Mientras los resultados de los productores dependerán de las estrategias adoptadas, para los contratistas, camioneros y acopios se avecina un duro impacto
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Si hay que describir la situación de la campaña actual entrando en su tramo final en la zona núcleo, se podría empezar con la famosa palabra “depende”. Porque la realidad de cada productor hoy por hoy “depende” de qué tipo de suelo posea, si alquila o es propietario, del nivel de cobertura logrado, del sistema de labranza seleccionado, de los cultivos elegidos, de las fechas de siembra empleadas, de los genotipos, etcétera.
Frente a la escasez de lluvias durante la campaña, las estrategias más defensivas parecen ser las que mejor performance vienen logrando a priori. Existen varios indicadores de resultados de estrategias a la vista cuando uno recorre maíces tardíos en mejores condiciones que varios tempranos en la misma zona y capacidades productivas. Otro indicador muy notorio, aunque no tan común de ver en la zona, es encontrar en las recorridas lotes de girasol de buenos a muy buenos linderos a pobres lotes de soja y maíz.
Hay muchas empresas agropecuarias que van a enfrentar un muy mal año productivo traducido en pérdidas de diferentes tamaños. Las empresas peor posicionadas de esta campaña en gran parte de la zona núcleo vienen siendo las que apostaron fuerte al cultivo de trigo y, a su vez, invirtieron en fertilización en un año caro con muy malos resultados productivos.
Si, además del mal resultado de la campaña fina se asignó mucha superficie al maíz de primera en lotes muy castigados por las faltas de precipitaciones, esto es un buen complemento para cerrar mal el ciclo agrícola.
Por lo que venimos viendo, respecto de soja de primera “depende” principalmente de la calidad del lote en el cual se implantó, el grupo de madurez seleccionado y el control de malezas eficaz empleado.
Los lotes son muy variados y predominan los de regular a bajos rendimientos con plantas que no superan los 9 nudos y en numerosos casos no alcanzaron a cerrar el entresurco. En lo que refiere a protección vienen siendo atacados desde implantación por arañuelas y trips.
Hay muchas empresas agropecuarias que van a enfrentar un muy mal año productivo traducido en pérdidas de diferentes tamaños
Las sojas de segunda y los maíces tardíos son los que más recorrido tienen por transitar. Las sojas de segunda vienen muy castigadas desde su siembra por la falta de humedad y no logran despegar, situación que empezó a revertirse luego de las últimas escasas lluvias.
Los maíces tardíos brindan muchos escenarios este año, ya que hubo varios lotes sembrados muy tarde. Nos encontramos con maíces tardíos sembrados el 5 de diciembre y otros a fines de enero. La suerte de estos no dependerá solamente de las precipitaciones recibidas sino también de las heladas que puedan o no cortar el llenado de granos.
De lo que sí hay certezas es que ningún productor de la zona núcleo va a tener una buena campaña agrícola: la mayoría de los resultados estarán entre los que perdieron mucho y los que lograron perder lo mínimo posible o salir derechos, en una zona donde aproximadamente el 60% de los productores son inquilinos.
Es una campaña que deja planteada una crisis, pequeña o grande “dependiendo” del tamaño del problema que resulte al finalizar. Y, como siempre, frente a estas crisis existirán actores que no quedarán bien parados y otros no tan afectados que intentarán aprovechar estas oportunidades.
Otro de los daños colaterales de esta crisis productiva lo vemos reflejado en los pueblos con los contratistas de cosecha y flete. La merma de producción impacta directamente en los volúmenes cosechados y transportados, problema que fue muy palpable durante la recolección del trigo y que continuará con la cosecha de la gruesa.
El panorama hoy no es el más alentador dentro de la comunidad agropecuaria en la región núcleo, no solo por el estado y poder adquisitivo con el que terminará el productor agropecuario al finalizar la campaña, sino por el estado general de los actores que la comprenden, como contratistas, camioneros y acopios.
El autor es técnico del INTA Marcos Juárez
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