En ambos cereales hubo pérdidas del 50 al 100% en medio de menores lluvias y repetidas heladas; la situación para la soja, el maíz y el girasol
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En el sudeste de la provincia de Buenos Aires se terminó la cosecha de fina, la peor que hemos atravesado. El 2022 fue uno de los más secos de la historia, con el aún peor antecedente de venir seco y sin recargas de lluvias el año anterior. Algo que en el sudeste en general no prestamos atención a la hora de sembrar los cultivos de fina, con la creencia y los datos estadísticos de que en el invierno siempre llueve: este año no llovió.
Hubo un déficit de precipitaciones de entre 150 y 190 mm menos que la campaña pasada en el periodo entre mayo y noviembre. Entrados los días de mayor demanda hídrica, comenzamos a ver lo irreversible. El numero de espigas logrado resultó muy bajo, la falta de disponibilidad de agua hizo que la mayoría de los macollos no sobreviviera.
Esto, en cebada, es determinante, ya que el rendimiento está muy determinado por el número de espigas. La cebada no tiene la capacidad del trigo de compensar por el número de granos en la espiga.
La cebada que se produce en la Argentina, sea cervecera o forrajera es de dos hileras, un grano por hilera. Claro que el tamaño de la espiga puede variar, pero lo importante para meter kilos es el número de espigas.
Los cultivos sufrieron durante todo el ciclo las repetidas heladas. En estado vegetativo incluso hubo grandes daños, pero sin duda las últimas heladas de octubre dieron el golpe final a una de las peores campañas de cebada y trigo, con pérdidas que van desde el 50 al 100%.
Para empeorar la situación con estos bajos niveles de rendimiento, la calidad de la cebada está comprometida debido a los altos valores de proteína en grano.
En los casos donde se perdieron los lotes en su totalidad debido a las heladas y había humedad para sembrar, logramos hacer cultivos como maíz y soja. En otros casos tuvimos que esperar a que haya humedad para recién ahí poder sembrar.
Segunda
Esto mismo pasó en los cultivos de segunda. Por lógica agronómica, los primeros lotes van a maíz, luego soja. En diciembre las primeras lluvias fueron muy desparejas y en una primera etapa se pudo sembrar muy poco.
Luego, sobre Navidad, una lluvia más general animó al productor a sembrar soja de segunda, terminando de cerrar el año con una muy importante precipitación, tanto para los cultivos de segunda, pero aún más importante para los cultivos de gruesa que en muchos casos, los tempranos, están por entrar en su periodo crítico.
En líneas generales, los cultivos de gruesa se terminaron sembrando, en su mayoría, más tarde que lo general por la falta de humedad. Se puede observar que los cultivos aún están en etapas vegetativas. Esta última lluvia fue clave para mantener el potencial de los cultivos En nuestro caso, los cultivos de segunda están planteados de esa manera. Los primeros lotes cosechados, en general de cebada, y de alto potencial, fueron destinados a maíz de segunda.
En caso de que esto se de los primeros días de diciembre, recomendamos ciclos 115/119 como el AX 852 de Nidera o un Don Mario 2738. Una vez superado el 10 de diciembre nos vamos a ciclos precoces; en este caso buscamos alternativas en Stine y Pioneer con ciclos 111/113. Estos híbridos no solo suman un ciclo más corto sino también tecnología para el control de plagas, que es un punto muy importante en cultivos de segunda.
En muy pocos lotes en enero, nos animamos a hacer girasol de segunda. Según los especialistas, enero es la mejor fecha para la siembra de girasol de segunda, donde la floración se posiciona a fin de febrero.
Este cultivo también tiene sus matices. Uno de los principales es la esclerotinia. Es importante no hacerlo en campos girasoleros, ya que en general las infecciones son más importantes que en cultivos tempranos. Esto genera una elevada producción de esclerocios que pueden permanecer por años en el lote y así elevar la incidencia en cultivos tempranos si es que las condiciones son favorables para el desarrollo de esta enfermedad.
Algo que estamos probando, y este es el segundo año, es el poroto mung. Vigna Radiata es un cultivo de ciclo muy corto, 90 días, pero muy sensible al frío. Este año lo probamos con tres fechas de siembra, y una de ellas incluye la de segunda. Por ahora son solo pruebas, pero es interesante ver qué pasa debido a la gran demanda de este producto y las características agronómicas del cultivo.
El autor es responsable de la unidad de siembras de Alea y Cía
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