Según un estudio de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín, tendrá un 2,1% de efecto en el PBI; los camioneros se perderán más de 500.000 viajes
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El derrumbe en las producciones de soja y de maíz a causa de la sequía tendrá “efectos significativos en la economía nacional” y, además, “afectará significativamente la situación fiscal” del país. Su repercusión sobre el PBI ascenderá al 2,1%. Habrá, también, “irremediablemente” un golpe a los ingresos de la población.
Estas proyecciones, entre otras, se desprenden de un informe realizado por Adrián Gutiérrez Cabello y Agustina Ciancio, de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín. Los autores evaluaron también el impacto de la sequía en aspectos críticos como cuántos viajes menos se harán por camión para soja y maíz: esta cuenta da más de 500.000 traslados menos. En los cálculos globales se contabilizó la pérdida ocasionada por el trigo.
Para los especialistas, la pérdida proyectada de 7,8 y 8 millones de toneladas de soja y maíz, respectivamente, ocasionará una caída en la recaudación que superará “los 2300 millones de dólares, casi el 0,5% del PIB”.
“Sobre una pauta esperada de déficit fiscal en el presupuesto de 1,9%, esta sequía afectará significativamente la situación fiscal. Si además se suma el efecto sobre el cultivo de trigo, los recursos fiscales tendrían una pérdida cercana al 0,6% del PIB”, agregaron.
Gutiérrez Cabello y Ciancio precisaron, analizando la repercusión sobre el PBI, que la sequía tendrá un impacto económico del 1,5% del PBI por soja y maíz. “Si se considera la reducción en la producción de trigo, este efecto crece al 2,1% [vale recordar que las bolsas de cereales relevaron una merma de casi el 50% en la producción de este cereal]”, expresaron.
En los datos generales se ve que las provincias verán mermados ingresos a causa de esta debacle productiva. “Tendrán un descenso en los ingresos fiscales proyectados de 67 millones de dólares entre soja y maíz, y de 100 millones de dólares, si se contabiliza el efecto del trigo”, puntualizaron.
En este marco, el efecto sobre la entrada de divisas será importante, según consignaron en el informe. En rigor, entre maíz y soja dejarán de ingresar US$7400 millones. A esto hay que sumar otros US$4000 millones que no lo harán por el trigo.
“La pérdida estimada de 7,8 y 8 millones de toneladas de soja y maíz, respectivamente, tendrá efectos significativos en la economía nacional, tanto por su volumen como por su valor de producción”, indicaron. Luego abordaron cómo se sentirán los efectos en otras actividades y que incluso habrá una afectación para la población en general.
“Todas las actividades industriales y de servicios que se generan en torno a estos productos se verán muy afectados, como los casos del transporte de carga y los servicios asociados a la actividad agrícola. La caída en la facturación tendrá un impacto directo en los centros productivos por el menor ingreso que tendrán los productores, a la vez que afecta a todos los servicios que se generan por la producción. De este modo, la pérdida de ingresos irremediablemente afectará en forma indirecta a los ingresos de la población”, explicaron.
Cultivos
Más allá de los números generales, Gutiérrez Cabello y Ciancio hicieron un desagregado por productos.
En soja, según los autores “la pérdida en ventas sería al equivalente de 590.000 millones de pesos (7.800.000 toneladas) que afecta a las economías regionales, con una sustantiva pérdida de actividad económica local”.
En el informe se calculó una pérdida equivalente a 10.442 pesos por tonelada de soja donde el 60% se explica por el flete, secado (17%) y comisión de acopio (14%). Si la pérdida es total y no hay cosecha, “la actividad económica de estos servicios se reduce en 15.342 pesos por tonelada”.
Como por cada millón de toneladas menos se pierden unos 33.333 fletes, considerando 30 toneladas por camión, para una pérdida de 7,8 millones de toneladas, equivale a 260.000 viajes en camión, ida y vuelta, que no se realizarán.
“La caída en la facturación del sector transporte, de acuerdo con los valores vigentes (Catac) a febrero de 2023 es de 48.530 millones de pesos”, dijeron. Agregaron que con un menor movimiento el consumo de gasoil caerá en 47,84 millones de litros.
En soja, la recaudación de tributos nacionales retrocedería $45.975 millones. Aquí se consideraron el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Ganancias, Débitos y Créditos Bancarios y el Impuesto a los Combustibles.
Según el estudio, la baja en los ingresos fiscales por retenciones es de alrededor de 306.000 millones de pesos (1600 millones de dólares aproximadamente).
Respecto del maíz, la disminución de las ventas, con 8 millones de toneladas menos, sería de 476.450 millones de pesos. Para las actividades posteriores a la cosecha se descuenta una pérdida de 9480 pesos por tonelada no producida donde dos tercios se explican por el transporte a puerto, el secado del cereal con un 18% y la comisión de acopio, con 10,5%. Si no se cosecha nada, en ese caso la pérdida por tonelada sube a $11.700. A esto hay que sumar 266.700 recorridos menos por camión y una merma del consumo de gasoil de 49 millones de litros. El transporte resignará 49.100 millones de pesos.
Para los autores, las 8 millones de toneladas de maíz perdidas representarán para la recaudación de tributos nacionales una poca de 34.673 millones de pesos en forma directa. En tanto, la baja por retenciones se ubicaría en unos $57.000 millones o US$300 millones.
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