En una jornada en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Ivo Sarjanovic, extrader y exvicepresidente de la filial suiza de Cargill, y Alan Futerman, profesor de Economía en la UCEL, analizaron los factores que influyen en torno de los distintos commoditites
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Ante el contexto inflacionario internacional e interno que se observa en 2022, surge la pregunta de cómo cubrirse ante este fenómeno negativo. Hay distintas herramientas, pero una de las más mencionadas es el atesoramiento de commodities (granos, metales preciosos, minerales, etc).
Sin embargo, esta supuesta cualidad defensiva de las materias primas tiene exigencias para su efectivo cumplimiento. Es decir, no siempre las commodities son una coraza impenetrable contra el aumento incesante de precios. Y puede ocurrir que, en algunas circunstancias, generen el resultado contrario.
El tema está vinculado a los productores agropecuarios y demás integrantes de las cadenas agroindustriales, entre quienes está difundida la conducta de “sentarse” sobre la mercadería y esperar para vender en un momento más favorable como refugio frente a la inflación crónica de nuestro país.
La cuestión fue tratada en una reciente reunión desarrollada en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires por Ivo Sarjanovic, extrader y exvicepresidente de la filial suiza de Cargill, y Alan Futerman, profesor de Economía en la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (Ucel), autores del libro “Las materias primas como una clase de activo”, donde se trata este tema y otros como la oferta y demanda de granos, las políticas monetarias mundiales, las criptomonedas, el cambio climático, la transición energética y la bioenergía.
El reciente rally de precios de los granos
Sarjanovic clasificó a los commodities como fuente de cobertura contra la inflación en tres categorías: los vinculados a la energía (por ejemplo petróleo); los de origen agropecuario (cereales, oleaginosas) y los metales y minerales (oro, cobre).
Dentro de la segunda categoría, en los últimos años se advierte un aumento de precios de las commodities agrícolas que llama la atención de los operadores, aunque los valores actuales son menores a los de la década de 2000, si se miden en moneda constante.
“Durante 2020, el precio de los granos cayó por el cierre de las economías de muchos países por la pandemia. Luego hubo una recuperación natural al atenuarse las restricciones sanitarias y finalmente tuvo lugar un aumento de precios reales porque los países empezaron a demandar nuevamente más granos, madera, metales y otras materias primas”, rememoró Sarjanovic.
“La suba también estuvo fogoneada por efecto de las políticas monetarias expansivas: gran parte de la inflación de Estados Unidos y de Europa tuvo su origen en la emisión de moneda, igual que en la Argentina, aunque en distinta medida”, agregó.
Luego, el especialista analizó los factores que provocan los desvíos de precios respecto de la tendencia de largo plazo. Según su opinión, los más importantes son el clima, los fundamentos de los mercados, las perspectivas de inflación y las tasas de interés.
Un papel relevante también lo juega la cotización del dólar: es conocido que, en términos generales, con un dólar caro los precios de las commodities bajan y viceversa. Sin embargo, Sarjanovic advirtió que este comportamiento puede ser modificado por alteraciones bruscas de otras monedas, como ocurrió recientemente con el yuan.
Asimismo, indicó que generalmente hay correlación entre el crecimiento del producto bruto de los países y el aumento de precios de las commodities. Y su contrapartida: cuando hay perspectivas de recesión en varios de ellos, no se genera un marco favorable para el valor de las materias primas.
Precauciones al retener commodities
En la práctica, para utilizar a las commodities como un hedge (cobertura) contra la inflación, hay que tener en cuenta varios factores. En primer lugar, se debe analizar cómo es la tendencia del mercado de ese commodity: si es hacia el alza o a la inversa respecto de la cotización spot (disponible).
“Normalmente, en procesos inflacionarios, la tendencia de la curva de los commodities debería ser ascendente”, proyectó, a su turno, Alan Futerman. No obstante, en estos casos hay que considerar el efecto del inflación sobre las cotizaciones futuras. Por ejemplo, si la soja de la posición noviembre de 2024 cotiza a 580US$/t en Chicago, su valor real es menor al tener que descontar la inflación que se prevé hasta ese periodo en Estados Unidos.
"Normalmente, en procesos inflacionarios, la tendencia de la curva de las commodities debería ser ascendente"
Alan Futerman
Vinculado al anterior, Alan informó que desde 1960 hasta 2021 solo los metales le ganaron a la inflación; las commodities agrícolas quedaron atrás cumpliendo la premisa que dice que la tendencia de sus precios reales es declinante a largo plazo por efecto del aumento de productividad. Expresado de otra manera: las commodities agrícolas no son un buen hedge para defenderse de la inflación cuando se considera un número grande de años. La situación puede ser distinta para estrategias de corto término, cuando se entra y se sale en los momentos adecuados y con determinado commodities agrícolas, no con todos.
Recomendaciones prácticas
En la parte final de la exposición, Futerman resaltó que no todos las commodities funcionan igual como defensa contra la inflación y reiteró que es muy importante “elegir muy bien los momentos de entrada y salida”.
En ese sentido, avisó que “cuando los precios son muy altos, la demanda busca otros destinos para sus fondos y se frena la tendencia al alza”. Además, cuando las commodities agrícolas están muy disparados, tierras marginales se agregan a la producción y también afectan negativamente los precios.
Futerman resaltó que para obtener un buen resultado manejando commodities hay que analizar con detenimiento la tasa de interés. “Ante contextos inflacionarios, generalmente los bancos las suben y eso juega en contra del precio de las materias primas”, advirtió.
Asimismo, alertó sobre la importancia el contexto: para que las commodities funcionen como hedge contra la inflación, deben sumarse permanentemente noticias alcistas.
Otra recomendación se refirió a la oportunidad de las operaciones: “cualquier posicionamiento tardío da exposición a alto riesgo de pérdidas como consecuencia de una potencial baja”, previno.
Luego subrayó que no todas las familias de commodities reaccionan igual frente a las expectativas de inflación. Por ejemplo, los productos agrícolas pueden reaccionar más rápido con aumento de la oferta que los commodities energéticos.
También resaltó que la reacción de las autoridades monetarias de los países frente a la inflación es una amenaza para quienes compran o retienen commodities para el protegerse de la suba de precios.
Finalmente, reveló que la transición energética -de los combustibles fósiles a energías limpias- puede generar cambios en las relaciones entre las commodities en el futuro. Por ejemplo, por los biocombustibles, puede haber mayor vinculación de las materias primas agrícolas con commodities energéticos. Algo parecido pueden provocar los autos eléctricos en las relaciones entre el litio y commodities energéticos.
En síntesis: no siempre es cierto que “sentarse” sobre cualquier grano será conveniente para defenderse del aumento generalizado de precios. Esa conducta es válida si se incluye dentro de una estrategia y una planificación que tenga en cuenta la constelación de factores que influyen sobre el valor de las commodities y sobre factores exógenos a ellos, como la economía y la política de todos los países del mundo.
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