Cierre de año, balance, mucho por analizar, por agradecer, por valorar, por pensar y, sobre todo, por proyectar. De eso se trata. Siempre hay que proyectar, pese a todo, y a todos. La Argentina es un país donde permanentemente la sensación de “pinchada de globos” es constante, muchos sienten y sentimos que en muchas situaciones de la vida las cosas se mancan: nunca es momento para invertir, para cambiar, para viajar, para nuevos proyectos, nunca, y ese nunca es nunca.
Pero, ¿qué tal si lo cambiamos y decimos sí, siempre es momento para hacer todo eso que no pensamos ni podemos hacer? Por qué no empezar ahora, en este nuevo año. Ya sabemos lo que pasó en 2021, otro año duro para todos, en mayor o menor medida todos sufrimos algo y, cuando pensamos que la pandemia comenzaba a pasar…otra vez “sopa”. Volvieron los contagios, no tan severos gracias a Dios. A seguir cuidándonos. Esto todavía no terminó.
Pero si hay un sector que nunca para, que siempre apuesta, que pese a las fiestas, al calor, a la falta de agua, a las acciones de un Gobierno que no entiende que, en vez de presionar con impuestos, falta de previsibilidad, falta de escenarios y perspectivas, incertidumbre permanente, restricciones, y más impuestos, brecha del dólar enorme, etc. siempre está ahí, “bancando las paradas”, es la agroindustria y fundamentalmente los productores que son el primer eslabón de toda esta gran cadena. Y ver eso, sentirlo, palparlo hace que sea optimista.
Hay tanto alrededor. Ver que hay muchas cosas grandes que están ahí, existen, salen a la luz, muchas, distintas, de futuro, de actualidad y de perspectiva. Hay tantos ejemplos. El “agro”, hablando de manera genérica, da mucho, y va a dar mucho.
Hay inversiones, hay fondos que están invirtiendo en proyectos de innovación y tecnología diferenciadora, hay muchos unicornios y empresas de agtech que vienen y vendrán para ayudar a ser cada vez mejores en esta industria, hay productores y empresas que adoptan tecnologías que hacen más eficientes sus negocios y producciones.
Oportunidades
Hay mucho hecho y se va a hacer en y dentro de la bioeconomía. Hay un presente y futuro enorme desde el agro para la sociedad en general allí. Hay tecnologías de cultivos que salieron este tiempo de nuestro país y empiezan a ser reconocidas en el mundo como el trigo HB4, que tiene realidad, actualidad y gran futuro.
Hay proyectos de hidroponía en varios lugares del país donde las producciones de alimentos de consumo masivo serán más simples, eficientes, de mejor calidad, hay proyectos sobre la proteína vegetal y harinas proteicas que proviene fundamentalmente de las legumbres, donde aquí tenemos un potencial enorme en todo el país.
¿Quién hubiera dicho que hoy gran parte de lo que pasa en las producciones agrícolas y ganaderas se pueden manejar desde un celular? Si me dicen que en muchos lugares del país las conexiones son malas, es verdad, pero eso de a poco -cuando lo entiendan los que toman decisiones- va ir mejorando.
Hoy se hacen operaciones comerciales y se venden nuestros productos desde un teléfono. Hay tanto para hacer. Sé que hubo y hay problemas, que hay cosas y acciones que “de la política” nos hacen enojar, que se toman decisiones que no se entienden, que todos los días en este gran segmento de la economía que es la agroindustria y en muchos más sentimos que se lucha contra molinos de viento, que hay desilusiones permanentes.
Sí, eso pasa, pero se puede cambiar. Se puede. Miren estas dos frases que me hicieron pensar:
- Durante todo el 2021 se fueron de la Argentina 100 personas por día
- La Argentina que importaba abuelos hoy exporta hijos. Ambas frases me hicieron volver a redoblar la apuesta. Este es mi país, y aquí quiero empujar para que las cosas cambien o mejoren. Cada uno desde su lugar puede hacer algo. Independientemente de determinadas personas que circunstancialmente estén en lugares de toma de decisiones que no compartamos.
Cada uno y todos juntos podemos hacer algo. Comencemos el 2022 pidiendo a Dios que ilumine nuestro camino, el de los gobernantes, el de que los que toman decisiones -como dice mi gran amigo Esteban Bullrich no hay personas imprescindibles, hay actitudes imprescindibles-. El de los que vendrán después y, fundamentalmente, el de todos y cada uno de los argentinos.
Somos un gran país. ¿Por qué no cuidarlo? Desde la agroindustria, pilar y motor de la economía. Por más que por momentos se sienta el cansancio de muchos años de frustraciones, esa fuerza que viene del interior está latente y se renueva cada año, cada campaña. Empujemos, pese a todo. Depende de todos nosotros. Yo soy optimista y “decido” que este 2022 va a ser un gran año.
El autor es gerente General de ChacraServicios y director General de CONFIagro. Fue ministro de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires (2015-2019)
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