La agricultura extensiva (maíz, soja, trigo, etc.) que se cultiva a lo largo de millones de hectáreas en la pampa húmeda es un refugio de valor para administrar cash flow en contextos de incertidumbre. Como en la Argentina la incertidumbre es permanente, la tarea del gerente financiero (CFO) es titánica. Para ello, el agro es un socio estratégico.
La resiliencia (entendida como la capacidad para adaptarse) es necesaria pero no suficiente en la macro nacional. El CFO debe desarrollar la antifragilidad (la capacidad de beneficiarse del desorden/volatilidad). Dicho en llano, es insuficiente planificar para intentar adecuarse a los cambios; superador es planificar para favorecerse frente a los cambios.
La antifragilidad es propia de cualquier sistema que perdura en el tiempo, es una característica de la naturaleza (intrínsecamente antifrágil). Para quien le interese profundizar el tema de antifragilidad, recomiendo leer la obra de Nassim Taleb.
La presión devaluatoria en este año electoral es un contexto apto para ejercer antifragilidad. El agro, más precisamente la agricultura axtensiva de la pampa húmeda, es el sector ideal para colocar fondos, en vistas de quedar bien posicionado frente a cambios bruscos y estresantes de las variables macroeconómicas (volatilidad de alto voltaje). Naturalmente, al tratarse de granos exportables, el activo subyacente es el dólar, por lo cual la actividad agrícola actúa de cobertura (hedge) natural.
En línea con ello, la financiación directa al productor (dólar linked) nace como un nuevo producto de inversión, alternativo/complementario a lo existente; perteneciente a un asset class altamente competitivo. La duration (“a cosecha”) es un plazo difícil de encontrar en bonos corporativos (ONs) y representa un riesgo distinto (al menos más solvente) que los bonos soberanos.
Como elemento de cobertura de moneda, no requiere reposición diaria ni garantías como si lo exigen los derivados financieros (futuros dólar en este caso). La correlación con otros activos financieros es baja (como también el riesgo de paridad) por lo cual beneficia la optimización de carteras. Si bien es algo novedoso, todo responsable de tesorería en la Argentina debería analizarlo dentro de sus estrategias.
Bamba, plataforma fintech del agro, está desarrollando este tipo de productos de inversión/financiación, vinculando digitalmente inversores con productores agropecuarios en una verdadera simbiosis antifrágil. Es interesante ver como la aplicación tecnológica puede generar soluciones concretas para necesidades concretas.
Convencido de que el agro es el motor de nuestra economía nacional, enfatizo la idea de que todo CFO en la Argentina debe considerar al sector como aliado (y hedge natural) para el manejo financiero de sus compañías.
El autor es socio de Agrifex (www.agrifex.com)
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