La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) organizó un encuentro donde se analizó la situación actual del sector; fustigaron la falta de soluciones contundentes frente al evento climático
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TANDIL.- “Mi partido no está seco, está crocante”, dijo Mariano Williams, presidente de la Sociedad Rural de Pila. Se refiere a un extremo de la falta de lluvias durante tantos meses que en buena parte del territorio bonaerense arruinó la cosecha fina, mantiene en riesgo la campaña de soja y maíz. La ley de emergencia agropecuaria no parece darles la solución esperada, los municipios atienden poco los reclamos de exención de tasas y el crédito bancario es una especie en extinción cuando los distritos se reconocen en crisis.
De esas y otras dificultades hablaron más de un centenar de dirigentes de 34 entidades de productores que son parte de las zonas 4, 5 y 6 de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) que hoy coincidieron en Tandil, entre la preocupación por este doloroso tropiezo y la necesidad de encontrar en el corto plazo algunas soluciones. Pero también de ponerse en acción unidos y pronto porque es un año electoral y en el que están convencidos que tienen que ser protagonistas del cambio que reclaman.
“Estamos peor que en 2008 [año de sequía y del conflicto por las retenciones móviles]″, aseguró Pedro Apaolaza, representante de la institución en la Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que se acercó para acompañar y sobre todo zamarrear a sus pares frente a tan delicada coyuntura: “Hay que moverse, colaborar y defender lo que se tiene”, les advirtió frente a la falta de respuestas oficiales, incluidos legisladores que surgieron entre alpargatas y boinas. “Tuvimos 11 diputados nacionales y los hicimos pelota en cuatro años, y si alguno nos queda y es de Formosa no ha hecho ni una sola visita a alguna confederación”, dijo y citó luego con nombre y apellido a Ricardo Buryaile.
Esta vez el eje fue la sequía, que obliga a reforzar acciones y afrontar las dificultades que -coincidieron- plantean las alternativas que dispone el Estado para afrontar la situación. “Estamos ante un gobierno que le gusta hacer un show de todo, desde el presidente hasta el ministro (de Economía, Sergio) Massa”, dijo el presidente de Carbap, Horacio Salaverri, sobre presuntas soluciones en las que aseguró que “se posicionan para ayudar, pero hacen lo que saben: mucho cotillón”.
Durante casi tres horas se escucharon las realidades de los distintos distritos de la Cuenca del Salado y sudeste, todos con el denominador común de la escasez de agua que todavía impacta sobre los cultivos. Vaya paradoja, las quejas por la sequía se multiplicaban y retumbaban en la sede de la Sociedad Rural de Tandil mientras afuera los chaparrones se repetían.
Testimonios
Pablo Gianolini, en representación de Chascomús, fue contundente en el diagnóstico de estos días para el sector en ese distrito. “Estamos detonados”, dijo. Refirió que hay muchos productores en situación de quebranto y muy pocos dispuestos a avanzar con la emergencia económica. “De más de 900, solo 58 hicieron el trámite”, detalló entre tantos que destacaron la complejidad de tantas planillas por presentar ante oficinas públicas. Desde Azul llegó Juliana Román para presentar una suerte de oasis dentro de su distrito. “El centro del partido es un vergel”, dijo sobre la zona donde las lluvias fueron suficientes y casi una excepción en la provincia.
"“Estamos peor que en 2008"
Pedro Apaolaza
“Que Carbap muestre las uñas públicamente”, reclamó Gustavo Hart, de General Guido, que como tantos contó que por allí se perdió la cosecha fina y “la gruesa está en capilla”.
“La situación es muy mala, el invierno viene durísimo y encima el intendente no nos quiere”, resaltó Aníbal Domínguez, de la Sociedad Rural de Mar Chiquita, que asegura haber enviado tres cartas al despacho principal del Ejecutivo sin encontrar respuestas. Referentes de otros distritos también cuestionaron la falta de acompañamiento a la situación del campo desde las autoridades municipales.
Allí surgió el tema de las tasas y el pedido de exenciones frente a esta coyuntura dramática que les toca afrontar. Presentaron casos de aumentos de la Tasa Vial de más de 150%, otros casos en los que el diálogo permitió reducirlas para el sector a un tope de 80% y una única gestión exitosa en el partido de Magdalena, donde consiguieron eximición de esas obligaciones hasta el tercer bimestre de este año, lo que representa unos 190 millones de pesos. Su testimonio y ese logro dispararon los primeros aplausos de la jornada.
Lidiar con la representación política, en todos sus niveles, también fue una constante entre los expositores. A nivel nacional abundaron críticas pero sin exceso: “En diez meses se acaba”, coincidieron en las alocuciones. Hubo lamentos porque temen que en la provincia no haya posibilidad de cambio en octubre. Y por eso insistieron en machacar en alternativas de comunicación institucional para llegar a la sociedad con su problemática y referentes de la oposición –en sus distintos niveles- para trabajar con ellos y comprometerlos en busca de una alternativa.
Además, insistieron en la necesidad de bajar la presión impositiva sobre el campo. “Nos tienen que eximir de Ganancias, con nuestros anticipos le estamos prestando al Estado para que pague planes sociales y gasto público”, advirtió Santos Rosatti, productor de General Lavalle.
“Hay que trabajar desde abajo para arriba, que sepan de las pérdidas que tenemos y que nos saquen el pie de encima”, reclamó un dirigente de Benito Juárez, entre tantos que agitaron la necesidad de más compromiso de las bases y acciones más concretas para ser escuchados, atendidos y respondidos.
Marta Gandiño, presidenta de la Sociedad Rural de San Miguel del Monte, insistió en lo poco que sirven las ayudas oficiales y fue una de varios que arengaron a mejorar la capacidad de comunicación del sector. “Es nuestra debilidad”, dijo en un pedido de “explicar lo que hacemos, lo que producimos, lo que ganamos pero también lo que perdemos”.
“Hay que jugar las fichas a las próximas elecciones”, se escuchó entre tantos reclamos frente a la mesa en la que Salaverri estuvo acompañado de su vicepresidente, Roberto Citaddini, y el secretario de Carbap, Ignacio Kovarsky. Se espera que haya dos o tres reuniones más como esta, a definir en la reunión de consejo del próximo 28.
Apaolaza se sumó a la hora del cierre y su voz sonó fuerte. “Es deporte pegarle a las entidades rurales”, advirtió para dejar en claro que muchos productores hablan desde afuera, aunque reconoció que le duelen mucho más “cuando putean a Carbap estando adentro”.
“La dirigencia tiene que ser nutrida y con apoyo”, dijo y les recordó: “Dicen que la comunidad nos odia, pero no es así: se come el último verso de los muchachos que nos gobiernan, que alguien los votó”. Por eso reclamó “apretar fuerte” para “cambiar la historia”, en particular en la provincia de Buenos Aires, donde la elección para la oposición no asoma fácil. Aunque también les advirtió que no hay que esperar milagros de otras opciones: “Si creen que Macri (Mauricio), Bullrich (Patricia) o quien corno sea nos van a sacar las retenciones, olvidensé”, afirmó.
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