25,72 al concluir la jornada con ajustes de 496,77 y de 497,42 dólares.
La decisión del gobierno de la India de limitar las ventas externas de trigo tuvo un fuerte impacto sobre los precios, más allá de que varios países, entre ellos Egipto –es el principal importador mundial y luego de muchos años acordó la compra de 500.000 toneladas– y Bangladesh, advirtieron que sus compras estarán exceptuadas de las restricciones indias. Eso quedó en línea con lo dicho por las autoridades de la India, en cuanto a que no se frenarán las operaciones ya acordadas, ni las que estén relacionadas con compras estatales que tengan por finalidad la seguridad alimentaria.
Cabe tener en cuenta que la India, pese a ser el segundo mayor productor mundial de trigo –en la campaña 2021/2022 cosechó poco más de 109 millones de toneladas–, no es un tradicional exportador del cereal. Según datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) en el ciclo 2020/2021 exportó 2,56 millones de toneladas y está dando un salto hasta los 8,15 millones actualmente para usufructuar la salida de Ucrania del mercado, como consecuencia de la guerra tras la invasión rusa.
Con ese hecho de por medio, las autoridades de la India se habían propuesto seguir escalando en las ventas externas para llegar al ciclo 2022/2023 con exportaciones superiores a los 10 millones de toneladas y con un objetivo de máxima de 12 millones. Sin embargo, estas aspiraciones chocaron con condiciones de tiempo seco y muy caluroso, que semanas atrás obligaron al gobierno a ajustar de 111,30 a 105 millones de toneladas su estimación sobre la nueva cosecha.
Entonces, la reacción alcista del mercado no es solo por la eventual salida de la India del mercado exportador, sino porque se trata de una restricción más de oferta en un mercado que ya tiene una firmeza que resulta estructural, porque se fundamenta en una demanda insatisfecha. Además, esta noticia llegó luego de que el USDA proyectó el jueves pasado una cosecha estadounidense 2022/2023 inferior a la expectativa de los operadores y un volumen para las existencias finales mundiales de 267,02 millones de toneladas, que resultó el más bajo desde los 266,61 millones de la campaña 2016/2017 y que implicaría –si efectivamente se cumple esta estimación– el tercer ciclo comercial con el stock en caída.
Como hechos que siguen influyendo sobre la firmeza de los precios del trigo se destacan la continuidad de la guerra en Ucrania, que mantiene la incertidumbre sobre cómo y cuándo ese país podrá volver a comerciar su producción, y el muy mal estado de los trigos de invierno en Estados Unidos, de cara a una cosecha que comienza entre finales del presente mes e inicios del próximo.
Sobre ese último factor, tras el cierre del mercado el USDA aportó más fundamentos para prolongar la firmeza de los precios del trigo. Ocurre que en su informe semanal sobre cultivos redujo del 29 al 27% la proporción de cultivos de trigo de invierno en estado bueno/excelente, un dato que quedó muy por detrás del 48% de igual momento de 2021 y que, incluso, fue a contramano del 30% previsto en promedio por los operadores. Además, la siembra del trigo de primavera la relevó sobre el 39% de la superficie prevista, muy demorada en comparación con el 83% del año pasado y abajo del 43% estimado por los privados.
La tónica alcista externa también se reflejó en el mercado argentino y, en particular, sobre las pizarras del Matba Rofex, donde los contratos julio y diciembre del trigo sumaron US$5,70 y 14,50, al cerrar con ajustes de 385 y de 369 dólares por tonelada.
En el mercado físico los exportadores hoy elevaron sus ofertas por el trigo con entrega inmediata de 370 a 380 dólares por tonelada para el Gran Rosario y para Bahía Blanca. Por el grano de la nueva cosecha, para las descargas entre diciembre y enero, las mejoras de fueron de 355 a 365 dólares por tonelada para las terminales antes citadas y de 350 a 360 dólares para el puerto de Necochea.
Poco margen para mayores siembras
“El productor debería intentar aprovechar subas como las que se están dando hoy, sobre todo si tiene poco vendido y cubierto, para concretar alguna operación forward (venta anticipada) o para diseñar estrategias comerciales flexibles con el uso de las herramientas del mercado de futuros y opciones para fijar un piso lo más alto posible para el grano y para mantener la capacidad de usufructuar eventuales nuevas subas”, explicó a LA NACION Sebastián Olivero, responsable de Commodities en la Argentina de la estadounidense StoneX.
Agregó que si bien esta suba de precios y algunas bajas que se dieron en las últimas semanas en los valores de algunos insumos –igualmente siguen muy por encima del nivel de 2021– podrían generar algún replanteo de siembras, la posibilidad de que generen más interés por la siembra de trigo sería solo marginal. “La preocupación por los altos costos de los insumos persiste y a eso se agrega la gran incertidumbre que genera la intervención del mercado por parte del Gobierno, por ejemplo, con los cupos para exportar. Además, hoy muchos productores están optando por la cebada, que está muy competitiva, con muy buenos precios y con bajos costos, y con los agregados de que libera el campo antes que el trigo y que su comercialización no está intervenida”, destacó el especialista.
El miércoles pasado la Bolsa de Comercio de Rosario estimó que en la campaña 2022/2023 se sembrarán con trigo 6,35 millones de hectáreas, unas 550.000 hectáreas menos que en el ciclo anterior. Más optimista fue la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el jueves pasado, cundo en A Todo Trigo proyectó el área destinada al cereal en 6,60 millones de hectáreas, con un recorte de 100.000 hectáreas frente a la campaña 2021/2022.
Para Adrián Seltzer, analista de mercados de la corredora Granar SA, las actuales condiciones del mercado de trigo harán poco viable un cambio en las intenciones de siembras, sobre todo entre los productores medianos y grandes, que ya tienen un esquema de rotaciones que no permite cambios súbitos. “Quizás productores más chicos puedan optar por sumar más hectáreas con trigo, pero considero que en el nivel país no habrá cambios significativos”.
En cuanto a la relación entre precios y acciones que el productor podría seguir, Seltzer destacó que lo primero es hacer un análisis de los números y de las expectativas para tomar la mejor decisión. “Lamentablemente hoy hay poca liquidez en el mercado de futuros para generar la diversidad de opciones que uno quisiera ver para diseñar estrategias de comercialización. Pero tanto esa chance, si se diera, como la venta de parte de la producción esperada en forma adelantada requiere un análisis muy claro de los números. Está claro que el valor actual del trigo es muy atractivo, para unos más y para otros menos, según las situación particular de cada productor. Pero también es cierto que recién se va a comenzar a sembrar y que aún no está claro cómo se comportará el clima a lo largo de la campaña, entonces, es normal que haya quienes no deseen asumir el riesgo de vender lo que no saben si podrán cosechar. En síntesis, situaciones como la que vemos hoy con la fuerte suba de precios a lo que invita es a analizar expectativas y objetivos, y a actuar en consecuencia”, dijo el analista.
Una fuente del sector comercial que optó por preservar su identidad explicó a LA NACION que el “ruido político” es hoy el principal condicionante para una mayor siembra de trigo, incluso más que la suba de costos. “Oírlo a Roberto Feletti –secretario de comercio– amenazar en forma recurrente con una suba de retenciones para bajar el valor del pan y para generar más ingresos para el Estado, cuando que los exportadores tienen registrados para su despacho y por ende con el nivel de derechos de exportación ya fijado más de 8 millones de toneladas de trigo nuevo, sobre los 10 millones de toneladas autorizados por el Gobierno, no alienta la siembra de trigo, sino todo lo contrario. Lo único puede generar hoy un aumento de retenciones es una fenomenal transferencia de dinero para los exportadores que hasta el momento compraron poco más de 3 millones de toneladas para cubrir todo lo registrado y que seguro le transferirán el descuento a los productores por algo que ellos ya tienen declarado y por lo que no pagarán un tributo mayor”, explicó el operador.
Y añadió: “Además de la cuestión de los costos, que también afecta a otros cultivos, el hartazgo por el cambio de reglas de juego es lo que los productores nos destacan como una de las razones centrales por las que en esta campaña limitarán la siembra de trigo. Es una pena que no se tome dimensión del daño que se hace por pensar siempre en el corto plazo”.
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