Cobrarán protagonismo la eficiencia, la productividad y la diversificación de los sistemas de cultivo, en los que también habrá que prestar atención a cada componente de los costos y a su manejo
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En estos días comienza la campaña agrícola 2024/2025, que tiene reglas de juegos distintas a las anteriores. Hasta el ciclo 2023/24 la incertidumbre generada por el gobierno anterior llevaba a que los productores conservaran lo producido lo más posible como estrategia ante imprevistos macro. Además, en las campañas previas, las tasas de financiamiento generalmente resultaban negativas respecto de la inflación y de la evolución del dólar, y el gasoil tenía bajo costo, por lo que ambos factores podían compensar alguna imperfección del sistema productivo.
En el nuevo ciclo muchas de estas variables cambiarán y el productor enfrentará el gigantesco desafío de no fallar en la receta. En primer lugar, el Gobierno aclaró que no hay que esperar liberación del cepo cambiario ni de las retenciones en el corto plazo.
Segundo dato: es muy posible que las tasas de interés resulten positivas respecto de la inflación y que el precio del combustible se mantenga alto. Esta nueva “macro” y la caída de los precios internacionales por cosechas abundantes desploman la rentabilidad de los cultivos y, por lo tanto, obligarán a cambios importantes en los sistemas de producción.
Eficiencia y productividad
“La agricultura en la campaña 2024/2025 se va pareciendo cada vez más a la de hace 10 años, cuando los precios de los granos eran bajos y la rentabilidad seguía el mismo camino. Habrá que remover toneladas de arena para obtener una pepita de oro”, gráfica un productor del norte de Santa Fe. Por esa razón cobrarán protagonismo la eficiencia, la productividad y la diversificación de los sistemas de cultivo, en los que también habrá que prestar mucha atención a cada componente de los costos y a su manejo.
Por otro lado, en el nuevo contexto se pone en duda la conveniencia de postergar indefinidamente las ventas de los granos. Por ejemplo, si no va a haber una devaluación inmediata se podrían aprovechar los precios del maíz y de la soja disponibles, fogoneados por las pérdidas ocasionadas por las inundaciones en el sur de Brasil. Los valores de estos días se ubican en buena posición respecto del promedio histórico.
Paralelamente, habrá que seguir de cerca las relaciones insumo/producto de cada cultivo. En ocasiones será mejor vender una parte de la producción cosechada y comprar fertilizantes o herbicidas que muestren buen precio en vez de mantenerla embolsada sine die.
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