El contrato septiembre del cereal pasó de 229,91 a 218,99 dólares por tonelada; se registró una masiva liquidación de contratos por parte de los especuladores; para la soja hubo bajas del 2%
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En pleno mercado climático estadounidense, etapa del año que se caracteriza por la volatilidad de los precios de los granos, el maíz cayó hoy hasta un 4,7% en la Bolsa de Chicago, donde los grandes fondos de inversión optaron por liquidar contratos del cereal ante los pronósticos que auguran lluvias superiores a los registros normales durante la primera quincena de julio en las zonas agrícolas del medio oeste y de las grandes planicies, donde los cultivos deben comenzar a expresar el potencial de rinde.
Al término de los negocios, las pizarras mostraron quitas de US$5,61 y de 10,92 sobre los contratos julio y septiembre del maíz, cuyos ajustes resultaron de 245,26 y de 218,99 dólares por tonelada. Según fuentes privadas, los fondos especuladores se desprendieron de unos 21.000 contratos del cereal.
Además de los pronósticos extendidos de 6 a 14 días, que anticipan un ascenso de las temperaturas y lluvias superiores a los registros normales para buena parte de las regiones productoras de granos gruesos, hoy se registraron precipitaciones sobre el este del cinturón sojero/maicero estadounidense y sobre el oeste de Dakota del Sur y de Nebraska, todas zonas donde la humedad es necesaria para aliviar condiciones de sequía.
La reacción de los especuladores frente a condiciones ambientales que resultarían positivas para los cultivos barrió con la influencia alcista del informe semanal publicado ayer por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), donde volvió a revelar la desmejora en la condición del maíz. En efecto, el organismo redujo del 55 al 50% la proporción de plantas en estado bueno/excelente, un dato inferior al 67% de igual momento de 2022 y al 52% previsto en promedio por los operadores.
Otro factor que condiciona la formación de los precios del maíz estadounidense es el avance de la recolección de la safrinha en Brasil, que tiene el potencial de volcar sobre el circuito comercial en los próximos meses casi 100 millones de toneladas del cereal. Ayer la Compañía Nacional de Abastecimiento, dependiente del Ministerio de Desarrollo Agrario brasileño, relevó el progreso de la cosecha sobre el 11% del área apta, demorada frente al 20,4% de igual momento de 2022.
El mismo rumbo desandado por el maíz fue seguido por la soja. Las pizarras de Chicago reflejaron pérdidas de US$9,55 y de 10,65 sobre los contratos julio y agosto de la oleaginosa, cuyos ajustes fueron de 549,32 y de 512,76 dólares por tonelada. Para la posición noviembre, que marca la entrada de la nueva cosecha estadounidense, el descenso fue de US$10,56 y el valor de cierre, de 475,56 dólares por tonelada.
También en el caso de la soja la liquidación de contratos por parte de los fondos de inversión –se calculó la venta de 14.000 contratos– estuvo relacionada con las lluvias y con los pronósticos meteorológicos para la primera parte de julio. Las mejores condiciones ambientales auguradas mejorarían las perspectivas para la oleaginosa, que define su potencial de rinde en los campos durante agosto.
La soja también necesita que la humedad sobre las zonas productoras se regularice pronto para revertir condiciones que se vinieron deteriorando en las últimas semanas. Al respecto, ayer el USDA redujo del 54 al 51% la proporción de plantas en estado bueno/excelente, un dato inferior al 65% de igual momento del año pasado, pero similar al previsto por los operadores.
El trigo completó el panorama adverso para los precios de los granos en el mercado estadounidense. La posición julio del cereal en Chicago y en Kansas perdió US$14,43 y 10,56, en tanto que su ajuste fue de 251,69 y de 307,82 dólares por tonelada, respectivamente.
El progreso de la cosecha de las variedades de invierno, que fue reportado ayer por el USDA sobre el 24% del área apta, y las buenas lluvias sobre las zonas productoras de primavera estuvieron entre las razones de la tónica bajista del grano fino. A ellas se sumó Rusia, que por estos días es el proveedor mundial excluyente de trigo por la competitividad de sus precios y por conservar existencias abundantes del ciclo comercial que concluye a fines del presente mes en buena parte del hemisferio norte.
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