Con una cosecha estadounidense que será menor a las proyecciones iniciales, y que dejará un stock ajusto, los operadores ahora seguirán con interés lo que suceda en Brasil y en la Argentina
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Con la cosecha de soja estadounidense con perspectivas de 112,8 millones de toneladas o menos, los operadores del mercado dirigen la mirada hacia Sudamérica. La razón es muy sencilla: la producción resultará menor a la esperada inicialmente (alrededor de 120 millones) por un clima irregular, que determinó que faltara agua en algunos momentos del ciclo. Por eso, la relación stock/consumo se derrumbó a 5,2%, el valor menor desde 2015.
Esa situación de estrechez contrasta con la del maíz, cuya enorme cosecha (384,4 millones de toneladas, la segunda más alta de la historia) catapultó la relación al 15,3%, el nivel más elevado desde 2018.
En Sudamérica la situación tampoco es muy tranquilizadora para la soja. “El principal productor mundial, Brasil, enfrenta incertidumbre climática, con déficit de humedad en el centro-oeste de la región más productiva de Mato Grosso”, apunta Sebastián Olivero, responsable de Commodities de la corredora StoneX.
Y los pronósticos de corto plazo no son alentadores. Por esa razón, hay quienes ponen un signo de interrogación en las estimaciones optimistas hechas 30 días atrás, en torno de los 160 millones de toneladas para el vecino país.
Se necesitan más lluvias
En Córdoba, Santa Fe y en La Pampa la situación hídrica también es dudosa; en muchos lotes se requieren dos o tres lluvias fuertes en las próximas semanas para pensar en iniciar la siembra de soja en fecha temprana. Es decir, “en las condiciones actuales en América, no hay mucho margen para que a Brasil y a la Argentina les vaya mal con el cultivo de soja”, proyecta Olivero.
Las estimaciones iniciales de área por sembrar en la Argentina pronosticaban un aumento del 5-6%, fogoneado por el menor costo de implantación de la oleaginosa y por las menores necesidades de fertilización. Pero “habrá que ver si esa intención puede convertirse en realidad; si no llueve bien durante septiembre, muchos podrían descerrajar un plan B y reasignar algunos lotes a maíz tardío”, proyecta el analista.
Los precios de abril de 2024 de la soja no son malos: US$345 por tonelada. A quienes reciban lluvias y puedan sembrar en época temprana, Olivero les aconseja coberturas flexibles. “Hoy podría ser un put de US$312, con 6 de prima, o una venta futura más un call de US$375, con el mismo costo, para cubrirse ante eventuales subas de precios si la bola de la ruleta climática se posara en el cero.
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