El director general de la consultora rusa SovEcon expresó su oposición a la guerra con Ucrania; sobre el mercado de granos señaló que en forma progresiva se están reanudando despachos del cereal y de aceite de girasol desde los puertos del Mar Negro
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“Lo que está pasando hoy es simplemente inimaginable. Siquiera pensar en misiles rusos sobre Kiev, donde viven amigos ucranianos… Me opongo firmemente a esto”, dijo a LA NACION Andrey Sizov, director general de la consultora rusa SovEcon, una firma creada en 1991 que es referencia del mercado agrícola sobre todo lo que sucede en la zona del Mar Negro, un polo exportador clave de trigo, maíz, aceite de girasol y de fertilizantes. Agregó que en las últimas semanas todo es estrés, pero, que, “afortunadamente, toda nuestra gente en Rusia y en Ucrania está a salvo por ahora”.
El “Día D” para la invasión rusa sobre Ucrania fue el jueves 24 de febrero y en el mercado de granos fue el trigo el que acusó el mayor impacto de la acción bélica –Rusia y Ucrania abastecen cerca del 30% de la demanda mundial– con alzas hasta el límite permitido para una sola rueda en la Bolsa de Chicago. Tras un aumento de 321,87 a 340,24 dólares en esa jornada, el grano fino acentuó en las ruedas siguientes una tónica alcista que lo llevó hasta marcar un récord histórico el lunes 7 del actual, con 523,69 dólares por tonelada sobre la posición marzo del cereal, que antes de extinguirse dejó su marca para las estadísticas. Luego sobrevinieron días en los que los fondos de inversión especuladores optaron por liquidar contratos para retirar una parte importante de las ganancias acumuladas en el corto pero brutal raid alcista y el valor del trigo registró un importante descenso, para cerrar hoy en 402,80 dólares por tonelada.
Tras el cese comercial desde los países en conflicto, con la navegación comercial paralizada en el Mar de Azov y restringida en el Mar Negro, ahora el mercado sigue con atención los intentos que ambos países están haciendo por reestablecer el comercio y por cumplir con un calendario de siembras que se les viene encima con el trigo de primavera y con los granos gruesos.
En un artículo publicado por LA NACION el 19 de enero, Sizov sostuvo que la posibilidad de un conflicto militar abierto entre Rusia y Ucrania era baja, “pero no cero”. Y argumentó: “Ninguna de las partes está interesada en un enfrentamiento militar, pero Rusia continúa tensando la cuerda y algo puede salirse de control”.
–Finalmente, algo se salió de control. ¿Qué pasó?
–Al principio teníamos tres escenarios: una solución diplomática de las tensiones Rusia-Occidente (90% de probabilidad); la posibilidad de una entrada limitada de tropas rusas en la zona del Donbass, luego del reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y Lugansk (9% de probabilidad), y, con una chance del 1% o menos, una invasión total. Hoy estamos en el peor y más improbable de los escenarios. No quiero especular sobre por qué Vladimir Putin –presidente de Rusia– hizo esto, pero en mi opinión, todos (o casi todos) en la elites rusas están conmocionados, porque nadie quería/esperaba esto. Supongo que Putin esperaba obtener una victoria rápida y sencilla (con el apoyo de muchos residentes ucranianos), pero eso, al parecer, se basó en un análisis erróneo previo a la invasión.
–¿Hay chances de que se restablezca el comercio desde Rusia mientras continúan los combates en Ucrania? Más allá de lo que queda por vender, ¿hay mucha mercancía vendida que aún necesita ser entregada?
–Sí, de hecho ya se están concretando nuevos acuerdos comerciales. Pocos días atrás los exportadores rusos reanudaron la compra de trigo en el mercado interno tras una larga pausa. Lo mismo pasa con las fábricas procesadoras de girasol. Los puertos rusos sobre el Mar Negro están operativos y algunos barcos entran y salen. En el Mar de Azov la navegación se está reanudando gradualmente. En cuanto a los contratos existentes antes del inicio de la guerra, hay retrasos sustanciales en la entregas, sobre todo por la interrupción del tráfico en el Mar de Azov, pero es probable que aún se ejecuten los despachos.
–¿Esa reactivación de los embarques se prevé total o será gradual?
–Para el caso particular del trigo, estamos calculando que Rusia despacharía entre 1 y 1,5 millones de toneladas durante marzo. Sin esta guerra de por medio, el volumen oscilaría de 2 a 3 millones de toneladas.
–En el contexto actual, ¿hay interés de los compradores por el trigo y el aceite de girasol rusos?
–Creo que sí, necesitan comida y necesitan obtenerla al precio más bajo posible.
-¿La desconexión del sistema Swift de una importante cantidad de bancos rusos es un golpe adicional para la compra/venta de granos?
–Lo es. Otros muchos bancos todavía están conectados y, además, hay alternativas al sistema Swift. Es cierto que algunos cajeros automáticos de bancos extranjeros se niegan a enviar transferencias a Rusia, evaluando posibles sanciones, sin embargo, la sensación es que este problema se está resolviendo gradualmente.
–Los precios del trigo ya marcaron récords en Chicago y en Europa, ahora que los fondos están retirando ganancias y las cotizaciones descienden, ¿cómo cree que seguirán los precios internacionales?
–El mercado reaccionó de forma exagerada y fue por un escenario de máxima, de un cese total de las exportaciones 2021/2022 de Rusia y de Ucrania. Ahora las exportaciones se están reanudando y los precios se están derrumbando. No estoy seguro de si la liquidación de contratos de los fondos terminó. Existe una buena posibilidad de que el trigo regrese por debajo de los 10 dólares por bushel (367,44 dólares por tonelada) en Chicago en el corto plazo. Sin embargo veo dos escenarios posibles hacia adelante: si la guerra termina en unas pocas semanas, Ucrania probablemente podrá levantar su nueva cosecha de trigo y sembrar el maíz, pero si este enfrentamiento se prolonga más de un mes y medio o dos meses quedará muy comprometida la posibilidad de levantar la cosecha de invierno de trigo ucraniano y en ese caso podríamos ver una fuerte reversión en los precios después del final de la liquidación actual.
–¿Cómo evalúa la inminente siembra de trigo de primavera en Rusia respecto de lo que se esperaba antes de la guerra?
–El trigo de primavera representa alrededor del 25% de la cosecha total de Rusia y la siembra debe comenzar en abril. Estimamos el área en 11,90 millones de hectáreas, por debajo de los 13,10 millones cubiertos en 2021. Tal vez podría ser algo mayor el área para el grano fino, ya que los agricultores podrían cambiar tierras de maíz, que es un cultivo más caro por la mayor necesidad de insumos, hacia el trigo, que podría ser una apuesta más segura.
–¿Cómo cree que se desarrollará la siembra de trigo de primavera, maíz y de girasol en Ucrania? ¿La disponibilidad de insumos, combustible y mano de obra serán factores limitantes?
–Sí, el combustible, la mano de obra, los fertilizantes, las semillas, la infraestructura dañada, todos son limitantes hoy para las siembras de maíz y de girasol. Ucrania produce principalmente trigo de invierno que se sembró hace meses, pero sobre el cual en este momento necesitan aplicar fertilizantes y eso hoy es un desafío en plena guerra. Las principales regiones de trigo de invierno de Ucrania están en el sur y actualmente hay muchos combates en esa zona.
–¿Cuáles son las mayores preocupaciones de los agricultores rusos en la actualidad?
–Obtener sus insumos a tiempo; los precios de esos insumos, que registran aumentos del 100% respecto de 2021; las cotizaciones de los granos... Esas son las preocupaciones actuales, pero no veo un escenario en el cual los productores no puedan vender sus cosechas. Cabe aclarar que los agricultores rusos en su mayoría cuentan con una disponibilidad suficiente de fertilizantes, en cambio, el suministro de fertilizantes en Ucrania podría ser relativamente bajo.
–¿Hay temor de que tras la guerra haya sanciones que depriman las ventas y los ingresos del sector agrícola ruso?
–El mayor problema sigue siendo el mismo: una regulación de las exportaciones muy estricta, mucho más estricta que la que se da en la Argentina ahora, no las sanciones. El gobierno intenta regular los precios de los cereales en rublos a través de impuestos a la exportación, mientras que los valores de los insumos se disparan en dólares rápidamente y los márgenes de los agricultores se están destruyendo.
–El decreto para prohibir la exportación de productos rusos firmado por Putin la semana pasada incluye al trigo, pero se limita a la Unión Económica Euroasiática (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán y Kirguistán, además de Rusia) y hasta el 31 de agosto. ¿Cómo se interpreta esta medida que no incluye a los grandes compradores de cereales rusos?
–Decidieron prohibir la exportación a la Unión porque temían que demasiado grano pudiera salir de Rusia a través de Kazajstán. Las entregas a Kazajstán no están alcanzadas ni por cupos, ni por las tasas de exportación, mientras que el propio país no ha introducido ninguna restricción para recibir grano ruso. Además, la moneda de Kazajstán, el tenge, se mantuvo relativamente estable en comparación con el rublo, lo que hizo que el grano ruso se volviera muy barato para ellos.
–Egipto, el principal importador mundial de trigo, decidió prohibir sus exportaciones de trigo por tres meses (el miércoles el USDA redujo de 900.000 a 500.000 toneladas su estimación sobre las ventas externas egipcias). ¿Cree que eso y la entrada de su nueva cosecha lo mantendrán afuera del mercado hasta que se normalice el comercio desde el área del Mar Negro?
–Creo que podrían intentar comprar algo si los precios siguen bajando, lo que es un escenario probable, pero afortunadamente para ellos, su cosecha comienza en mayo.
–La semana pasada el USDA redujo su proyección de exportaciones de Rusia de 35 a 32 millones de toneladas y las de Ucrania, de 24 a 20 millones. ¿Qué opina sobre estas nuevas estimaciones?
–Encuentro estas cifras razonables. Para el caso particular de Rusia, desde SovEcon a fines de febrero redujimos la expectativa de exportaciones de trigo de 34,30 a 33,50 millones de toneladas.
–¿Cómo evalúa la fuerte especulación que se genera en Chicago, muchas veces basada en noticias no del todo acertadas sobre lo que sucede en la zona de conflicto?
–La niebla de la guerra se presta para que haya mucha especulación. Supongo que muchas personas e instituciones perdieron mucho dinero en medio de los tiempos volátiles actuales. Mi consejo: seleccione algunas fuentes de noticias de calidad y confíe en ellas. Demasiada información a menudo no es buena y ese es exactamente el caso actual.
Estimaciones en Ucrania
En Ucrania, la consultora APK-Inform señaló hoy que teniendo en cuenta el mapa actual de actividad militar tras la invasión rusa, “de los 7,6 millones de hectáreas sembrados con trigo de invierno, centeno y con cebada, solo podrían estar disponibles para la cosecha 5,5 millones de hectáreas, lo que representaría una pérdida del 27,63%”.
Tras una evaluación preliminar, agregó que “solo 4,7 millones de hectáreas se sembrarían con cereales de primavera en el país en 2022 (principalmente maíz), una superficie que implicaría un descenso interanual del 39%”. La firma explicó que los combates en curso hacen que los agricultores no puedan comenzar la siembra de primavera en muchas regiones productoras clave. “La situación empeora por la interrupción de las cadenas de suministro de recursos –combustible, fertilizantes y maquinaria, además de obra– que afectarán el tamaño del área plantada y el rendimiento de los cultivos. Además, los agricultores no pueden obtener las semillas que reservaron e incluso pagaron. Esto puede causar una mayor disminución del área sembrada de maíz”, advirtió.
Respecto del girasol, APK-Inform estimó estima que el área plantada en Ucrania “disminuirá al nivel más bajo en 13 años, con 4,2 a 4,4 millones de hectáreas, lo que implicaría un descenso del 35% en comparación con 2021. Una disminución tan considerable se basa en el hecho de que la mayor parte de la actividad militar se desarrolla en las regiones clave de producción de semillas de girasol, en el sur y en el este del país. Además, hay falta de mano de obra, ya que muchas personas se unieron al ejército”.
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