La Conab redujo de 140,50 a 125,47 millones de toneladas la estimación sobre el volumen de la producción brasileña; luego de un impacto inicial alcista de la noticia y de rondar los US$600 por tonelada, una toma de ganancias de los fondos de inversión provocó la caída de las cotizaciones
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En forma inesperada por el mercado, la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab), dependiente del Ministerio de Agricultura de Brasil, recortó hoy de 140,50 a 125,47 millones de toneladas la proyección sobre el volumen de la cosecha brasileña de soja 2021/2022 en su informe mensual de estimaciones agrícolas. Así, no solo dio una valoración cabal al impacto del tiempo seco sobre los cultivos del sur del país, sino que aportó más fundamentos para la tendencia alcista de los precios en la Bolsa de Chicago donde, si bien la oleaginosa rondó los 600 dólares por tonelada al subir más de 12 dólares luego de conocida la noticia, el cierre mostró bajas en torno de los 7 dólares como consecuencia de una fuerte toma de ganancias de los fondos de inversión que dominan las acciones en la plaza estadounidense y que no necesitan razones lógicas para entrar o salir de los mercados.
Al momento de fijar los ajustes de una rueda muy volátil, las pizarras reflejaron un descenso de US$7,53 sobre el contrato marzo de la soja, cuyo ajuste fue de 578,44 dólares por tonelada. Pese a esta caída respecto del cierre de ayer provocada por los especuladores, en lo que va de 2022 este contrato acumula una ganancia del 17,5 por ciento frente a los 492,09 dólares vigentes el 31 de diciembre de 2021 y sigue en el nivel más alto desde principios de junio último.
En cuanto al reporte de la Conab, la sorpresa de los operadores estuvo dada por el hecho de que el organismo brasileño, que suele ser conservador en sus estimaciones, ajustó en más de 15 millones de toneladas su cálculo de enero y dejó su previsión en línea con las proyecciones más pesimistas de los privados y lejos de los 134 millones de toneladas pronosticados ayer por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
“Fue un recorte histórico y sorprendente en la estimación de producción. La evaluación de las pérdidas en los Estados del sur y en Mato Grosso do Sul nos parece correcta, en general. Pero tal vez haya espacio para mayores rendimientos en los Estados del centro y del norte de Brasil. En este punto, sólo el avance de la cosecha nos permitirá afinar los números. Pero las pérdidas son realmente grandes y ahora la Conab lo reconoce”, dijo a LA NACION desde Paraná Daniele Siqueira, analista de mercados de la consultora AgRural.
La especialista agregó que la Conab se demoró demasiado en reducir sus estimaciones, dado que bien podría haber hecho un recorte mayor en enero, cuando sólo ajustó su previsión de 142,79 a 140,50 millones de toneladas, cuando buena parte de los privados comenzaban a ubicar sus cifras debajo de los 130 millones de toneladas. “Este hecho, sumado a las malas condiciones climáticas de enero en algunos Estados, provocó el gran recorte realizado hoy. Y ese es un mérito de la Conab: reconocer la gravedad de la situación y hacer la corrección, a pesar de que se vio obligada a hacer un recorte tan drástico en un reporte”, destacó.
En su trabajo la Conab explicó que “con una superficie sembrada de 40,58 millones de hectáreas, un 3,5% mayor que en la campaña 2021/2022, la siembra se realizó dentro de la ventana ideal en la mayoría de las regiones productoras y eso generó expectativas positivas entre los productores. Sin embargo, a partir de noviembre el escenario cambió por la influencia de La Niña, que interfirió fuertemente en el régimen de lluvias. Prácticamente toda la región sur –Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul– y parte de Mato Grosso do Sul sufrió una severa restricción hídrica en noviembre y en diciembre, además de altas temperaturas, lo que provocó una drástica caída de la productividad de dichas áreas”.
Añadió que en Paraná la productividad se prevé un 35% debajo de la obtenida en la campaña 2020/2021, mientras que en Rio Grande do Sul la merma se calcula en el 37% frente al ciclo precedente. Detrás de Mato Grosso, estos dos Estados son el segundo y el tercero en el podio de los mayores productores de soja brasileña, por eso el impacto de sus pérdidas hace mella sobre la oferta total.
La nueva estimación para la cosecha de Brasil, cuando las tareas de recolección progresaron sobre poco más del 17% del área apta, implica una merma del 9,2% respecto de los 138,15 millones de toneladas recolectados en la campaña récord 2020/2021.
En el análisis de la nueva realidad productiva, la Conab señaló que la menor oferta generará “una reducción de la molienda y, principalmente, de las ventas externas de poroto de soja”. En efecto, las exportaciones brasileñas en el ciclo 2021/2022 fueron estimadas hoy en 80,16 millones de toneladas, debajo de los 89,31 millones previstos en enero y de los 86,11 millones de la campaña 2020/2021. En este caso también el dato oficial del organismo brasileño resultó muy inferior al previsto ayer por el USDA, de 90,50 millones de toneladas.
Según Siqueira, un volumen de cosecha como el proyectado por la Conab no permitirá ventas mayores a los 80 millones de toneladas. “Solo exportaremos más que eso si descubrimos más adelante en el avance de la recolección que la producción ha sido mayor y/o si nuestras existencias iniciales son más altas que las que están en consideración actualmente”. En ese sentido, el organismo brasileño estimó hoy el stock inicial en 5,30 millones de toneladas, arriba de los 4,57 millones de informe de enero.
Por ser Brasil el principal proveedor mundial de poroto de soja, lo que ocurra con su participación en el mercado exportador resulta central para el rumbo de los precios en Chicago, dado que puede implicar una menor competencia para los vendedores estadounidenses, que lograrían recuperar parte del espacio perdido en los últimos años en China. Tanto fue así que hasta que los administradores de los grandes fondos de inversión resolvieron que era buen momento para retirar ganancias, esta noticia había puesto el valor de la soja a centavos de alcanzar los 600 dólares por tonelada.
Otro dato alcista del informe publicado por la Conab fue el ajuste en la previsión de las exportaciones de harina de soja, de 17,80 a 16,77 millones de toneladas. Esto, sumado a la chance de que también las ventas externas argentinas de harina resulten menores por el descenso de la cosecha local, fortalecen la expectativa de los operadores de Chicago por ver un crecimiento de las exportaciones estadounidenses de harina. Esto ya deja de ser una especulación para convertirse en realidad.
En ese sentido, los precios de la harina corrieron la misma suerte que los del poroto de soja. Es decir, a poco de conocido el informe brasileño subieron algo más de 11 dólares y lograron alcanzar los 520,40 dólares por tonelada para la posición marzo. Sin embargo, tras la toma de ganancias de los especuladores no solo se perdió esa suba, sino que el valor de la harina cayó 8,71 dólares respecto del precio de ayer y cerró con un ajuste de 500,40 dólares por tonelada.
Firmeza local
En el mercado local las ofertas de los compradores no siguieron el rumbo del mercado externo. En efecto las fábricas elevaron sus propuestas de 416 a 420 dólares por tonelada de soja con entrega inmediata sobre las terminales del Gran Rosario. Este nuevo valor, que fue equivalente a 44.440 pesos, quedó casi en línea con los 44.489 pesos calculados por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) como la capacidad de pago de la industria aceitera exportadora.
La mejora en la plaza física también comprendió a la soja de la próxima cosecha, con ofertas de los compradores que crecieron de 400 a 410 dólares por tonelada para el grano con entrega en abril y de 400 a 405 dólares para las descargas en mayo.
En el Matba Rofex la posición mayo de la soja resignó US$0,70 al pasar de 407,20 a 406,50 dólares por tonelada.
En cuanto a la producción argentina de soja, en su informe mensual la BCR elevó de 40 a 40,50 millones de toneladas su previsión sobre el volumen de la cosecha 2021/2022, dato que quedó debajo de los 42 millones de toneladas previstos por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y lejos de los 45 millones calculados ayer por el USDA.
La superficie cubierta fue estimada en 16,11 millones de hectáreas, en tanto que el rinde promedio fue calculado en 26,4 quintales por hectárea, 1,3 quintales abajo del nivel de la campaña anterior. “Incluso el año pasado, en medio de una campaña complicada, Santa Fe y Córdoba superaron la marca de los 30 quintales. Esta vez Córdoba hace punta, con solo 29,3 quintales de promedio, casi 4 quintales menos que los obtenidos en el anterior ciclo. En producción, teniendo en cuenta la menor área sembrada y la gran caída en rinde, significa que este año habrá 2,75 millones de toneladas menos de soja en Córdoba. Un escalón por debajo le siguen Santa Fe y Buenos Aires, con 28,3 y con 28,2 quintales, respectivamente. Comparando con el año pasado, Santa Fe pierde 2 quintales y 1 millón de toneladas de producción, mientras que Buenos Aires sí recupera producción respecto del mal 2021, con una suba de 3 quintales y con 1 millones de toneladas más”, detalló la BCR.
Agregó que si las lluvias acompañan al cultivo en los próximos 15 a 20 días puede haber algunas mejoras en la perspectiva de cosecha, pero también podrían darse mayores pérdidas si se confirman los pronósticos de escasas lluvias. “Las sojas de segunda también están en una situación muy vulnerable y necesitan de agua en forma urgente para no seguir perdiendo potencial de rinde”, concluyó el reporte.
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