A la ingeniera industrial Guadalupe Covernton, ligada al campo, la sorprendió una referencia a los fitosanitarios como “agrotóxicos” en una escuela en Rosario de su hijo de 14 años
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“El campo no es enfermedad ni muerte. El campo es futuro, es alimentos. Es el motor de la economía en un país agroindustrial”.
Con 39 años y toda la vida vinculada a la actividad agropecuaria, en asociaciones y empresas, para la ingeniera industrial Guadalupe Covernton que a los estudiantes les estén brindando información errónea sobre la manera en la que se trabaja en el campo no está nada bueno.
Todo comenzó cuando días atrás su hijo Juan, de 14 años, terminó su clase virtual de Tecnología en Rosario y le mostró unos videos educativos proporcionados por el colegio. Allí se decía que los fitosanitarios utilizados en los diferentes cultivos causaban cáncer y muerte. Luego, le contó que con ese material debían responder una serie de preguntas tales como cuáles son los “agrotóxicos” más utilizados en el país.
“En mi casa se respira campo de toda la vida. Tanto mi marido como yo estamos en la actividad y mis hijos viven con total naturalidad y orgullo nuestro trabajo”, dijo Covernton en diálogo con LA NACION.
“Ese día que vino Juan con el planteo de que el campo envenena me llenó de preocupación porque no solo se expuso la desinformación que tienen del tema sino que mi hijo podía pensar que sus padres eran considerados envenenadores del medio ambiente”, añadió.
Ahí nomás y con la anuencia de Juan, le escribió a la profesora para pedir la oportunidad de contarle a los chicos de la ciudad una realidad rural muchas veces lejana para ellos, que solo acceden a conocerla través de las redes sociales.
“Estimada Sandra te escribo porque estuve viendo el último trabajo de tu materia relacionado con los peligros de los productos fitosanitarios y los efectos negativos que producen y me encontré con muchos datos confusos y un mensaje que me preocupa enormemente”, le dijo.
“Me gustaría pedirte un espacio para conversar con ellos y contarles los desafíos de la seguridad alimentaria global, la producción de alimentos y que conozcan el trabajo que se hace en el país por garantizar las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y el manejo eficiente y responsable de fitosanitarios”, le planteó.
Inmediatamente, la docente le agradeció su interés y se mostró predispuesta para avanzar en el pedido de Covernton. Quedaron en organizar una clase con especialistas del tema. Desde ese momento, varias asociaciones y organismos que trabajan en el fomento de las BPA se ofrecieron para acompañarla en el armado de la charla educativa.
En este contexto, señaló la importancia que tienen los educadores a la hora de brindar contenidos de este tipo a los estudiantes “porque están formando al futuro productivo del país”.
“Es un rol fundamental y deben dar información fidedigna y no sesgada. Es un tema sensible para la sociedad y hay que tomarlo con seriedad. Como en todas las actividades económicas, habrá quien no hace las cosas bien pero no por eso se puede generalizar con algo así. Hay cada vez más productores que trabajan de manera responsable, protegiendo el medio ambiente y la sustentabilidad para las generaciones futuras”, aseguró.
“No hay que negar que todo se hace bien. Permanentemente hay cosas para corregir y mejorar. Sabemos que los fitosanitarios, como muchos otros químicos que se usan en otros sectores, son peligrosos pero existen maneras efectivas de mitigar los riesgos si uno trabaja con precauciones en la manipulación de ellos”, agregó.
Para la ingeniera, el sector tiene un gran desafío por delante. “Debemos mejorar la comunicación. Hace tiempo que en los mensajes que lleva adelante el sector existe un déficit y es allí donde también debemos direccionarnos”, cerró.
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