Con la siembra de trigo a punto de iniciarse, los especialistas no auguran una recuperación acelerada de las lluvias, que recién comenzarían a regularizarse durante agosto
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El año sigue complicado en términos climáticos. Entre los meteorólogos hay consenso en que se desarrollará una primavera lluviosa, pero está menos definido lo que ocurrirá hasta ese momento. El consultor Eduardo Sierra no avizora una recuperación vigorosa e inmediata de las lluvias para sembrar trigo, sobre todo en la zona núcleo. “El sudeste y el sudoeste están mejor pero tampoco sobra nada”, admite.
Hacia adelante, recuerda que “el invierno es una estación naturalmente seca y que las lluvias recién pueden dar un salto en primavera que permita la recuperación de los trigos”. Entiende que hemos entrado en una fase negativa del ciclo de lluvias, igual que hace 40 años y que, por tanto, El Niño que se manifestaría en primavera podría no tener la misma potencia de los que ocurrieron en la fase positiva de lluvias.
Otros factores que estarían justificando la falta de precipitaciones de los últimos años podrían ser las modificaciones que se han realizado en la Hidrovía, sobre todo el cambio de régimen del río Paraguay, en el Pantanal, que estarían reduciendo el caudal del Paraná y la humedad en la Cuenca del Plata, habitual generadora de lluvias para la zona núcleo.
Primavera lluviosa
Según Mario Navarro, director del Observatorio Meteorológico de Salsipuedes, cercano a la ciudad de Córdoba, “a partir del 17 de mayo se producirán lluvias de 30 a 50 milímetros en la región central del país y en el NEA, con dos frentes seguidos a fin de mes. Las lluvias previstas para el noreste jugarían a favor de la siembra de girasol en la zona. Las precipitaciones continuarían a principios de junio y determinarían que el invierno pueda alcanzar registros por encima de los valores considerados normales”.
Navarro también afirma que la primavera podría adelantarse, “con acumulados importantes a partir de mediados de agosto y con posibilidades de que sigan lluvias abundantes en la segunda parte de la primavera”.
Más allá de la evolución de las lluvias, importa la posibilidad de ocurrencia de heladas. Navarro prevé temperaturas con tendencia a ubicarse por encima del nivel normal en los próximos meses, por un calentamiento atmosférico en Paraguay, Brasil y en Misiones que neutralizaría, en parte, el efecto de los vientos polares. Este comportamiento, y las condiciones de humedad en el ambiente, podrían llegar a reducir el número de heladas en la región pampeana.
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