Tras la crisis de la pandemia y en medio del conflicto en Ucrania, que provocaron una incertidumbre global, los expertos señalan que la región tiene una “enorme responsabilidad” para evitar futuras crisis
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ROSARIO.- La política agoalimentaria global quedó afectada por la pandemia del Covid 19 y por la invasión de Rusia a Ucrania. En tres años, el número de personas que padecen hambre o dificultades para acceder a una dieta básica a nivel mundial se incrementó en 350 millones de personas, según datos de la FAO. En ese contexto, los países del Mercosur tienen la oportunidad no solo por cantidad sino por formas de producir, de exhibirse como región proveedora de alimentos. Pero, al mismo tiempo, también crecen las exigencias para el cuidado del ambiente, como las que fijó la Unión Europea en su Pacto Verde para el 2030.
Estos fueron los ejes de una de las mesas del 30mo. Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) “A suelo abierto”, que comenzó hoy en esta ciudad, y de la que participaron Manuel Otero, director del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA); Viktoria Lovenverg, jefa de la Delegación de Comercio de la UE en la Argentina; Carlos Cherniak, representante argentino en la FAO y Diego Guelar, exembajador argentino en China y Estados Unidos, entre otros países.
“En alimentos, los países del Mercosur de cada dólar que importan, exportan diez”, destacó Otero en referencia al potencial que ofrece la región, a la que ponderó no solo por su capacidad productiva sino por la posibilidad que tienen de ofrecer tecnologías y conocimiento para la agricultura, como el sistema de siembra directa.
Guelar, en tanto, destacó que el conflicto en Ucrania, que involucra a países líderes en la producción de trigo, maíz y aceite de girasol, más que una oportunidad de negocios representa una “enorme responsabilidad” para la Argentina en su calidad de exportador de alimentos.
Una de las vías para cumplir con ese papel es el de los acuerdos de comercio. “Deberíamos cumplir con el artículo 75 de la Constitución Nacional, en el punto que establece que los tratados internacionales tienen preminencia sobre las leyes locales”, sostuvo en referencia con la necesidad de fortalecer el Mercosur.
El exembajador recordó que está pendiente la puesta en marcha del tratado de la UE con el Mercosur. “Es un mercado de 800 millones de personas”, dijo. No obstante, remarcó el atraso que tiene el Mercosur en firmar acuerdos de libre comercio con China o Estados Unidos, pese a que estos dos países los ofrecieron hace varias décadas.
“Borges decía que la puerta abría al hombre, pero nosotros tenemos la oportunidad de abrir una puerta hacia el futuro”, dijo.
Además del desafío de aumentar la producción para evitar crisis alimentarias, la región enfrenta el reto de adaptarse al cambio climático y a las medidas que están tomando otros países, como los de la UE, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Debate
Al respecto, en el panel del Congreso de Aapresid hubo un contrapunto entre la representante de la UE y el diplomático argentino que cumple funciones en la FAO. Lovenberg explicó que la UE tiene en marcha el Pacto Verde por el cual para el 2030 prevé, entre otras medidas, bajar en un 50% el uso de plaguicidas, un 20% el de fertilizantes, 50% el uso de productos veterinarios que provoquen resistencia microbiana y que el 25% de las tierras agrícolas estén destinadas a la agroecología. “Es un cambio radical e indispensable, la alternativa es mucho más costosa”, sostuvo, en referencia a las posibles consecuencias del agravamiento del cambio climático.
Por su parte, Cherniak advirtió que los países europeos están llevando adelante una ofensiva diplomática en las instituciones internacionales con temas que entran en colisión con el modo de producción de los países del Mercosur. “Sucedió en la reciente cumbre de alimentos que promovió el secretario general de la ONU que no dio visibilidad a los productores y al comercio agrícola”, señaló. Contó que en la FAO se presentaron distintas iniciativas contra el uso de fitosanitarios o plásticos en agricultura. “Las frenamos junto con Brasil, Estados Unidos y Australia”, dijo.
No obstante, también resaltó que, a pesar de las diferencias de concepto, hay un diálogo fructífero con los diplomáticos europeos. “En los últimos años vemos que hay una disposición a hablar porque no conocen las formas de producir en nuestra región”, dijo Cherniak. “La sostenibilidad es social, ambiental económica”, recordó y destacó que hay “responsabilidades diferenciadas” entre los países más desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo respecto de su papel en la emisión de gases de efecto invernadero.
Lovenberg, a su vez, destacó que hay oportunidades de cooperación entre la UE y la Argentina en materia de tecnología para la producción, particularmente para la que contribuye al cuidado del ambiente. “La Argentina es muy escuchada cuando habla del agro, tenemos programas para asociarnos”, destacó.
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