Para Federico Trucco, CEO de Bioceres, “así como el Covid-19 aceleró la digitalización”, el conflicto armado “vuelve a poner en relevancia lo que es la seguridad alimenticia”
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“Una guerra como la de Rusia y Ucrania, en el siglo en el que vivimos, parece totalmente anacrónica y no hay nada positivo que pueda quedar tras un proceso como este para la humanidad”. Luego de que se conociera la compra por US$243 millones de la empresa californiana Marrone Bio Innovations que realiza productos de bionutrición por parte de Bioceres Crop Solutions, integrada con capitales argentinos, y, en medio de una coyuntura internacional compleja, esa fue una de las reflexiones de Federico Trucco, CEO de la firma local.
En este contexto, señaló que toman mayor ritmo algunos procesos donde, “así como el Covid-19 aceleró la digitalización, esta crisis vuelve a poner en relevancia lo que es la seguridad alimenticia”.
“Hoy hay una zona del mundo que está en una situación límite y es la que aporta el 30% del comercio internacional de granos como el trigo. Esto no solo afecta la oferta actual, sino que, si en los próximos días no se siembra en Ucrania, se complica aun más la situación. Asimismo, los insumos que se fabrican en esas regiones entran en la lógica de la escasez y todo eso en un contexto de una inflación alta a nivel mundial, como por ejemplo los Estados Unidos, que tiene la inflación más alta de los últimos 40 años”, destacó en diálogo con LA NACION.
Para Trucco, todo ocurre porque la energía y los alimentos son dos aspectos centrales para el mundo. “Esto provocará que el costo del capital sea más alto y donde gran parte del flujo de dinero que tenía un bajo costo de oportunidad y que antes iba a las apuestas de futuro, probablemente se relocalice y volvamos a tasas de intereses más elevadas. Creo que quedan pocas probabilidades que esto cambie en el corto plazo”, aseguró.
Si bien como país productor de commodities en la Argentina se puede generar una circunstancia de precios más elevados y de ingreso de divisas, “no va ayudar a la inflación local”.
“Hay que ver después cuántos de esos dólares nos terminamos consumiendo por el déficit energético y las cosas que necesitamos del resto del planeta”, indicó y agregó que, en cuanto al financiamiento de las empresas, el costo de hacerlo, independientemente del acuerdo con el FMI y la estabilización en la deuda pública, “va a ser más alto”.
“Para la compañía que tiene acceso al crédito internacional, ya es más alto y va a ser más alto, porque hoy el costo de oportunidad de la plata compite con la inflación del 8% en dólares”, señaló.
Biotecnología
Trucco volvió a destacar la puesta en valor de su compañía en el trigo HB4 tolerante a sequía. “Hemos invertido tan fuertemente en el trigo, un cultivo huérfano desde el punto de vista de la biotecnología y donde no había una inversión significativa por parte de los principales desarrolladores y tenerlo en este contexto internacional es importante para nosotros”, destacó.
“En este momento, nuestra oferta tecnológica está siendo revalorizada y jerarquizada por la coyuntura. Seguramente después vamos a tener desafíos en la cadena de suministro, pero lo bueno es que los productos biológicos se producen en la zona donde se consumen, por lo que nuestra dependencia de productos importados es muy baja”, añadió.
En cuanto a sus desafíos, la firma busca llevar esta oferta tecnológica a escala internacional: “De alguna manera, lo que hacemos no es solo relevante para el productor argentino, sino también para el brasileño y para el americano. Falta ese salto de internacionalización”.
En cuanto a si existen detractores de la tecnología transgénica en el cereal, hoy no ven como un problema la aceptación por parte de los productores, porque su propuesta es competitiva en precios y tiene un impacto productivo notorio. “Eventualmente algún consumidor quizás, pero que tiene que ver más con el uso de fitosanitarios que con el hecho de que sea un trigo transgénico en si mismo”, dijo.
“No sé si eso sigue estando en el tope de la agenda, hoy operamos con 13 procesadores en la Argentina, que tienen la capacidad de procesar siete veces la cantidad de trigo H4 que hay disponible, las preocupaciones de hoy son totalmente distintas a las de un mes atrás”, señaló.
Para el directivo, la palabra transgénico no es una mala palabra y debe ponérsela sobre la mesa para ver cuán importante es: “No tuvimos ningún tipo de descuento por poner esa palabra y cuando evalúo el eje de mayor conflicto está en el uso de fitosanitarios, te diría 9 a 1. Entonces, debemos atacar y reemplazar los productos fitosanitarios de la agricultura extensiva, sin por eso hacer más costosos los alimentos o menos eficientes los productos. Ahí está puesta nuestra energía, en ese camino estamos y esperamos mostrar prontamente algunos resultados alentadores”.
Sin embargo, indicó que también existe otro sector que tiene otro tipo de “temores acerca de su situación comercial o de un negocio que puede ser desplazado por el éxito” de su tecnología.
“Es parte de las reglas de juego, de la libre competencia y hemos avanzado un montón de donde estábamos el año pasado. Hoy ya son 110.000 hectáreas que fueron cultivadas con la tecnología y que rápidamente, en no más de dos años, va a tener el porcentaje más grande del mercado local”, dijo.
Por último, sostuvo que pronto dejarán de ser “la profecía autocumplida de una compañía que se va creyendo sus propias historias”.
“En el momento que el HB4 deje de ser un tema es porque ya está en manos de otros y nosotros ya estaremos encargándonos de una próxima polémica, es el ADN de nuestra empresa, no se si será la clonación humana o va a ser alguna otra cosa vinculada al agro. Creo que cuando uno compite con un proyecto que busca provocar y quebrar paradigmas, la macro y las cosas que limitan en la Argentina son menos relevantes”, concluyó.
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