La exportación agropecuaria en su conjunto podría llegar en 2024 a US$32.913 millones, con un aumento de solo US$2876 millones frente a los US$30.037 millones que se exportarán durante el corriente año
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El aumento de producción estimado para 2024, principalmente en soja y en maíz, no sería suficiente para compensar la fuerte baja registrada en los precios internacionales de todos los productos. Se debe considerar también la caída ya confirmada en la producción de trigo respecto del análisis inicial.
En consecuencia, el ingreso de divisas teórico proyectado para 2024 para la exportación agropecuaria en su conjunto podría llegar a US$32.913 millones, con un aumento de solo US$2876 millones frente a los US$30.037 millones que se exportaran en 2023. Del aumento del ingreso de divisas en 2024 hay US$2190 millones, equivalentes al 76%, que corresponden al aumento de las ventas de maíz.
Esto confirma que la baja de los precios internacionales no logra compensar la caída en el ingreso de divisas que provocó la sequía en 2023 respecto de 2022. Dicho de otra forma, no se puede esperar un mayor ingreso de divisas con la fotografía de los precios de hoy.
Del total proyectado para 2024, el 64%, equivalente a US$18.621 millones, corresponden al complejo soja (poroto, aceite y subproductos). En 2023 el complejo soja exportó por un total de US$17.725 millones. Si le agregamos las exportaciones de maíz, estimadas en US$6600 millones, se llega a una cifra total de US$25.221 millones, equivalente al 77% de las exportaciones totales.
De este análisis surge el alto riesgo climático que tiene la Argentina, de surgir algún inconveniente durante los meses de verano que pueda llegar a impactar negativamente en los rendimientos y en la producción del maíz y de la soja. El ingreso de divisas depende, entonces, 100% de la evolución del clima durante los próximos dos meses y de su impacto sobre los dos principales cultivos.
Proyectar ingreso de divisas en momentos en que todavía se están sembrando los cultivos de verano, soja y maíz principalmente, requiere de trabajar con hipótesis de ocurrencia en cuanto al volumen de producción probable. En la proyección actual estamos asumiendo una cosecha de soja de 48 millones de toneladas y una de maíz, de 53 millones.
Si analizamos y comparamos la variación de los precios internacionales en el mercado FOB a partir del año previo a la sequía y los precios actuales vemos que, salvo la harina de soja, el resto de los productos tuvieron bajas muy fuertes.
La mayor baja se produjo en el aceite de girasol, que hoy se cotiza a US$900 por tonelada, versus los US$2100 a los que se negociaba en momentos previos a la cosecha anterior, lo que da una baja de US$1200 por tonelada, o su equivalente, del 57%, un factor suficiente para impactar en la baja del valor del girasol.
Sigue luego el aceite de soja, hoy en US$950 por tonelada, versus los US$1900 anteriores, con una baja de US$950, o un equivalente del 50%, y por ello su impacto en la caída de los precios de la soja nueva. La posición mayo se cotiza en torno de los US$340 por tonelada, versus los US$450 a los que se negociaba a comienzos de 2023.
En el caso del trigo la caída es equivalente al 43%, con US$183 por tonelada, luego de pasar de 428 a 245 dólares. El valor del maíz bajó US$94, equivalente al 30%, con una transición negativa para el período analizado de 310 a 216 dólares por tonelada.
Para compensar los menores precios, el atraso cambiario y la brecha, quien resulte presidente debería anunciar en el día después cuáles serán las medidas económicas y cambiarias que implementará desde el primer día de su gobierno.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
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