Desde hace varios días escuchamos y leemos sobre intoxicaciones y muertes de animales en pastoreo, generalmente en lotes de alfalfas, causadas presumiblemente, por un escarabajo conocido como Siete de Oro.
El Astilo moteado, o Astylus atromaculatus por su nombre científico, es un pequeño cascarudo amarillo y negro, que no es considerado plaga en los cultivos. En sus estadios larvales puede consumir brotes de alguna plántula emergida o alguna semilla, pero no es considerado de gran importancia para el control en los cultivos.
Este insecto, en su estado adulto, aparece a mediados de diciembre hasta fines de marzo. Se alimenta de polen y suele vérselo todas las temporadas en los maíces sembrados en fechas tempranas, por lo que se lo considera como un insecto polinizador.
Sin embargo, la falta de lluvias, la baja incidencia de insectos y, por ende, las pocas aplicaciones de fitosanitarios, han provocado que esta especie se traslade a otros cultivos en busca de alimento.
Así, la gran concentración de este insecto durante la floración de las alfalfas hizo que se lo considere como el causante de la muerte de ganado en pastoreo, por su consumo. En principio desde INTA se encuentran investigando si esto es precisamente así o no.
Algunos trabajos en Sudáfrica así lo reportan, pero también hay quienes suponen que las intoxicaciones en el ganado podrían deberse a la presencia del conocido Uriburu, otro insecto de la familia de los Meloidos, como lo es el Bicho moro, que también causa lesiones por ingesta o contacto.
Retruco
Mientras esperamos los resultados de las investigaciones realizadas y sea quien sea el responsable de las intoxicaciones en los animales, podemos hacerle frente a la situación, evitando la exposición de los animales a este insecto.
En Casafe solemos hablar de los conceptos de riesgo, peligro y exposición. Y este caso no escapa a esta situación: el peligro estaría dado por la presencia de altas concentraciones del Siete de Oro u otro insecto de la familia Meloidos.
Alguna de estas especies estaría segregando, algún tipo de toxina, que intoxica a los animales en pastoreo. Es aquí donde, debemos disminuir la exposición de los animales al peligro, minimizando la posibilidad de ingesta de estos insectos para así reducir el riesgo de intoxicaciones. Pero ¿cómo hacemos esto?
En primer lugar, debemos monitorear. Es decir, recorrer el lote previo al pastoreo para identificar la presencia del Siete de Oro en las inflorescencias de los cultivos, y/o en los “ramilletes” que se forman. Esto mismo deberíamos realizar antes de un corte de las alfalfas para henificar. Ya que la concentración de este insecto en los fardos o rollos henificados podría causar la intoxicación de los animales que lo consuman. Otra opción, sería cortar la alfalfa, y esperar a que las flores se sequen. De esta forma el Siete de Oro, se disiparía en busca de otras flores, bajando así su concentración.
En relación con los controles químicos, no hay en el mercado productos destinados al Astylus. Además, su empleo puede afectar la fauna benéfica presente en las pasturas. Por eso, el reconocimiento y monitoreo son las mejores opciones al momento de definir el pastoreo de pasturas en floración y de las alfalfas. Aplicá estás recomendaciones y ganale el mano a mano al siete de oro.
El autor es coordinador Regional de Casafe por Buenos Aires y La Pampa
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