El agotamiento de las existencias estadounidenses por la firmeza de la demanda y la activa participación de los fondos de inversión prolongan la tendencia alcista de ambos granos
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Lejos de atenuarse, el fuerte aumento de precios que experimentaron en Chicago la soja y el maíz en los últimos días sumó ayer otra rueda alcista, la octava para la oleaginosa y la cuarta para el cereal. Sin ser récord, ambos granos se cotizan actualmente en lo más alto desde mediados de 2013. El combo integrado por fondos de inversión, existencias estadounidenses en vías de extinción, demanda externa muy firme y condiciones climáticas adversas para el inicio de las siembras 2021/2022 es el responsable de la consolidación de la tendencia alcista.
El destacado del día fue el maíz, que cerca de la mitad de la rueda registró el máximo de subas permitido para una jornada de negocios y así permaneció hasta el cierre. Los contratos mayo y julio sumaron US$9,84 al quedar con ajustes de 256,09 y de 248,61 dólares por tonelada. La posición septiembre, que marca la entrada de la nueva cosecha, subió US$7,97 y cerró en 227,25 dólares. Tras las cuatro ruedas alcistas seguidas, los contratos mencionados ganaron un 11,1, un 10,1 y un 9 por ciento frente a los precios vigentes el viernes pasado, de 230,50, 225,88 y de 208,45 dólares por tonelada, respectivamente.
Para la soja el cierre reflejó alzas de US$13,22 y de 12,77 sobre las posiciones mayo y julio, cuyos ajustes resultaron de 563,37 y de 556,39 dólares por tonelada. El contrato noviembre, referencia de la nueva cosecha, subió US$10,29 y quedó con un precio de 491,72 dólares. Luego de las ocho ruedas alcistas consecutivas, estas posiciones acumularon ganancias del 10,9, del 9,81 y del 7,04 por ciento frente a las cotizaciones vigentes al término de la rueda del lunes 12 del actual, de 507,80, 506,70 y de 459,39 dólares, respectivamente.
Como dato estadístico que marca lo prolongada que resulta la tendencia alcista de los precios de los granos gruesos en Chicago hay que tener en cuenta que su punto de inicio fue el cierre de la rueda del 7 de agosto del año pasado. Desde entonces y hasta ayer, la ganancia acumulada resulta del 111,4% para el maíz, que pasó de 121,16 a 256,09 dólares por tonelada, y del 76,18% para la soja, que saltó de 319,77 a 563,37 dólares.
Cabe recordar que por aquellos días de agosto último el mercado comenzó a percibir que la cosecha de maíz, en particular, no sería todo lo abundante que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) había proyectado inicialmente –406,29 millones de toneladas– y que China reaparecía con fuerza en el mercado de forrajes, al dejar a un lado sus diferencias con la Administración Trump para focalizarse en la reconstrucción de su piara de cerdos, luego del fuerte golpe que le había asestado la fiebre porcina africana.
Aquel puntapié inicial dado por los operadores fue en el sentido correcto, ya que la cosecha de maíz terminó siendo de 360,25 millones de toneladas y China no paró de comprar, poroto de soja, maíz e incluso trigo.
Actualmente Estados Unidos tiene comprometido poco más del 98% de los volúmenes de maíz y de soja que prevé exportar durante toda la campaña 2020/2021, que concluye el 31 de agosto. Además, el nivel proyectado para las existencias finales, es decir para el grano remanente que pasará al próximo ciclo comercial, resulta el más bajo desde la temporada 2013/2014 para ambos granos.
En estos días de subas pronunciadas de precios dos de los factores citados en el inicio de este artículo influyen con particular relevancia: la fuerte participación de los fondos de inversión, que con la inyección de dinero hacen que el mercado de futuros y opciones de Chicago supere límites técnicos que generan compras automáticas que, a su vez, acentúan el sentido de la tendencia de la plaza, y la sostenida competencia que se registra en el mercado físico estadounidense de soja y de maíz, donde aceiteras, productores de raciones animales e industrias de etanol lidian con la escasez y con las exigencias de los vendedores.
Además, más allá de haber vendido casi todo lo que podían, los exportadores siguen interesados en sumar mercadería para abastecer eventuales nuevas demandas. Y, en ese sentido, pegó muy fuerte en el mercado de maíz la noticia de que el agregado agrícola del USDA en China elevó su proyección sobre las importaciones chinas de maíz 2020/2021 hasta los 28 millones de toneladas, desde los 24 estimados por el organismo en su informe de marzo. También influye en la firmeza del cereal la falta de humedad que está afectando el grano de la segunda cosecha de Brasil, que podría implicar menor oferta sudamericana.
Y a las vicisitudes actuales se añaden signos de pregunta sobre la campaña 2021/2022 de maíz y de soja, que en Estados Unidos está dando los primeros pasos, con siembras que progresaron sobre el 8 y sobre el 3 por ciento de las respectivas áreas estimadas por el USDA, ya de por sí inferiores a las previstas por los privados. Ocurre que desde el cierre de la semana pasada una ola de frío, que incluyó nevadas y heladas tardías, está demorando el avance de las máquinas y poniendo en riesgo la concreción inicial de los planes de siembra. A las bajas temperaturas se suman como condicionantes precipitaciones inferiores a los promedios usuales, que algunos climatólogos auguran también para el mes próximo sobre el medio oeste, la zona núcleo para la producción de granos gruesos.
Entonces, los operadores comenzaron a elucubrar que la oferta de la nueva campaña, que será proyectada por primera vez el 12 del mes próximo por el USDA, podría no ser suficiente para relajar la tensión actual frente a una demanda que, pese a la suba de los precios, no muestra síntomas de racionamiento.
Frente a este estado de situación en Estados Unidos, que mantendrá una volatilidad latente durante los próximos cuatro a cinco meses según evolucione las perspectivas de la nueva campaña, los especialistas reiteran una misma recomendación para los productores locales, estar atentos para capturar precios con estrategias comerciales que permitan fijar pisos lo más altos posibles y, a la vez, que dejen abierta la chance para usufructuar eventuales nuevas subas. Y no perder de vista que así como los fondos de inversión tienen la capacidad para provocar escaladas alcistas, también la tienen para salir del mercado sin aviso y sin pedir permiso.
Mercado local
En el mercado disponible local, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) indicó que demanda de soja elevó sus propuestas de 335 a 343 dólares por tonelada disponible, mientras que para fijaciones llegaron a ofertas 350 dólares por tonelada.
En el Matba Rofex las posiciones mayo y julio de la soja sumaron US$5,50 y 5,60 al cerrar con ajustes de 352,50 y de 356,60 dólares por tonelada.
Por maíz para las entregas sobre el Gran Rosario la BCR la exportación ofreció hasta 215 dólares por tonelada, 5 dólares más que anteayer. Las mejoras también fueron de 5 dólares en Bahía Blanca y en Necochea, las propuestas de los compradores pasaron de 220 a 225 y de 215 a 220 dólares por tonelada.
Las pizarras del Matba Rofex mostraron alzas de US$2,50 y de 4,90 sobre los contratos abril y julio, cuyos ajustes resultaron de 219 y de 208 dólares por tonelada.
La tónica alcista de los precios de los granos es una buena noticia para el necesario ingreso de divisas en la economía argentina producto de las exportaciones y las mejoras se reflejaron sobre los valores FOB en los puertos argentinos. Según el relevamiento diario del Ministerio de Agricultura de la Nación, ayer el precio de la soja para exportación creció de 544 a 578 dólares por tonelada; el del aceite, de 1290 a 1300 dólares; el de la harina, de 441 a 450 dólares, y el del maíz, de 261 a 267 dólares por tonelada.
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