Es muy marcada la estacionalidad en la oferta de los principales países exportadores del cereal: Brasil, Estados Unidos y la Argentina
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Bajo la convicción de que cada producto tiene un devenir distinto de cara al ciclo 2023/24, hoy intentaremos imaginar el escenario esperable para la plaza maicera.
En primer lugar, es importante recordar que la Argentina exporta aproximadamente el 70% de su producción de maíz, lo cual explica nuestra fuerte dependencia de la plaza internacional y de Chicago como mercado de referencia. En segundo lugar, la consideración de que sólo el 17% del maíz que se consume en el mundo es importado. Y, en tercer lugar, estar advertidos de que somos el tercer exportador mundial del forrajero luego de Brasil y EE.UU. y que sumados los tres representamos el 75% de la oferta global (28, 26 y 21% respectivamente). Luego, es nuestra opinión que es necesario distinguir entre maíz temprano y tardío a la hora de imaginar escenarios de precios para el 2024. Ello, pues en abril/junio solemos ser el principal proveedor mundial, mientras que en julio/octubre Brasil con su creciente safrinha ocupa con comodidad ese rol y EE.UU.. “toma la posta” en el período diciembre/marzo.
Un estudio que realizamos en tal sentido lo convalida claramente, evidenciando una muy marcada estacionalidad en la oferta de los países mencionados. Así las cosas, es obvio que nuestro país no va a decir “presente” en el próximo período abril/junio por dos razones. La cosecha de maíz temprano se ubicará en un 30% de lo habitual (con suerte) y el exministro Sergio Massa “vació” las reservas del 2023 con su dólar maíz. En consecuencia, el empalme entre cosechas esta vuelta será traumático y la plaza maicera doméstica será una caldera desde ahora hasta que empiece la cosecha de las variedades tardías allá por julio. En definitiva, ya no pareciera atractivo desprenderse de maíz disponible, como tampoco sería aconsejable tentarse con las ofertas por maíz temprano que se escuchan hoy.
Si bien es cierto que las cotizaciones son estadísticamente muy atractivas y se corresponden con un FOB implícito caro en relación con el Golfo, se nos ocurre que va a ser difícil evitar una suerte de divorcio entre los valores efectivos y las paridades teóricas cuando llegue marzo (algo similar a lo ocurrido en marzo pasado). En ese contexto, “tirar algo más de la cuerda” no pareciera un mal consejo. Para quienes van a tener maíz tardío (la gran mayoría, obviamente) la mejor alternativa es “preciar” la producción con anterioridad (buscando el contagio de los meses críticos) o directamente arbitrar los medios para diferir ventas para bien entrada la primavera. Esta visión podría ser válida desde ahora y para siempre.
El “factor Brasil” y la muy marcada estacionalidad de su oferta parecieran haber venido para quedarse y ello hay que incorporarlo en la definición de las correspondientes estrategias comerciales. Optimizar las mismas es una manera adecuada para mejorar la ecuación del maíz 2023/24 y de esa manera compensar el reciente y sorpresivo aumento de los Derechos de Exportación.
A su vez, es importante destacar los cambios favorables que se vienen observando en la confiablidad de la demanda interna de maíz en los últimos años.
El autor es presidente de Nóvitas SA