En Los Surgentes, en el departamento de Marcos Juárez, se redujo de 20 a 30% la siembra de trigo y hay incertidumbre por el maíz; en lo que va de 2022 faltan 368 milímetros versus lo registrado en 2021
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LOS SURGENTES, Córdoba.- Solo quedaron las huellas de la rueda de la fertilizadora de cuando hace unos meses Gabriel Pellizzon, de 53 años, empezó a preparar el lote para la campaña de trigo, que finalmente por la falta de lluvias nunca pudo sembrar. En esta región del departamento cordobés de Marcos Juárez también se ven los efectos de la sequía tal como ayer contó LA NACION para el caso de Bigand, en Santa Fe: los productores tuvieron que reducir en torno de un 20% la siembra del cereal y ya descuentan una pérdida de entre el 20 y el 30% en el potencial de rinde. En esta localidad, que forma parte de una recorrida de este medio por la zona agrícola núcleo, los números son elocuentes: llevan registrados en lo que va del año 196 milímetros, por debajo de los 564 mm a igual fecha de 2021. Son 368 mm menos.
Por efecto de la falta de precipitaciones, entre otros factores, la Bolsa de Cereales de Córdoba estimó las hectáreas sembradas en el departamento de Marcos Juárez en 150.000, una superficie menor a las 193.959 hectáreas del último ciclo agrícola. En esta provincia, según información del Sistema de Información de Sequías para el Sur de Sudamérica, menos del 1% del territorio se puede contabilizar como “no seco”. El resto enfrenta diferentes grados de sequía.
Si bien hace un par de semanas en el centro y el sur de Córdoba hubo un evento de lluvias que dejó entre 10, 20 y hasta 25 mm y mejoró la condición del trigo, faltan entre 100 y 150 milímetros para salir de la condición de sequía, según sostienen en tanto en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Al 17 del actual, el 40% de la región núcleo estaba bajo una condición de sequía y el resto con “escasez hídrica”.
En esta línea, de cara a la campaña de granos gruesos, que se iniciará el mes próximo con el maíz y tiene a esta provincia como líder indiscutida en el cultivo, “está faltando mucha agua”. Por ello, aquí hablan de que va a ser una campaña mucho más defensiva, con menos inversión, más soja y una reducción en maíz. A nivel nacional ya se estiman unas 400.000 hectáreas menos de ese cereal.
“Estuvimos esperando la lluvia, pero nunca llegó. Este lote [por el del trigo], al igual que muchos otros de la zona, los fertilizamos en tiempo y forma para un cultivo de ciclo corto, pero por la sequía no lo pudimos sembrar. Acá hay una inversión de aproximadamente unos 120 dólares por hectárea que vamos a tratar de aprovecharla con maíz, pero sabemos que la ineficiencia de haber aplicado cuatro meses antes un fertilizante es bastante grande”, lamentó Pellizzon. “Comenzamos con una perspectiva de año neutro [en materia de clima] y se terminó confirmando el año Niña”, agregó el productor.
Con la advertencia de otra campaña con precipitaciones por debajo de lo normal, hizo un análisis del agua útil al metro de profundidad en los lotes para así poder elegir los que tenían más acumulada (para un trigo de 3500 kilos se requieren 300 mm de agua). El problema fue que con los resultados que arrojó el estudio Pellizzon tuvo que reducir en torno de un 50% la superficie que sembró respecto a la campaña pasada. Solo hizo 290 hectáreas.
En la tierra que lo vio nacer, y que desde hace un siglo que su familia la produce, también estima una reducción de los rindes. El año pasado sacó 5000 kilos y en 2022 calcula solo 3000.
Además de ser productor agrícola, presta servicios de siembra, pulverización, cosecha y transporte en zonas aledañas. Lleva un relevamiento de las lluvias de los últimos 120 años. Ejemplificó que en abril de este año, antes de la siembra, llovió 45 mm, casi la mitad del promedio histórico de 120 años.
“Para el maíz hoy no está cargado el perfil. Lo que significa que la siembra se va a seducir a los mejores ambientes, los que tengan napa y se van a retrasar las fechas de siembra”, indicó.
A unos 50 kilómetros de Los Surgentes, en su campo en Monte Buey Nelson Romagnoli recorre los lotes de trigo. “Siempre tratamos de hacer un 33% de cada cultivo (trigo-maíz-soja), pero este año por la sequía en el periodo de siembra tuvimos que dar de baja algunos lotes y no hemos llegado al porcentaje deseado. Además, tuvimos que sembrar ciclos largos porque los cortos nos íbamos a quedar sin humedad”, indicó el productor que redujo el área sembrada del cultivo de invierno a 15%.
Desde hace más de 40 años que es productor agropecuario. Junto a su hermano Gustavo, Romagnoli lleva adelante la empresa familiar de producción agrícola ganadera que explota campos propios y alquilados en unos 120 kilómetros de radio de Monte Buey.
Explicó que como en la zona es normal que de mayo hasta mediados de septiembre no llueva de manera importante, el trigo se abastece en gran parte con la napa de agua, pero después de dos años con efecto La Niña la napa que estaba entre un metro y dos, pasó a entre 3 y 4 metros.
“Al cultivo se le hace muy difícil extraer de esas profundidades el agua, entonces el trigo depende más de la lluvia. Por eso necesitamos que llueva bien a partir del 10 de septiembre y que este próximo mes no vengan temperaturas muy altas”, comentó.
No obstante, los lotes que sembró hasta ahora con el cereal están “buenos o muy buenos” porque tuvieron en la zona una lluvia que, si bien fue pequeña para esta época, permitió que los lotes “sigan en carrera” a la espera de algunas otras precipitaciones.
“Estamos preocupados porque se empieza a hablar de que se vaticina una Niña y mientras viene bajando la napa va a haber menos agua disponible en los suelos y, a su vez, menores precipitaciones”, precisó.
Santiago Lorenzatti, de 48 años, ingeniero agrónomo, asesora empresas agropecuarias que bajaron de 25% a 30% la superficie con el cereal.
“Venimos con un déficit bastante importante de lluvias, no tuvimos una recarga en el otoño y, si bien los trigos se pudieron implantar bien porque había humedad superficial, arrancamos con entre un 50 y 70% de la recarga máxima de agua en el suelo. Las perspectivas de rendimiento ya tienen una restricción. En septiembre sería fundamental una recarga de 50 a 60 mm para asegurar buenos rendimientos en trigo”, indicó.
Hoy ya están en un 20% abajo del potencial de rinde en un año normal. “Los trigos están aceptables, pero ya tenemos un recorte sobre el rinde esperado y, en la medida que no llueva, eso va a ir cayendo”, agregó.
Si bien en la zona hace 15 días llovió 20 milímetros, fueron “muy erráticos”. Detalló: “Es lo que permite que hoy no estemos con recortes mayores de rindes”.
Al igual que Romagnoli, indicó que las zonas sin napas quedarán supeditadas a las recargas de posibles precipitaciones en primavera. Para el maíz, la estrategia sería ir a siembras más tardías, sobre diciembre, mientras hacer en septiembre y octubre la implantación solo en los mejores ambientes con napa.
“La estrategia va a ser más defensiva o sea buscar rindes medios y estables, más que explorar picos grandes de rendimiento”, agregó.
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