La chance de una mayor inclusión en los planes de siembra responde, entre otros factores, a la vigencia de valores superiores a los de la soja por menores cosechas en la zona del Mar Negro
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En la campaña 2024/2025 muchos productores decidieron aumentar o incluir al girasol en el plan de siembras. El anzuelo para esa decisión es el precio que se ofrece en contratos forward para la época de cosecha: US$330 por tonelada, más 30 dólares adicionales por las bonificaciones.
Es un precio muy superior al de la soja, originado en el repunte de los valores internacionales tras mermas en la producción de Rusia y de Ucrania, los dos principales países productores y exportadores. Ambos sufrieron falta de lluvias y golpes de calor, lo que determinó que Rusia produzca 15 millones de toneladas, frente a los 17 millones que se esperaban. En Ucrania se hablaba de 14 millones de toneladas y las últimas estimaciones se derrumbaron a 12,5 millones, según expresa Emiliano Piccolini, analista de granos de AZ-Group.
Por otro lado, los dos países tienen que exportar rápidamente todo lo producido para generar divisas para hacer frente al conflicto bélico, por lo cual quedarán con bajos stocks. Además, la Unión Europea no tuvo una buena campaña de girasol, va a cosechar menos de 10 millones de toneladas y le falló la producción de aceite de oliva, que es sustituido por el de girasol.
Ventajas agronómicas
En el nivel del productor, con los precios de US$330 por tonelada, y considerando el factor de calidad, el cultivo proyecta 20% de rentabilidad en el centro de la provincia de Buenos Aires, superior a la de la soja y a la del maíz, según cálculos de Piccolini.
Por esa causa, estima que va a crecer en superficie, sobre todo en los lotes más flojos. Además, los costos de implantación del girasol y de la soja se están emparejando en los últimos años, porque la segunda se encareció por la necesidad de controlar malezas resistentes, insectos y enfermedades. El girasol tiene menores problemas en esos aspectos y es muy estable productivamente. Sumado a sus buenos precios, “determina una buena ecuación económica para los agricultores, con la ventaja de diversificar el uso de la maquinaria”, resalta.
Los precios mencionados se pueden pactar con contratos forward y Piccolini aconseja ir cubriendo una proporción de la cosecha esperada, por ejemplo, para salvar los costos de implantación. Después se puede dejar para una segunda venta a fines de año/principios de 2025, luego de que pase la oferta de los países del Mar Negro y se visualicen las pérdidas de producción que todavía no tuvieron impacto en el mercado.
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