El precio del cereal ganó un 3,8% al aumentar hasta el límite máximo permitido en una rueda; la fortaleza de la demanda interna y el agotamiento del stock, las razones de la tónica alcista
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Sigue sin atenuarse la corriente alcista de los precios de los granos en la Bolsa de Chicago, donde el maíz lideró hoy la tendencia al subir hasta el máximo permitido para una rueda, que en esta ocasión fue equivalente a una mejora del 3,8%. El ímpetu de estas subas y sus fundamentos arrastraron también las cotizaciones del trigo, que crecieron poco más del 4%, y las de la soja, que aumentaron un 1,9 por ciento.
Poco después de la media rueda de negocios en la plaza estadounidense que sirve de referencia mundial para los precios de los granos, la posición mayo del maíz quedó clavada en 267,90 dólares por tonelada –alcanzó los 9,84 dólares de suba, el máximo permitido–, frente a los 258,06 dólares del viernes. Y así concluyó la jornada, la sexta alcista consecutiva para el cereal, que acumuló una ganancia en dicho segmento del 16,2% frente a los 230,50 dólares vigentes al cierre del viernes 16 del actual.
Así, el precio actual del maíz se mantiene como el más alto desde junio de 2013, pero todavía abajo del récord histórico de 326,86 dólares por tonelada registrado el 22 de agosto de 2012.
La razón central de la tónica positiva de los precios es el agotamiento de la oferta disponible de maíz estadounidense 2020/2021 frente a una demanda interna y externa que parece no estar dispuesta al racionamiento.
“Todos los eslabones de la cadena del maíz local que conforman la demanda tienen aún márgenes positivos”, dijo a LA NACION desde Chicago Charlie Sernatinger, jefe global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets. Añade que los procesadores de etanol tienen grandes márgenes positivos en función de las exportaciones de etanol que están repuntando hacia China y al incremento del consumo de combustibles. “Los consumos tienen márgenes positivos para cerdos, pollos y bovinos, y los fabricantes de edulcorantes tienen, también, un buen margen por el aumento de los precios del azúcar. Todos están haciendo ofertas para llegar al verano con maíz”, explicó el especialista.
Como será de fuerte la necesidad de contar con grano que Sernatinger aseguró que en esta ola alcista los fondos están teniendo un papel de reparto, al menos en lo que tiene que ver con el maíz. “En esta ocasión la compra proviene de usuarios comerciales”, apuntó.
Esto hace que la suba de precios resulte incluso más sustentable porque sus fundamentos están ligados a cuestiones propias de oferta y demanda, y no con acciones de coberturas de inversores que ven en el mercado de materias primas lugares de refugio o de captura de rentas rápidas.
Cabe señalar que a casi cuatro meses del inicio del nuevo ciclo comercial, Estados Unidos tiene comprometido cerca del 99% del saldo exportable previsto por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en su informe de estimaciones agrícolas de abril donde, además, proyectó un nivel de existencias finales para la campaña 2020/2021 como las más bajas desde la temporada 2013/20214.
Otro de los fundamentos alcistas es la falta de humedad que está afectando la segunda cosecha de maíz en Brasil, país que ocupa el segundo escalón en el podio de los grandes exportadores mundiales.
“Lo que sucede con el clima en Brasil es fundamental para que se haya acentuado la tendencia alcista de los precios, primero, porque la cosecha será tardía (agosto), y segundo, porque la sequía actual amenaza con reducir la producción brasileña de esa segunda cosecha a 72/74 millones de toneladas, en lugar de los 80/82 millones previamente estimados. Eliminar de la mesa entre 6 y 8 millones de toneladas de excedente exportable para el mundo contribuiría a ajustar mucho más el balance de oferta mundiales de maíz”, explicó Sernatinger.
El especialista dijo que incluso con la fuerte demanda interna de maíz en Estados Unidos, “es 100% posible” que el grano estadounidense ingrese en Brasil luego de que el gobierno de ese país removiera de manera temporal los aranceles de importación desde países externos al Mercosur para morigerar la suba de precios internos. “También hay rumores de que Ucrania ya vendió maíz a Brasil”, agrego el operador estadounidense.
Y respecto del clima en las zonas productoras de maíz de Estados Unidos, donde las máquinas siguen en el primer tramos de siembras 2021/2022, Sernatinger señaló que actualmente las perspectivas meteorológicas a corto plazo son más favorables que las vigentes la semana pasada sobre el medio oeste, “pero las previsiones a más largo plazo se están volviendo muy calientes para mayo, con tiempo seco para el cinturón de maíz occidental. Y bien sabemos que ‘cálido y seco’ es una conjunción alcista para el mercado”.
Trigo favorecido
El hecho de que las existencias estadounidenses de maíz 2020/2021 marchen hacia su extinción, cuando la nueva cosecha está todavía muy lejos, está recalentando el mercado de trigo que, además de sus propios factores alcistas, como lo fueron la semana pasada las condiciones climáticas adversas para los cultivos de invierno –bajas temperaturas, con heladas incluidas en el centro y en el sur de la grandes planicies– y para las siembras de primavera –sequía en el norte de las grandes planicies–, ahora ve una gran ocasión de negocios para el trigo de calidad forrajera.
Esta nueva boca de demanda que se le presenta súbitamente al trigo lo podría ubicar, también, en una relación más ajustada entre la oferta y el consumo, algo que hasta el momento no sucedía, como sí le ocurre al maíz y a la soja. Al cierre de la rueda, la posición mayo del trigo en Chicago quedó hoy con un ajuste de 271,72 dólares por tonelada, contra los 260,97 dólares del viernes pasado.
Y la soja respondió positivamente a la corriente alcista liderada por el maíz y subió por décima rueda consecutiva porque sus fundamentos son similares a los del cereal, con una demanda interna muy activa de las fábricas, por los crecientes pedidos de harina de soja por parte de quienes formulan raciones animales y de aceite, por parte de las industrias de biodiésel, y con un saldo exportable prácticamente agotado. El contrato mayo de la oleaginosa terminó la jornada con un ajuste de 576,51 dólares por tonelada, frente a los 565,76 dólares vigentes al cierre del viernes último.
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